Zoo de Copenhague [ZdR]
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Zoo de Copenhague [ZdR]
Zoo de Copenhague (danés: Københavns Zoo) es un jardín zoológico en Copenhague, Dinamarca. Fundado en 1859, es uno de los zoológicos más antiguos de Europa. Cuenta con 11 hectáreas y ubicado en el municipio de Frederiksberg, situado entre los parques de Frederiksberg Park y Søndermarken. Con 1.161.388 visitantes en 2008 es el zoológico más visitado y cuarta atracción más visitada de Dinamarca. Se caracteriza por el nuevo edificio, Elephant House diseñado por el famoso arquitecto británico Sir Norman Foster. El zoológico mantiene y promueve una serie de programas de mejoramiento Europea y participa activamente en la protección de varias especies en peligro.
Master- The Emperator
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Un fuerte e incómodo viento galopaba entre las pocas figuras que habían osado pagar el dinero que costaba la entrada del Zoo para visitarlo, un dia en el que todos los meteorólogos habían acordado pronosticar fuertes lluvias torrenciales. Luego, ¿qué hacía Garrett por esos parajes húmedos si amenazaban en llorar los ángeles esa misma mañana? Simplemente eso. Estar. Existir. Respirar. Observar. Aprender. Sus cristalinos pero gélidos ojos azules se paseaban por la seca piel de un enorme elefante que movía la cabeza hacia ambos lados tratando de llegar con la larga nariz a un cacahuete que moría a los pies del hombre. Un simple y efímero parpadeo indicó al elefante que ese hombre de piel castigada por el sol no era una mera estátua de cera, por quieto que estuviera. ¿Tienes hambre, animal? le preguntó con la mirada, a lo que el grandullón soltó un aleteo de orejas que casi lo despeina. Se acucliló y tomó el cacahute para jugar con él entre una de sus grandes manos impecables. Lo masajeó con su impenetrable mirada y, tras chasquear la lengua, lo arrojó en el interior de los dominios de ese poderoso animal frecuentemente emparejado con los adjetivos grande y gordo. - Que aproveche. - Se limitó a sisear. Sus palabras se las llevó el viento a saber dónde.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Con su cámara en mano y mordiéndose el labio inferior estaba Greer en el Zoológico, auqnue el día no fuera el mejor, pero no le quedaban muchas opciones a elegir. Entre que le gustaba el luigar, y que su próximo proyecto se basaba en animales, se había pasado toda la mañana en el lugar, grabando en su cámara cada momento y cada posición que le agradara de los animales y sus visitantes.
Había terminado de deleitarse con las jirafas y las aves cuando se dirigió hacia los elefantes, tan enormes e interesantes. Llevó la cámara a sus ojos, acercando y alejando la visión de ésta, buscando un ángulo admirable. Siguió acercándose a los animales que allí habían, sin quitarse la cámara de encima del rostro, pasando la vista por las personas que allí estaban, cuando vió una figura, un tanto misteriosa, pero interesante, a la que, sin poder evitarlo, le sacó una foto. Luego, mordiéndose el labio (una especie de gesto típico en ella) volvió la mirada hacia los animales, sin parar de fotografiarles.
Había terminado de deleitarse con las jirafas y las aves cuando se dirigió hacia los elefantes, tan enormes e interesantes. Llevó la cámara a sus ojos, acercando y alejando la visión de ésta, buscando un ángulo admirable. Siguió acercándose a los animales que allí habían, sin quitarse la cámara de encima del rostro, pasando la vista por las personas que allí estaban, cuando vió una figura, un tanto misteriosa, pero interesante, a la que, sin poder evitarlo, le sacó una foto. Luego, mordiéndose el labio (una especie de gesto típico en ella) volvió la mirada hacia los animales, sin parar de fotografiarles.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Su celeste mirada acariciaba la gruesa y seca piel agrietada del animal. Suspiró cuando un estúpido pensamientos filosófico cruzó esa maltratada mente impura. ¿Quién te ha teñido de color asfalto, animal? Negó con la cabeza y apoyó las manos en unas cuerdas que delimitaban el perímetro restringido. Dió un imperceptible respingo cuando un clic lo sacó de su ensimismamiento. Ladeó la cabeza hacia su derecha mientras grisáceos nubarrones ocultaban al sol tras ellos, y allí estaba ella. Hermosa como de costumbre, aunque esa fuera la primera vez que el varón la observaba a solas. Parpadeó admirando ese femenino perfil mirando por la virilla de la cámara para sacar el perfil bueno del animal, que no dudó en aletear las orejas para fardar de grandiosidad y protagonismo. Sus ojos azules escrutaron esa femenina figura mientras una ráfaga de aire alzaba el flequillo para desmitificar una mirada gélida pero atractiva.
