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Mensaje por Kael Q. Baker-Arnolth Vie Jul 02, 2010 10:22 pm

Cuando sintió de nuevo los labios de Melanie, la cargó con ternura, y sin camisa ni nada, desaparecieron ambos de ahí, ambos comiéndose la boca.
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Mensaje por Clarissa B. D'Angelo Dom Jul 04, 2010 5:51 pm

La suave brisa le llevaba un suave sabor salado a los labios carnosos a la muchacha de larga melena azabache totalmente decontrolada, con indómitos mechones que se interponían en su campo de visión. Acostumbrada ya a aquella rebeldía la mujer de joven apariencia ni se inmuta un instante, mantiene sus manos firmemente metidas en los cortos pantalones vaqueros.
Sus pies se mueven guíandola sin rumbo fijo, probablemente con el destino de que se perdiese ya que su sentido de la orientación jamás ha sido el mejor y por supuesto Clarissa jamás se ha molestado en arreglar aquel pequeño defecto que sin dudas sería el mínimo de todos los que tenía. Solo hay una cosa de su entorno que es capaz de reconocer, no porque lo haya visto anteriormente, sino sencillamente por lo popular que era aquella estatua de bronce encima de las rocas. La sirenita. No, no es que despertase en masa su interés pero realmente si una mariposa era capaz de reclamar la atención de la chica por unos segundos aquella estatua también aunque no pasa mucho tiempo antes de que Clarissa decida voltearse y darle la espalda, emitiendo un pequeño suspiro que acompaña a su flexión de piernas, acabando sentándose en el suelo con las piernas cruzadas para descansar después de la larga caminata por el parque.
Los grandes y expresivos ojos castaños de la morena no tardan en buscar algún tipo de entretenimiento a su alrededor, pasando por las caras de los personajes desconocidos que caminaban sin percatarse aparentemente de su presencia, la mayoría turistas con ganas de fotografiar la famosa Sirenita que imperturbable continua con la mirada desviada, pareciendo rehuir las cámaras de fotos al igual que hace la morena, apartando la vista ya que al aprecer su presencia no era un impedimento para las cámaras que disparan el flash en su dirección, cegándola sin remedio y haciendo que emita un gemido y frunza ligeramente el ceño, siendo inmortalizada por desconocidos sin que le importe un ápice. Si quería hacerse famosa, sin duda así iba por buen camino, solo era cuestión de tiempo.
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Mensaje por Jacqueline D'Angelo Dom Jul 04, 2010 8:50 pm

Comienzo andando por la famosa bahía de Copenhague mientras la suave brisa marina se enreda entre mis cabellos, meciéndolo y revolviéndolo ligeramente.
Cuando llego hasta la roca, observo una figura de una muchacha recostada en ella. Giro la cabeza y me quedo mirándola con atención, no tardé en fijarme de que se trataba de la famosa escultura de "La Sirenita". La verdad es que me esperaba algo más grandioso para tan aclamada figurita, pero aún así no era del todo feo, y podía parecer incluso interesante.
Mas los continuos flashes de tantos turistas asombrados por ella, me ponen nerviosa. Miro a los más cercanos, fulminándoles con la mirada casi sin pretenderlo y dejan de hacer fotos al instante. No me gustaba ser tan arisca pero podían pararse un poco quietos.
Al seguir andando observo a una figura con el pelo muy similar al mío, pero no le doy demasiada importancia, si que mi pelo era más bonito, pero el suyo tampoco estaba mal. Al llegar a su lado, ladeo la cabeza y la miro. Su perfil se parecía extrañamente al mío, lo que me hizo recordar a mi hermana, mi atolondrada hermana "pequeña". Me odiaba a mi misma por no haberme despedido de ella aquella noche, por dejarla sola con todos esos peligros, pero no pude hacer otra cosa más que correr, mis piernas no respondían a la parte racional de mi cabeza que decía que me quedase a cuidarla.
Suspiro y me quedo mirando el vaivén de las olas en un ensimismamiento de mis pensamientos.
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Mensaje por Clarissa B. D'Angelo Dom Jul 04, 2010 10:35 pm