No sonrió, no era su mejor posado el sonriente, aún así sintió curiosidad. ¿De verdad le había sacado una foto o su egocentrismo le volvía a jugar una broma pesada? Se acercó a comprobarlo, se detuvo a tres metros de ella y, hundiendo las manos en los bolsillos, miró al animal. El gran elefante tomaba con suma precisión el cacahuete, por pequeño que fuera, y lo acompañaba hasta su orificio bucal, sin dificultad alguna. Sin mirar a la mujer, habló con naturalidad. - Puede hacer eso gracias a que en la punta de la trompa tiene dos proyecciones que son casi como si fueran dedos, que le dan el sentido del tacto al elefante. La trompa completa tiene unos 100 mil músculos individuales. A simple vista no parece nada fuera de lo común, si no fuera porque nosotros tenemos sólo 639 músculos en todo el cuerpo. - Parpadeó mirando las maniobras del animal.
No sonrió, no era su mejor posado el sonriente, aún así sintió curiosidad. ¿De verdad le había sacado una foto o su egocentrismo le volvía a jugar una broma pesada? Se acercó a comprobarlo, se detuvo a tres metros de ella y, hundiendo las manos en los bolsillos, miró al animal. El gran elefante tomaba con suma precisión el cacahuete, por pequeño que fuera, y lo acompañaba hasta su orificio bucal, sin dificultad alguna. Sin mirar a la mujer, habló con naturalidad. - Puede hacer eso gracias a que en la punta de la trompa tiene dos proyecciones que son casi como si fueran dedos, que le dan el sentido del tacto al elefante. La trompa completa tiene unos 100 mil músculos individuales. A simple vista no parece nada fuera de lo común, si no fuera porque nosotros tenemos sólo 639 músculos en todo el cuerpo. - Parpadeó mirando las maniobras del animal.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Fecha de inscripción : 14/05/2010
Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Escuchar lo que pasaba por la mente del sorprendido chico le hizo sonreir interna y externamente, pero sin separar sus ojos del animal. Ver al elefante que parecía posar le hizo soltar una pequeña y melodiosa risa, pero por lo bajo. Admiró como, aún siendo enorme y pareciendo complicado, el elefante logró comerse un pequeño cacahuete, lo que hizo que la chica fotografiara el momento, un poco asombrada.
Se sorprendió un poco que el chico, en vez de reclamarle su atrevimiento, le diera una especie de clase magistral, aunque no por eso dejaba de ser interesante. Greer separó un momento la mirada del elefante para mirar al chico, mostrando una pequeña y torcida sonrisa.
- Gracias por comentarlo, no tenía mucha idea de eso - y no mentía. Que le gustaran los animales no significaba que supiera ese tipo de cosas. Aparte de su trabajo, no era amante de ir conociendo mínimas cosas, no a ese punto. - No pensé que fuera capaz de hacer tal cosa - comentó, más para si misma que para su acompañante, desviando la mirada hacia el enorme animal.
Se sorprendió un poco que el chico, en vez de reclamarle su atrevimiento, le diera una especie de clase magistral, aunque no por eso dejaba de ser interesante. Greer separó un momento la mirada del elefante para mirar al chico, mostrando una pequeña y torcida sonrisa.
- Gracias por comentarlo, no tenía mucha idea de eso - y no mentía. Que le gustaran los animales no significaba que supiera ese tipo de cosas. Aparte de su trabajo, no era amante de ir conociendo mínimas cosas, no a ese punto. - No pensé que fuera capaz de hacer tal cosa - comentó, más para si misma que para su acompañante, desviando la mirada hacia el enorme animal.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Sus ojos seguían observando con alarmante serenidad la trompa del elefante que se retorcía cual manguera de bombero pero con una gracilidad de una cinta de bailarina. Siguió con su semblante misteriosamente sereno. Otra ráfaga de aire ondeó sus cabellos sin miramiento alguno. La mujer lo miró fijamente durante unos breves segundos pero él no se tomó el lujo de la molestia de corresponder la mirada, a sabiendas de que a algunos podía incomodarles ver la muerte reflejada en sus irises celestes como el mar. Su mirada ahora parecía ver mucho más allá que el elefante al que habían apodado Jimbo los chavales que pasaban largos dias admirando su tamaño. Sus dedos yacían resguardados del frío viento en el interior de los bolsillos de sus tejanos ceñidos. Bajó la mirada lentamente y la posó en el letrerito que te hablaba del magnífico ejemplar de elefante africano. - O, al menos, eso dice ahí. - Apuntó justo después de que la femenina voz de la mujer inundara sus sentidos, sin hacer mella en su implacable posado. ¿De verdad ese hombre había leído el cartel antes de soltar la parrafada? Solo él lo sabría, pero era algo tan banal que ni lo pensó, cosa que dejó en ascuas -o no- a la mujer rubia de belleza incuestionable. Siguió con la vista en el cartel, como si nada. - ¿Puedo saber el nombre de la mujer que me saca fotos a escondidas? - Dijo como si nada, serio y tranquilo. No era un reproche, aunque su voz te invitaba a creerlo.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
No sabía si era por la presencia de aquel desconocido o porque el animal era tan interesante, pero le parecía que había acertado en ir a esa zona en específico, en ese momento. Había comenzando el día muy mal, discutiendo con su compañero de proyecto, aunque eso poco le importaba, pues el día parecía mejorar un poco más de lo pensado.
Cuando escuchó lo del cartel abrió los ojos, entre avergonzada y dudosa. Él no parecía haberse fijado en el cartel al decir aquello, sino que le salió como si lo supiera en realidad. Miró lo que decía en el cartel, muy interesante por cierto, y luego levantó la vista ante las palabras del desconocido.
- No había visto el cartel, fallo mío - comentó un poco burlona pero cuando escuchó su regunta no pudo encontrar una manera lógica para que no notara su sonrojo por la vergüenza de haber tenido el atrevimiento de fotografiarle sin su permiso, por lo que bajó la mirada, ocultando su rostro. - Lo siento, sé que no debí hacerlo, pero no pude evitarlo - se disculpó ante su tono de voz, mientras que una parte de ella le reprochaba que hubiera hecho tal cosa. Debía ser un poco más seria y fuerte, antes de ser tan amable e ingenua. - Greer - respondió levantando un poco su mirada, perdiéndose por un momento en los celestes ojos del chico, lo que hizo que su frase fuera cortada. - Un placer - añadió desviando la mirada para pensar más claramente. - ¿Puedo conocer tu nombre? - preguntó, con un tono un poco educado.
Cuando escuchó lo del cartel abrió los ojos, entre avergonzada y dudosa. Él no parecía haberse fijado en el cartel al decir aquello, sino que le salió como si lo supiera en realidad. Miró lo que decía en el cartel, muy interesante por cierto, y luego levantó la vista ante las palabras del desconocido.
- No había visto el cartel, fallo mío - comentó un poco burlona pero cuando escuchó su regunta no pudo encontrar una manera lógica para que no notara su sonrojo por la vergüenza de haber tenido el atrevimiento de fotografiarle sin su permiso, por lo que bajó la mirada, ocultando su rostro. - Lo siento, sé que no debí hacerlo, pero no pude evitarlo - se disculpó ante su tono de voz, mientras que una parte de ella le reprochaba que hubiera hecho tal cosa. Debía ser un poco más seria y fuerte, antes de ser tan amable e ingenua. - Greer - respondió levantando un poco su mirada, perdiéndose por un momento en los celestes ojos del chico, lo que hizo que su frase fuera cortada. - Un placer - añadió desviando la mirada para pensar más claramente. - ¿Puedo conocer tu nombre? - preguntó, con un tono un poco educado.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
No pudo evitarlo, así se escusó la hermosa rubia que sujetaba la cámara de fotos cual madre sostiene a su pequeño. Ladeó un poco la cabeza de modo que el flequillo no le cubriera los ojos y de ese modo, facilitó que la muchacha lo mirara y -como era de esperar- se sorprendiera por ese brillo misteriosamente gélido pero atrayente. Todo él era como una planta carnívora. Altivo, elegante, sereno, educado, culto... pero letal. Como una serpiente, una hermosa cascabel, es más, sus palabras eran como siseos viperines que se arrastraban por el aire hasta invadir mentes ajenas. El elefante trompeó como pidiendo más cacahuetes, o reclamando la atención de su supuesto nuevo amigo. Garrett lo miró serenamente y desenfundó una mano del bolsillo para mostrarle al animal que no llevaba nada de comida para él. - No te disculpes, no has hecho nada malo. - Bajó la mirada mientras ella se disculpaba, pareciendo ausente pero sin perder detalle de sus palabras o movimientos. Atrapó un cacahuete olvidado y pisoteado. Quedó de cuclillas en el suelo y lanzó al otro lado de la cuerda esa compansación hacia el animal. ¿Compensación poer haber hecho qué? Por haber captado la atención de una mujer, y dárle la oportunidad al pequeño de los Anderson a conocerla. - Evidentemente que puedes. - Se limitó a comentar, sin alzarse del suelo, aculillado la mar de cómodo pero sin perder esa elegancia característica.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
¿Qué tenía éste chico que le hacía desviar la mirada? Parecía que, mirar sus ojos, era como caer en un abismo, en el que, o miras hacia arriba o lo haces hacia abajo, pero solo logras sentir ese vacío interno que llega hasta a dar miedo. Ella solía ser tímida, pero no a éste punto. Greer no era de las que se acobardaban por una mirada penetrante, sino de las que la enfrentaban, pero con él no podía. Y no eran solo sus ojos, sino su elegancia, su porte, su forma de ser educado y atrevido al mismo tiempo. Agradeció por un momento el llamado de atención que les dedicó el elefante, haciendo que la rubia volviera a fotografiarle, dedicándole una sonrisa.