Sin amilanarse ante las cámaras, Clarissa como buena egocéntrica que esta hecha, incluso posa en alguna y curva los labios en una sonrisa descarada que se podría calificar incluso de infantil... si no se la conociese mejor, eso esta claro. Segundos después ya se ha incorporado y con un gesto de la mano se despide de aquellos extranjeros que siempre la recordarían cada vez que echasen un vistazo a aquellas fotografías sobre la famosa Sirenita de Copenhague.
Para cuando se incorpora, los turistas ya estan murmurando algo entre ellos mirándola a ella fijamente y comparándola con la chica morena que tiene al lado de la cual la joven ni siquiera se había percatado demostrando una vez más lo inconsciente que era pero inevitablemente acaba girándose, dándose de lleno con un rostro familiar. El suyo. Su rostro o eso capta parcialmente. Su rostro en una persona diferente. Se le corta el aliento de pronto, haciendo que presione los labios y formen una línea recta. Sus ojos castaños relanpaguean de reconocimiento. Claro, se estaba viendo a sí misma. Era una gota de agua a su lado.
El mismo cabello negro azabache, la misma semejanza en los ojos castaños que ahora no la observaban a ella sino al mar, la misma piel marfileña que contrastaba vividamente con su larga melena. Todo tan parecido pero a la vez tan lejano y diferente. ¿Cuándo había sido la última vez que la vio así? No había cambiado, obviamente ella tampoco, quizá algún centimetro había crecido desde aquellos años pero dudaba que fuese un cambio preceptible a simple vista.
Se le corta el aliento, haciendo que retuviese la respiración. Se muerde el labio inferior hasta el punto que se hace sangre aunque lo arregla pronto pasándose la lengua rapidamente y de forma inconsciente.

-¿Jack...? -Su voz se quiebra, rompiéndose al pronunciar su nombre pero en su rostro no se refleja ningún tipo de emoción pero sus ojos no tardan en iluminarse con emoción contenida. No sabe que debería sentir exactamente en aquel instante, ¿rabía?, ¿alegría? Siendo como es Lissa, lo primero que acude es el alivio, saber que su hermana estaba bien, viva, sana y salva pero la excitación y cierta adrenaline bulle por sus venas a raudales, haciéndola sentir como si viviera aquel momento desde fuera, siendo totalmente ajena y viéndolo desde otra perspectiva diferente.

-Te ha salido una arruga. -Le suelta de golpe, tal que así, haciendo patente aquella necesidad suya tan característica de tener que soltar una broma en medio de una situación más o menos tensa, aunque en realidad lo que esta deseando hacer sea abalanzarse a los brazos de su hermana gemela, sin saber como sera recibida después de todo se marchón sin decirla nada, ¿no? Quizá tenía algún motivo contra ella después de todo y puede que si no se había puesto en contacto con Lissa fuese por algo aunque no se podía decir que la morena estuviese muy localizable durante los últimos años que se dijese, en realidad todo lo contrario, ¿de qué huía? Ni siquiera ella misma podía contestar a esa pregunta que no paraba de hacer su mente sin obetener ningún tipo de respuesta, dejándola tan perdida como siempre aunque había aprendido bien a evadirse.