- Igualmente ha sido un atrevimiento por mi parte - comentó cuando él pareció restarle importancia a su disculpa. Le vió acuclillarse, como si intentara buscar formas -y cacahuetes- para contentar al fiero animal, haciendo que una pequeña sonrisa iluminara su rostro. Imitó su gesto, quedando a su altura, cuando escuchó su respuesta - ¿Entonces? - preguntó, esperando que fuera él quien le dijera, pero sin poder evitar del todo su curiosidad.
- Igualmente ha sido un atrevimiento por mi parte - comentó cuando él pareció restarle importancia a su disculpa. Le vió acuclillarse, como si intentara buscar formas -y cacahuetes- para contentar al fiero animal, haciendo que una pequeña sonrisa iluminara su rostro. Imitó su gesto, quedando a su altura, cuando escuchó su respuesta - ¿Entonces? - preguntó, esperando que fuera él quien le dijera, pero sin poder evitar del todo su curiosidad.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Tras arrojar el indefenso cacahuete en los dominios del grisáceo animal, reparó en que no era el único que había optado por acuclillarse como mostrando sus respetos al elefante. Ladeó la cabeza y el viento ondeó suavemente sus cabellos largos en la medida de lo posible sin llegar a ser melena. Sus ojos azules escrutaron en la perfecta sonrisa de ella cuando sacaba fotos al animal. Parpadeó un par de veces y se acomodó en aquella posición, para seguir quieto cual estatua de cera. La chica había insistido en disculparse ya dos veces, por lo que se limitó a guardar silencio en señal de que la aceptaba y listos. Así que se llamaba Greer, peculiar nombre. No recordaba haberlo oído con anterioridad. Ladeó de nuevo la mirada y acarició con su frialdad la mejilla de ella, de un solo vistazo. Tras memorizar el perfil de la muchacha osó sisear viperinamente - No formulas la pregunta correcta. - No estaba siendo maleducado, siempre había sido así. En el mundo ya había suficiente gente que respondía cosas que no tocaban a preguntas sencillas, ¿para qué hacerlo él tambien? El mundo debía aprender a formular las preguntas correctas. Pero se lo pensó dos veces y volvió la vista al elefante. - Se me conoce como Garrett. - Tras ello, el elefante alargó todo lo que pudo la trompa hacia su pequeña charca y succionó de forma entretenida un par de litros de agua. Posteriormente los enfocó con la mirada y sonrió de lado, o eso le pareció al castaño de ojos azules. El joven Anderson pronosticó que realmente iba a llover esa mañana encapotada.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Parecía que el viento jugaba a su favor, ondeando su pelo, dándole un aspecto actractivo, pero sin dejar de verse elegante. Sabía que estaba mal por su parte demostrarle lo poco que podía aguantar su mirada, por lo que suspiró y se le quedó mirando, grabándose su rostro y su forma de ser. Su mirada pesaba, más cuando pareció examinar cada esquina de su rostro, como si buscara algo en él.
- ¿Y cual sería la forma correcta de hacer la pregunta? - quiso saber, tras escucharlo, aunque le pareció que sus palabras habían sonado más a un reproche que a otra cosa.
Garrett, lindo nombre, aunque no podía decir si iba acorde con su personalidad. Le dedicó un asentimiento de cabeza y una media sonrisa, y se volvió a mirar al animal. Se pudo dar cuenta de que el día, en vez de mejorar, parecía empeorar, pues la lluvia no tardaría en caer, y eso haría que Greer tuviera que cancelar alguno de sus planes, aunque más que molestarle, le agradaba. Por lo menos tendría más de cinco minutos de descanso.
- ¿Y cual sería la forma correcta de hacer la pregunta? - quiso saber, tras escucharlo, aunque le pareció que sus palabras habían sonado más a un reproche que a otra cosa.
Garrett, lindo nombre, aunque no podía decir si iba acorde con su personalidad. Le dedicó un asentimiento de cabeza y una media sonrisa, y se volvió a mirar al animal. Se pudo dar cuenta de que el día, en vez de mejorar, parecía empeorar, pues la lluvia no tardaría en caer, y eso haría que Greer tuviera que cancelar alguno de sus planes, aunque más que molestarle, le agradaba. Por lo menos tendría más de cinco minutos de descanso.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Alzó una mano, aún acuclillado, y se toqueteó el pelo de forma distraída a la vez que su lengua daba un repaso a su labio inferior, humedeciéndolo. Ante la petición de explicación, Garrett no tuvo problema alguno en aclararlo. - Me preguntaste si podía saberlo, no cuál era. - Un destello divertido -ojo, que no de mofa- brilló en sus irises color mar. El animal se impacientó al ver que no habían más recompensas para él. Los ojos azules del varón se clavaron en los del elefante y su expresión se ensombreció. - Ni se te ocurra. - Fue lo único que salió de sus carnosos labios para surcar el aire hasta las enormes orejas de ese rey del Zoo. A lo mejor eso desconcertó en un inicio a la muchacha, pero lo que ocurrió a continuación seguramente lo aclararía todo. El animal apuntó hacia el cielo con la trompa y escupió cual gaisier todo el agua que había arrebatado vilmente al pequeño estanque. El pequeño Anderson siguió a cámara lenta las gotas que se diseminaban por el aire, subiendo y subiendo para luego empezar a bajar. Y, como era de esperar, todo les cayó encima. Garrett apenas tuvo tiempo de reaccionar, atrapando la muñeca de la chica y tirando de ella hacia su pecho para encorbar la espalda y cubrir a duras penas con su espalda el fragil cuerpo de la fémina. Cerró los ojos al sentir las frías gotas colarse por su nuca.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
- Y se suponía que mi curiosidad también incluía saber tu nombre, dado que la pregunta tenía un poco de doble sentido - cierto, su pregunta estaba mal formulada, pero no por eso se entendía mal.
No entendió que significaba la advertencia que Garrett le dedicó al animal, hasta que vió como el enorme elefante se preparaba para algo. Lo que no se esperaba era que soltara un enorme chorro de agua, que iba directo a mojarles a ellos. Pensó en levantarse y salir corriendo cuando las gotas estaban a punto de caer sobre sus cuerpos, pero Garrett no le dió oportunidad, sino que tiró de ella, protegiéndola de lo que les caía encima. Escondió su rostro en el pecho de éste, protegiéndose de las frías gotas de agua.
Él había cargado con la peor parte, pues todo le había caido encima, pero ella también se había mojado toda, aunque, gracias al chico, había sido la mejor parada de los dos. Soltó un resoplido, sintiéndose empapada, y sintiéndolo a él igual de mojado. aunque en su interior se reía sarcásticamente. Para un día que las cosas iban bien tenía que pasarle ésto. Menuda suerte la suya, y menudo día estaba llevando.
No entendió que significaba la advertencia que Garrett le dedicó al animal, hasta que vió como el enorme elefante se preparaba para algo. Lo que no se esperaba era que soltara un enorme chorro de agua, que iba directo a mojarles a ellos. Pensó en levantarse y salir corriendo cuando las gotas estaban a punto de caer sobre sus cuerpos, pero Garrett no le dió oportunidad, sino que tiró de ella, protegiéndola de lo que les caía encima. Escondió su rostro en el pecho de éste, protegiéndose de las frías gotas de agua.
Él había cargado con la peor parte, pues todo le había caido encima, pero ella también se había mojado toda, aunque, gracias al chico, había sido la mejor parada de los dos. Soltó un resoplido, sintiéndose empapada, y sintiéndolo a él igual de mojado. aunque en su interior se reía sarcásticamente. Para un día que las cosas iban bien tenía que pasarle ésto. Menuda suerte la suya, y menudo día estaba llevando.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Realmente los malditos meteorólogos habían acertado en cierto modo. Les había caído un buen chaparrón encima, pero no precisamente por las lágrimas amargas de los querubines, sino más bien por Dumbo. Mientras el cielo lloraba el cuerpo de la chica se apretaba contra su fuerte pecho y su cabeza escondida en el mismo lugar. Él yacía encorvado sobre sí mismo, como una gárgola, custodiando y frotegiendo esa sinuosa figura juvenil. Sus fuertes brazos se cernían en su recta espalda, manteniéndola presa de un eterno abrazo. Las gélidas gotas se colaron por todas las partes de su cuerpo, dado que acaparó la atención del agua, prácticamente. Se estremeció por el contacto húmedo en la piel de su espalda. La camisa blanca se apegó por completo a su cuerpo y los tejanos oscurecieron al empaparse, convirtiéndose en una tela pesada. No gruñó, no habló, al menos por el momento. Cuando dejaron de caer gotas, no se separó. La siguió agarrando contra él, en silencio, parecía haberse sumido en una especie de trance. O a lo mejor era que no quería separar ese cuerpo de él, aunque la cámara pegada a su estómago incomodaba un poco, ya que le clavaba el objetivo.
- ¿Estás bien? - Comentó en un susurro a su oído. Eso sí, el elefante no salió impune de la escena, dado que tuvo que cargar por el resto de su miserable existencia con la muerte que los irises azules del varón reflejaron. Si las miradas mataran... esperad. Algunas miradas sí podían matar, pero eso es otra historia que algun día será contada.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Ahora entendía lo que le había dicho su compañer al salir del edificio. Hoy llovería, eso seguro, y ella, por cabezota, no le hizo caso y no se llevó paraguas. Era cierto, había llovido, pero no de la forma de Neysa le había dicho, sino que un elefante había sido el causante de que ahora estuviera calada hasta los huesos y sintiendo la piel mojada de los brazos de Garret sobre su espalda.
En parte le hacía gracia la situación, porque, después de treinata años de sorpresas y más sorpresas, lo que hizo el animal le había desconcertado, pero el gesto del chico la había descolocado por completo. Si hubiera sido otro le habría dado igual que se mojara su acompañante, pero pocos protegerían a una desconocida que se había atrevido a fotografiarle.