Última edición por Clarissa B. D'Angelo el Lun Jul 05, 2010 2:22 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Jacqueline D'Angelo Lun Jul 05, 2010 12:11 am

Tanto barullo a mi alrededor iba a acabar haciendo que me doliera la cabeza. Oia a los turistas murmumar y señalar algo o a alguien, pero ni me interesaba saber sobre qué trataba, lo único que quería era un poco de silencio, escuchar sólo las olas del mar ir y venir, hasta que chocan contra los acantilados. Bufé exasperada ante tanto jaleo, no creo que hubiese nada tan relevante como para merecerse esa expectación.
Giré la cabeza y posé mis grandes ojos marrones en aquellos turistas bullicosos. Tal fue mi sorpresa al comprobar que era a mi a quien todos miraban. Estaba acostumbrada a ser el centro de atención en las ocasiones en las que yo quería, pero en este momento estaba intentando ser lo suficiente invisible como para pasar desapercibida. Arqueo una ceja anonadada y sigo la dirección de su mirada, encontrándome a un reflejo de mi misma, como si me estuviera mirando en un espejo, pero peor vestida. Se me desencaja la mandíbula y abro los ojos de forma desmesurada, parpadeando varias veces, dramáticamente.
¿Cómo podía ser posible? ¿De verdad sería mi hermana la que estaba enfrente mío? Lo más probable es que fuera fruto de mi imaginación, no podía ser que después tantos años me la encontrara en aquel preciso lugar.
De forma estúpìda levanto una mano con la palma en alto, como si me quisiera cerciorar de que la que estaba enfrente de mi no iba a hacer el mismo movimiento que yo. Al ver que no imita mi movimiento, abro aún más la boca.

- ¿CD? -pregunto en apenas un susurro sin decir nada más.
Mi hermana a la que había abandonado hace tantos años debido a la rabia y al miedo por culpa de mi padre, estaba enfrente mio. Ahora podía abrazarla y hablar con ella sin problemas, ¿y por qué no lo hacía? Me había quedado totalmente estática sin moverme ni decir nada, cuando lo único que quería era disculparme y recuperar todo el tiempo perdido.

Comencé a reírme al oir su ocurrencia. ¿Arrugas? Al parecer Lissa no había cambiado absolutamente nada, y eso me gustaba. Siempre tenía un comentario inoportuno para el momento menos inoportuno, pero era parte de su encanto. Era algo que había echado mucho de menos, ya que siempre me hacía sacar una sonrisa, como en este mismo momento.
- Lo siento, pero me sigo conservando mucho mejor que tú -respondo de forma orgullosa y sin poder evitarlo más, me lanzo a sus abrazos apretándola con fuerza. Escondo mi rostro en su cuello, achuchándola como cuando éramos pequeñas, como si no quisiese que nunca más se fuese de mi lado- Lissa lo siento muchísimo, de verdad, no quería dejarte sola, pero fui a buscarte y ya no había nadie en casa, sólo me dijeron que la habían vendido, nada más. Te estuve buscando por todo Londres pero nadie sabía de ti, ni bueno... de nadie de la familia, asique no pude encontrarte -las palabras brotaban de mis labios sin ningún reparo, sin aguantarlas, libremente y sin orden.
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Mensaje por Clarissa B. D'Angelo Lun Jul 05, 2010 3:26 pm

Si bien en un principio los ojos de los turitas no se apartaban de las gemelas, pronto terminan por cansarse de tan interesante y nueva atracción cosa que por primera vez a Clarissa no le importa y es extraño teniendo en cuenta de que la mayoría de las ocasiones ser el centro de atención, que la observasen y admirasen de cualquier forma era su pasión sobre todo si se trataba por su canto pero en aquel momento prefería que la concediesen intimidad, quería poder meterse en su burbuja con su hermana y que nadie ni nada pudiese interrumpi aquellos segundos de reencuentro aunque nunca se le dio del todo bien ser toda una sentimental ahora podría haberlo conseguido y con honores.