Su susurro le causó un leve estremecimiento. No sabía si era por la ercanía de ambos cuerpo o porque su voz le causaba tales cosas, pero lo que no comprendía era lo que esos ojos y ese hombre causaban en ella.
- Si no estuviera mojada hasta los huesos estaría mejor - respondió con un tono algo sarcástico, soltando un suspiro y separando un poco su rostro escondido en el pecho de Garrett, levantándolo y dedicándole una pequeña sonrisa - Estoy bien - añadió, sin tener idea de qué era lo que debía decirle en éstos momentos.
En parte le hacía gracia la situación, porque, después de treinata años de sorpresas y más sorpresas, lo que hizo el animal le había desconcertado, pero el gesto del chico la había descolocado por completo. Si hubiera sido otro le habría dado igual que se mojara su acompañante, pero pocos protegerían a una desconocida que se había atrevido a fotografiarle.
Su susurro le causó un leve estremecimiento. No sabía si era por la ercanía de ambos cuerpo o porque su voz le causaba tales cosas, pero lo que no comprendía era lo que esos ojos y ese hombre causaban en ella.
- Si no estuviera mojada hasta los huesos estaría mejor - respondió con un tono algo sarcástico, soltando un suspiro y separando un poco su rostro escondido en el pecho de Garrett, levantándolo y dedicándole una pequeña sonrisa - Estoy bien - añadió, sin tener idea de qué era lo que debía decirle en éstos momentos.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Diversas gotas se deslizaban por su tersa piel castigada por el sol, desmitificando una perfección total y completa por su parte. Al fin y al cabo, solo era un humano como tantos, ¿verdad? Sus ojos azules se clavaron de forma intensa en los de ella cuando la misma separó el rostro de su pecho para alzar la mirada suavemente. El silencio reinó entre ambos tras la aclaración de que ella se encontraba mojada, pero bien en la medida de lo posible. Garrett no habló. Sus irises se movieron de forma marcada sobre los de ella, oscilando entre el derecho y el izquierdo, paralizando toda actividad cerebral en la muchacha. - Está bien. - Se limitó a sisear de nuevo, viperinamente. Greer era hermosa, no cabía duda de ello. Cualquier persona con dos ojos en la cara podría darse cuenta de ese detalle.
Sus pulmones se hinchaban -paralelamente con sus pectorales- y se deshinchaban de forma repetida, lenta, marcada e hipnótica, en un vaivén dificil de ignorar. Alzó lentamente una mano, separándola de su espalda, y la acercó al femenino rostro juvenil. Tomó un mechón de pelo mojado y lo acompañó hasta detrás de su oreja. Siguió en silencio, sin separar su mirada infinita de la pura de ella, ¿contaminándola? ¿influenciándola? tal vez. Había algo en esa muchacha que le impedía pensar con claridad, separarse como habría hecho en otra ocasión. Y por otro lado había el hecho de haber reaccionado tan impulsivamente para resguardarla del ataque de Dumbo. Se relamió el labio inferior mientras una gota rodaba por el tabique de su nariz hasta detenerse en la punta, a la vez que mechones empapados molestaban en su frente. Sus rostros estaban a escasos veinte centímetros. ¿Tentador?
Sus pulmones se hinchaban -paralelamente con sus pectorales- y se deshinchaban de forma repetida, lenta, marcada e hipnótica, en un vaivén dificil de ignorar. Alzó lentamente una mano, separándola de su espalda, y la acercó al femenino rostro juvenil. Tomó un mechón de pelo mojado y lo acompañó hasta detrás de su oreja. Siguió en silencio, sin separar su mirada infinita de la pura de ella, ¿contaminándola? ¿influenciándola? tal vez. Había algo en esa muchacha que le impedía pensar con claridad, separarse como habría hecho en otra ocasión. Y por otro lado había el hecho de haber reaccionado tan impulsivamente para resguardarla del ataque de Dumbo. Se relamió el labio inferior mientras una gota rodaba por el tabique de su nariz hasta detenerse en la punta, a la vez que mechones empapados molestaban en su frente. Sus rostros estaban a escasos veinte centímetros. ¿Tentador?
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Parecían que sus ojos bailaban al mismo compás. Ella también se le quedó mirando, admirando esa mirada celeste, aturdiéndola por varios segundos, hasta que sus palabras la sacron del trance en el que se había sumido por unos instantes. pensó en separarse de su cuerpo, pero no podía. primero porque él la sujetaba como un guerrero sujeta un arma a la hora de defenderse y por otra parte, tampoco deseaba separarse de él, sin entender muy bien el por qué de ésto. La habíaa cautivado, eso no podía negarlo, lo que le extrañaba era que, por un momento, parecía que su fuerza había salido volando de su cuerpo y que ahora estaba a la merced de esa mirada.
Cerró los ojos por un momento al sentir su tacto sobre su piel, incorporando un mechón de pelo algo rebelde y mojado detrás de su oreja, pero luego los volvió a abrir, encontrándose con su mirada otra vez. No sabía que era lo más correcto para hacer, si separarse o sujetar su mirada y seguir sintiendo su respiración, algo agitada, debido a la cercanía de sus rostros. Su parte más tímida e infantil le reprochaba a la mujer que era que no todo estaba bien. Pero verle saborear su labio hizo que ambas partes se sumieran en un silencio, dudosas de cual era la elección correcta en ésta situación.
Cerró los ojos por un momento al sentir su tacto sobre su piel, incorporando un mechón de pelo algo rebelde y mojado detrás de su oreja, pero luego los volvió a abrir, encontrándose con su mirada otra vez. No sabía que era lo más correcto para hacer, si separarse o sujetar su mirada y seguir sintiendo su respiración, algo agitada, debido a la cercanía de sus rostros. Su parte más tímida e infantil le reprochaba a la mujer que era que no todo estaba bien. Pero verle saborear su labio hizo que ambas partes se sumieran en un silencio, dudosas de cual era la elección correcta en ésta situación.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
El silencio engulló la escena, solo una voz lejana del viento le susurraba a la mujer que huyera ahora que podía, que no cayera en las garras de esa bestia, de ese monstruo disfrazado de hombre perfecto. Hasta él sintió la extraña necesidad de advertirla al respecto, pero sus cuerpos permanecieron pegados unos instantes más, ambos empapados por el agua del pequeño estanque del elefante. Se miraron en silencio durante largo rato, perdiendo la noción total y absoluta del tiempo. Los nubarrones se dieron las manos y encapotaron todo el cielo, haciendolo parecer una enorme telaraña que impedía que el sol acariciara el Zoo, mas un rayo de luz logró escapar y se posó justo en la mejilla derecha de ella. Garrett frunció ligeramente el ceño y deslizó la mano que ocupaba tras su oreja hasta ese punto iluminado. Lo acarició con la yema del pulgar, cual niño curioso descubriendo por primera vez el tacto de una piel femenina. Sus ojos celestes se separaron de los de ella para posarse en esa mejilla que ahora era acariciada.
Pequeñas gotas, que se asemejaban a rocío, se deslizaron como lágrimas por su masculina piel hasta perderse en su cuello, tatuado con coloridas imagenes simbólicas todas ellas. Se acercó un poco más, dejando que su leve respiración entrechocara con la de ella. Cuando apenas estuvo delante dió el último paso. Dejó que la gota que reposaba en la punta de su nariz acabara en la nariz de ella, producto de acariciarla con la misma. Eso pasó, rozaron sus pieles a modo de labios que se besan inocentemente. Tras ese gesto, el varón dió un paso atrás y se separó suavemente, librándola del embrujo de su mirada. No habló, el silencio lo hizo por él. La miró de forma muda, con un destello de confusión en la mirada, aunque nada comparado al sentimiento que abrigaba el alma de la muchacha de la cámara.
Pequeñas gotas, que se asemejaban a rocío, se deslizaron como lágrimas por su masculina piel hasta perderse en su cuello, tatuado con coloridas imagenes simbólicas todas ellas. Se acercó un poco más, dejando que su leve respiración entrechocara con la de ella. Cuando apenas estuvo delante dió el último paso. Dejó que la gota que reposaba en la punta de su nariz acabara en la nariz de ella, producto de acariciarla con la misma. Eso pasó, rozaron sus pieles a modo de labios que se besan inocentemente. Tras ese gesto, el varón dió un paso atrás y se separó suavemente, librándola del embrujo de su mirada. No habló, el silencio lo hizo por él. La miró de forma muda, con un destello de confusión en la mirada, aunque nada comparado al sentimiento que abrigaba el alma de la muchacha de la cámara.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
No sabía como había llegado hasta ahi, cuando antes estaba haciendo fotos y riendo de las cosas de los animales del Zoo. Ahora sentía como si su cabeza hubiera dejado de funcionar. Como si la madurez que había obtenido a lo largo de los años saliera volando como una paloma libre. Sensaciones nuevas o escondidas salían a relucir. Sus respiraciones chocando y sus ojos bailando al compás de una mirada le hacían debatirse entre lo bueno y lo malo, y tratar de comprender qué era lo que había cambiado ese chorro de agua que les había caido, que parecía haber limpiado de ella toda la cordura que le quedaba.