-No, CD no, ¡sabes lo mucho que odio ese apodo!, ¡en serio! Que quiera vender más CD's que Madonna no significa que debas llamarme así. Me sulfuras y eso que nos acabamos de encontrar. -Espeta la morena acentuando su ceño fruncido. ¿Había mencionado que podía ser sentimental? Ya se podía vislumbrar que aquel no era el caso, inevitablemente su postura ahora es muy semejante a la de una niña enfurruñada que mantiene los brazos cruzados sobre su pecho y el ceño fruncido mientras en sus labios se dibuja un mohín aniñado e infantil pero a pesar de todo sus ojos castaños indican y relucen con calidez, aquella que no sabía demostrar mediante gestos o palabras, unicamente dedicada a su adorada hermana aunque todo eso no sería algo que admitiría abiertamente y menos en público, digamos que la definición de dignidad de Clarissa era algo extraña a decir verdad.
Las carcajadas suaves y musicales de Jack acuden a sus oídos envolviéndola por completo, consiguiendo relajarla, influenciéndola para que sus labios fruncidos ahora se curvasen en una pequeña sonrisa queva en aumento. Ese sonido familiar sirve de consuelo, tan parecido y tan diferente a la vez, le gusta, lo ha echado en falta, lo ha echado mucho de menos.

-Oye, solo tengo cincuenta y seis años, exactamente los mismos que tú y con ayuda de la crema de baba de caracol estoy divina, ¿no te parece? -Para darle más énfasis a sus palabras, alza la mano y se acaricia una de las suaves y blanquecinas mejillas.
Los brazos de su hermana no tardan en atraparla en lo que podría denominarse un abrazo estragunlador al que rapidamente se acostumbra, involucrándose de lleno en él. La estrecha entre sus brazos, y voltea la cabeza para poder depositar un sonoro y estruendoso beso en su rostro, sobre uno de sus pómulos para apoyar su frente después en su hombro, inspirando el aroma que desprende. Escucha sus palabras, en silencio, sin querer interrumpirla aunque aproximadamente un minuto o dos más tarde ya ha alzando la cabeza para observarla fijamente.

-Hum... digamos que cuando te fuiste decidí poner las cosas en orden por las dos. Ya sabes, es lo mínimo que podría hacer después de nunca haber estado ahí cuando me necesitabais en casa. -Ella era la primera en reconocer que su gran independencia había resultado ser un grave defecto al final. Ajena a toda la familia, tan solo contando con su hermana las pocas veces en las que ponía un pie en la mansión familiar- Yo puse la casa en venta, espero que no te importase pero yo no iba a quedarme ahí y bueno... digamos que papá ahora mismo se debe estar pudriendo en la cárcel. -El tono de su voz pasa a ser cortante como el de una navaja a la vez que su sonrisa se vuelve dura y fría como el acero- Mamá no pudo soportarlo. -Se encoge de hombros, sin querer detallar exactamente como acabó Amelie pero seguramente Jacqueline habría sabido como termino su progenitora.
Clarissa se acurruca en los brazos de su hermana, sintiéndose bien como no lo había estado en mucho tiempo. ¿Qué hacía allí? No le importaba el motivo mientras estuviese a su lado, sinceramente las preguntas podían esperar aunque solo fuesen un par de horas... porque conociendo a Lissa D'Angelo eso es lo más que podría esperar sin dejar entrever su avispada curiosidad.
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Mensaje por Jacqueline D'Angelo Lun Jul 05, 2010 4:42 pm

Pronto los ojos de los turistas se alejan de nosotras, con gran fastidio al no ver nada de su interés. Y la verdad esque aunque me encantaba ser el centro de atención en la mayoría de ocasiones, prefiero poder estar a solas con mi hermana y poder charlar de todo lo ocurrido durante estos años. ¡Cuántas cosas había que contar, que aclarar y sobretodo, que explicar! Ya que no conseguía sacar de mi pecho ese sentimiento persistente llamado "culpabilidad", ese sentimiento que me atormentaba a todas horas, y no sin motivo, cuando pensaba en mi hermanita. Aunque ahora mismo había uno aún más fuerte e insistente: alegría; alegría por volver a verla y abrazarla.
Alzo una ceja al escuchar su comentario mientras mi sonrisa se amplía aún más; mi alocada hermana continuaba exactamente igual, ¿pero cómo era posible? Después de tantos años no parecía haber cambiado en nada.

Su abrazo me sorprende apesar de todo. Era difícil pensar que me iba a perdonar con tanta facilidad aun cuando tenía motivos para irme, pero sobretodo, me parecía increíble todo el entusiasmo y el cariño que desprendía con cada beso. Siempre había sabido que me quería, de hecho, prácticamente, sólo nos teníamos la una a la otra, pero nunca había sido tan extremedamente cariñosa. Aunque claro, yo me iba a aprovechar de ese momento: la abrazo con más fuerza y la doy un sonoro beso en la mejilla, con una sonrisa divertida bailando entre mis labios.
Cuando comenzó a hablar, me separé de ella pero sin soltar sus manos, atenta a cada palabra mientras una ceja, casi sin pretenderlo, se alza hasta quedar en una postura perfecta, tan característica en mi.

- Lissa... me parece genial que fueras independiente, yo lo que quería era que no tuvieras que enterarte de todo esto, pero sé que fui una estúpida al creer que sería posible. Yo sólo intentaba que no estuvieras en casa más que lo necesario, de hecho hice migas con algún conocido tuyo para que te mantuviera entretenida cuando sabía que iba a haber pelea -sonrío divertida ante ese recuerdo. La verdad esque no nos movíamos por el mismo tipo de gente, pero me habían acabado cayendo bien durante una temporada gracias a las mentiras para ayudar a CD.

Al oir lo que dice de Jason, nuestro supuesto padre, mi rostro se vuelve totalmente serio, como con cara de póquer. No acostumbraba a hablar de él, más bien nunca lo hacía, y escuchar la palabra "papá", encima por parte de mi hermana, me había dejado más anonadada de lo que mi expresión sacaba a relucir.
- Jason está muerto -la voz sonaba como un filo cortante, distante. En realidad la afirmación, al menos que yo supiera, era errónea, pero desde aquella noche yo había tomado una decisión que no debería tomar ninguna hija: que su padre había muerto. Mas al escuchar lo de su madre, tampoco se inmutó; ella no había sido capaz de defender a su hija a pesar de todo lo que había pasado, a pesar de que Jackie, había tratado de defenderla, asique no iba a ser ella la que llorara su muerte.
- No te preocupes, lo has hecho muy bien. Espero que te hayas dado algún caprichito con esa fortuna -no dijo nada más, con esa sonrisa ladeada dejó de lado el escabroso tema, mostrando claramente lo poco que le importaba la muerte de su progenitora.

Volvimos a abrazarnos en un cálido apretón mientras una sensación acogedora, y lejana durante tantos años, volvía de nuevo a poblar nuestros pechos, hirviendo cada vez más. Otra vez juntas, y esta vez, no iba a permitir que nada ni nadie nos separase de nuevo, antes debían pasar por encima de mi lindo cuerpecito.
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Mensaje por Clarissa B. D'Angelo Miér Jul 07, 2010 12:29 am

Tiene que dejar a su hermana de cuadros con aquel gesto cariñoso. Es normal, ni siquiera cuando estaban tan unidas Clarissa la había abrazado así. Supuso que sería mezcla de la melancolía, de la añoranza, de lo mucho que la había echado de menos en todo aquel tiempo que no había podido disfrutar de aquel amor fraternal que tanto había extrañado. Era bien cierto que aquellos gestos no eran habituales entre ellas, por lo menos no ultimamente, no el los últimos cuarenta años pero después del tiempo transcurrido todo parecía haber cambiado y a la vez todo seguía igual entre ellas, unidas por un imborrable e inquebrantable vínculo de sangre y por supuesto aquel lazo que aún continuaba entre ellas.
Una sonrisa sesgada curva sus carnosos labios, dándole la perfecta imagen de una muñeca de porcelana con la tersa piel blanquecina, concediéndole un aspecto frágil y completamente angelical, inocente, uno que sin duda su hermana también podría tener aunque desde fuera diesen aquella imprensión, nada más lejos de la verdad sobre todo teniendo en cuenta de que por lo menos Clarissa era todo lo contrario cuando un desconocido hacía acto de presencia pero en aquel momento toda su atención y dedicación estaban puestos en Jacqueline, haciendo que su mirada titilase con emoción e ilusión, sin borrar ni siquiera en aquel momento aquellas motas de burla constante que surgían en ellos.
Aquel beso que le proporciona su gemela hace que rompa a reír entre dientes, musicalmente, feliz con ella, haciendo más presión con los brazos contra el menudo cuerpo de su hermana, estrechándola contra ella.

-Ya me has babeado completamente, ¡estarás contenta! -Exclama con un tono que puede tener algo de vacilón aunque en sus palabras esta impreso el cariño. Escucha en silencio sus palabras, manteniéndose callada, algo extraño en alguien como ella ya que siempre parecía tener algo que soltar por su boquita de piñón, fuese bueno o malo- ¿Pero cómo podías pretender que no me enterase de nada? Hubiera podido ayudar, hacer algo, lo que fuese. Nos podriamos haber ido las dos juntas antes, cualquier cosa mejor que tuvieses que soportar eso tu sola. No ha sido nada justo para ti, yo solo tuve que cargar con el peso final y fue lo de menos y lo pase mal, si, por eos se que tú lo pasaste mucho peor, deberías habémelo dicho, Jack. -Repite mientras su sonrisa se desvanece, ahora dejando paso a una completa seriedad mientras cierra un momento los ojos, como si estuviese sobrecargada y necesitase relajarse aunque fuese durante un momento, desconectar un segundo de sus recuerdos y dejarse llevar por la nada más absoluta. No tiene esa suerte. Ojalá pudiese pegarse un cabezazo contra una ropa o la maldita sirenita de tono cobrizo que había sobre las piedras y volverse amnésica un rato aunque había que reconocer que después de tantos años había tenido tiempo de superarlo y de sobra pero quizá ese paso debía darlo con su hermana, no ella sola. La idea de depender tanto de algo la asusta, mucho, pero es su hermana de quien estaban hablando, podía confiar sin miedo alguno porque la quería, mucho además.

-Así que hicistes buenas migas... -Entrecierra los ojos en dos finas rendijas castañas que podrían pasar por amenazadoras sino fuese a su hermana a quien le estuviese dirigiendo el gesto, sangre de su sangre, traducción: Que sabía que aquella señal era simple tapadera de un humor retorcido como el de Lissa- Más te vale que la vez que me líe por primera vez con un chico no fuese una de esas veces en las que me entretuvieron porque sino me las pagaras, JD.

Tan solo asiente con la cabeza cuando dice que su padre estaba muerto. Después de todo aquel tiempo Clarissa solo sentía una gran indiferencia hacia aquel hombre. Bien podría ser su padre como el carnicero de la esquina, le daba igual. Había pasado mucho tiempo y aquel hombre había ido desapareciendo de su mente, no merecía más después de todo lo que hizo y si había algún resquicio de rencor u odio hacia él tan solo era por solidaridad con su hermana y verdaderamente le mataría si le tuviese delante después de saber de sus atrocidades cometidas pero ahora, con el reencuentro entre ambas gemelas, se podía decir que en Lissa reinaba una calma absoluta, como si por fin todo marchase bien después de tanto tiempo, demasiado tiempo.
Niega con la cabeza cuando dice de haberse dado un caprichito con el dinero sacado de la mansión. En realidad ahí seguía, muerto de risa. En ningún momento Lissa había estado metida en el mismo mundo que su hermana, ambas había elegido caminos dispares y mientras su Jacqueline aspiraba a Hollywood, Lissa prefería un bar de carretera donde tuviese un micrófono delante de ella y dar rienda suelta a su pasión. No negaba que lo de su gemela fuese mucho más que un hobbie, pero sin duda su meta era mucho más alta que la suya propia.

-No, aunque puede que me apunte de nuevo a clases de canto, solo para mejorar y después vaya a un boys, por probar, nunca he ido a uno. -Comenta quedándose pensativa, ladeando ligeramente la cabeza hacia un lado de una forma que se podría decir adorable hasta que muestra una sonrisa feroz, lobuna, mostrando todos los dientes de su mandíbula, a sabiendas de que va a comerse el mundo en el sentido más literal, completamente segura de sí misma- ¿Te apuntas?

Se separa un poco de su hermana para apoyarse en la barandilla que hay frente a ellas, de espaldas al mar y sin apartar la mirada del rostro de Jackie, idéntico al suyo... de momento. Más que asumido saber que ella envejecería antes pero bueno, se aseguraría antes de vivir todo con suma intensidad y que no le falte nada que disfrutar y de seguro que su gemela la ayudaría a ello.

-¿Dónde has estado en este tiempo?, ¿me has echado de menos? Cool
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Mensaje por Jacqueline D'Angelo Miér Jul 07, 2010 9:42 pm

Su hermana bullía felicidad por cada poro de su piel, podía ver los ojos castaños de CD radiantes, con un brillo que no solía verle demasiado amenudo. Lejos dejaba en ese momento su actitud siempre vacilona, concentrándose sólamente en mi y en este reencuentro que se estaba volviendo más sentimental de lo que solían mostrarse. Y me encantaba verla así, ver que después de tantos años podía seguir siendo feliz y se emocionaba tanto sólo con la idea de verme y estar conmigo, era una sensación extrañamente acogedora y hogareña. ¿Cuánto hacía que no sentía algo parecido? Muchas décadas separaban estos momentos tan emotivos de los anteriores, era algo triste pensarlo de esa manera, pero bueno, al fin y al cabo habían vuelto, ¿por qué darle más vueltas?
Escucho su risa cantarina ante mi beso, y no puedo hacer nada más que reirme con ella, contenta. Tenía un sentimiento extraño creciendo por momentos en mi interior, y me costaba averiguar cómo definirlo: orgullo. Me sentía tremendamente orgullosa de mi hermana. A pesar de su actitud siempre rebelde, había conseguido hacerse dueña de la situación en sólo en un momento: Había mandado a Jason a la cárcel, había superado el suicidio de nuestra madre, había vendido la casa,... Lo había conseguido absolutamente todo ella sola. No podía sentirme más orgullosa de mi hermana, motivo por el que se extiende en mis labios una sonrisa un tanto estúpida. ¡Quién me ha visto y quién me ve! Había pasado de cuidar de todo el mundo, pasando a huir y estar prácticamente sola, hasta enorgullecerme y creer que mi hermana se ha vuelto mucho más madura que yo... Cómo cambian las cosas.

- Pues sí, la verdad es que estoy muy contenta -asiento cómicamente y estallo en unas carcajadas demasiado sonoras.
Mas enseguida vuelvo a tornarme seria cuando mi hermana comienza con lo que parece un monólogo interior. Tenía razón, debería haberla avisado, o por lo menos habérmela llevado conmigo y no dejarla sola, expuesta al peligro como lo estuve yo. Había sido una completa egoísta, y no me podía permitir eso siendo mi gemela de quien hablamos, si hubiese sido otra persona, quizás sería otro cantar. Me muerdo el labio inferior, cada vez más culpable al recordarme que a ella la fue difícil también afrontar esa situación, y aún más al escuchar en sus pensamientos la idea que se le pasa por su atolondrada cabeza de quedarse amnésica, algo que por supuesto ya me había planteado yo en varias ocasiones, el problema esque también eran útiles, aunque dolorosos.
- No quería que tuvieses que soportar todo aquello... Nuestra madre era una cobarde y no hacía absolutamente nada más que complacerle en todo lo que quisiese. Y Jason... era un cabrón y se pasaba con ella absolutamente todos los días. - mi voz volvía a sonar envenenada, como cada vez que hablaba de ellos, con un odio tal en mi voz que cualquiera podría percatarse de que algo escabroso se sucedió en mi familia- Lo que nunca, nunca voy a perdonarme Lissa, va a ser el hecho de que te dejé sola. Debería haberte llevado conmigo para dejarte a salvo, no dejarte expuesta delante de ese... ¡a saber lo que podría haberte hecho! Porque .... -derepente me quedo quieta y abro mucho los ojos posando una de mis manos en su hombro, repentinamente preocupadísima- ¿No te hizo nada, verdad? Lissa por favor dime que ese no te hizo nada... -Mi mente ya comenzaba a maquinar todo tipo de posibilidades para ir y matarle de verdad si se había atrevido a ponerle la mano encima a mi hermana, sólo necesitaba que me contestase con rapidez.
- CD tú... ¿sabes exactamente lo que pasó? ¿Sabes por qué me fui de casa? -no sabía si mi madre se había atrevido a contar lo que me había pasado o si mi hermana tenia el conocimiento de por qué fui tan cobarde de abandonarla en esa casa.

Comienzo a desternillarme de risa cuando escucho esa pregunta. La verdad esque había hablado con demasiada gente del círculo de mi hermana, y bien podía haberlo conseguido si hubiera querido, pero creo que en esa parte no había hecho nada, al menos no conscientemente.
- Sí, pero no me digas que no te lo elegí bien -sonrío de medio lado mientras muevo las cejas arriba y abajo repetidas veces en un gesto "pervertido"- Yo sólo quería que el primer beso de mi hermanita mereciera la pena, y para eso tuve que encontrar al mejor besador de tu zona, y al más guapo. Claro, primero lo tuve que probar yo para comprobar que no era sólo un farol, ya me lo agradecerás tú otro día -una reluciente sonrisa ilumina mi rostro. Cualquiera podía habérselo creído, pero CD me conocía demasiado bien como para saber la verdad, aunque me lo pasaba en grande picándola. Very Happy

Cuando me responde que nunca se ha dado ningún capricho alzo de nuevo mi ceja derecha. Estaba en todo su derecho a hacerlo, de hecho Jason se merecía que todo el dinero conseguido por él se lo gastasen la única cosa que había hecho bien en toda su vida: nosotras. Ese dinero nos pertenecía, sobretodo a Lissa, desde que nacimos, y podía ser una satisfacción gastárselo sin que él viera ni un solo céntimo. A pesar de ello, creía comprender por qué mi hermana no lo había utilizado. Era algo que como he dicho antes, era de Jason, y al igual que yo, no creo que quisiese nada que fuera de él, o que tuviéramos "gracias" a él, como si hubiera obrado bien de alguna de las maneras, como si alguna de las acciones de su vida hubiera sido óptima...
- Claro que me apunto! Adoro los boys, todos tan musculosos, y tan sexys Cool -mis ojos se convierten en una mirada picante, que pronto centellean con vida propia ante la risa que contagia todo mi cuerpo- Y sobretodo creo que deberías apuntarte a esas clases... tienes mucho talento CD, no puedes desaprovecharlo. Además, está en tu destino... ¿por qué te crees que te llamaron CD? :braq:

Adopto una postura similar a la suya cuando se separa, exceptuando que me coloco de lado, sólo posando uno de mis brazos, para poder mirarla.
- Claro que te he echado de menos, eso ni se pregunta -ruedo los ojos de forma teatral- Pero la verdad es que he vivido muy tranquilita sin ti... ya sabes, no nos peleábamos por los chicos ni nada, y he podido ligar sin problemas. Lo único que he echado de menos de que estuvieras conmigo esque no era tan divertido vacilar a la gente.. -mi rostro se convierte en una mueca angelical, que tan poco me pega, e intento no saltar a reír- ¿Y tu vida cómo ha sido? -ladeo el rostro esta vez más curiosa e interesada que en mi propia respuesta.
Jacqueline D'Angelo
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Mensaje por Master II Vie Ene 07, 2011 10:41 pm

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