Sentir su dedo acariciarle la mejilla la alertó de lo que podría pasar, pero, aunque pensaba que era mejor separarse, no lo hizo. Se mantuvo firme -aunque por dentro fuera un manojo de nervios y timidez infantil-, tratando de rebuscar en su interior la cordura que seguía en ella, algo de lucidez que la hiciera despertar. Sus ojos se abrieron al ver como Garrett se acercaba más aún. Cuando sintió el roce de su nariz, delicado, sus ojos se cerraron como mismo antes se habían abierto. Le pareció que se habían quedado solos, sumidos en un silencio sepulcral, y por eso abrió los ojos, en el mismo instante en que él se separaba. Su mirada parecía hablar, aunque ella no entendiera qué decía, pero no se atrevió a romper ese silencio, sino que le miró a los ojos, perdiéndose en ellos una vez más, deslumbrada por su gesto, su mirada y por él mismo.
Sentir su dedo acariciarle la mejilla la alertó de lo que podría pasar, pero, aunque pensaba que era mejor separarse, no lo hizo. Se mantuvo firme -aunque por dentro fuera un manojo de nervios y timidez infantil-, tratando de rebuscar en su interior la cordura que seguía en ella, algo de lucidez que la hiciera despertar. Sus ojos se abrieron al ver como Garrett se acercaba más aún. Cuando sintió el roce de su nariz, delicado, sus ojos se cerraron como mismo antes se habían abierto. Le pareció que se habían quedado solos, sumidos en un silencio sepulcral, y por eso abrió los ojos, en el mismo instante en que él se separaba. Su mirada parecía hablar, aunque ella no entendiera qué decía, pero no se atrevió a romper ese silencio, sino que le miró a los ojos, perdiéndose en ellos una vez más, deslumbrada por su gesto, su mirada y por él mismo.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
La miró desde la distancia, tras haberse separado justo cuando en cualquier película habría llegado la escena del primer beso. Pero había una pega, él no era el príncipe azul. No era el protagonista de un cuento de hadas, y mucho menos Greer podía ser su princesa. Aunque se negara a decirlo en voz alta, ya había aprendido la lección. Él era diferente a los demas, ya fuera por su condición u otras cosas, pero no podía amar. En su interior solo se hallaba oscuridad. Era incomprensible el modo en que una persona podía llegar a odiar de ese modo, pero sencillamente podía defenderse diciendo que él no era una persona, era más parecido a un animal. Un misterioso y oscuro ser de la noche que alimentaba su tedioso odio a base de vitalidad de jovencitas, de amor de los dulces corazones de burguesas del momento, de afán de poder de negociantes, del valor de los más valerosos hombres que aún creían en princesas a las que rescatar y de los más interiorizados miedos de esa decadente sociedad ignorante.
La siguió mirando fijamente, tratando de decirle con la mirada de que no se dejara engatusar por sus modales, sus miradas, sus gestos o sus palabras. Quería besarla. Estaba firmemente convencido de ello. Solo una pregunta rondaba su mente; ¿A cuantas más piensas condenar? Él mismo se respondió con serenidad con un A cuantas haga falta. La miró a los ojos y se perdió en ellos a pesar de la distancia. ¿Qué pensaría ella del hecho de que se acercara y le robara la poca cordura que le quedaba con un abrazo de sus labios? Tragó saliva y parpadeó un par de veces para sisear un viperino - Te vas a resfriar, ¿quieres que te abrace? - Así al menos se mantendría en calor. ¿Podía estar Garrett preocupándose por una mujer sin trasfondo alguno?
So excuse me for forgetting
But these things I do
You see I've forgotten
If they're green or they're blue
Anyway the thing is well I really mean
Yours are the sweetest eyes I've ever seen
But these things I do
You see I've forgotten
If they're green or they're blue
Anyway the thing is well I really mean
Yours are the sweetest eyes I've ever seen
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Parecía subrealista que a ella le sucediera ésto. Sus palabras internas resonaban en la cabeza de la chica, confundida por algunos de sus pensamientos, pero a la vez intrigada por esa enorme negación a sentir a la que se veía sometido. Quería conocer los por qués, quería conocerlo a él, todo, lo quería conocer todo.
Se sorprendió a si misma ante tales pensamientos, pues ella no era así. Nunca se atrevía, no deseaba que un desconocido la besara, ni tampoco era de las que se negaban a alejarse de un cuerpo mojado, de una persona que no conocía, y menos arriesgarse a desarrollar tales sentimientos y pensamientos respecto a él. Literalmente se desconocía a s misma.
Le hubiera querido contestar que, si la hubiera besado, ella no le habría dicho nada, simplemente porque, en parte, deseaba que lo hiciera. Volvió a reprocharse su atrevimiento, sorprendiéndose má a cada instante, cuando escuchó las palabras de Garrett. Quiso decir muchas cosas y callarse otras muchas, pero simplemente lo miró, decidiendo si arriesgarse y probarlo o limitarse a terminar con la situación.
- Tú también te vas a resfriar - le dijo en un casi susurro, pero sus palabars sonaron más como una invitación a que lo hiciera, auqnue ni ella lograba entender qué significaban, por lo que dejó que él le diera el sentido que deseara.
Se sorprendió a si misma ante tales pensamientos, pues ella no era así. Nunca se atrevía, no deseaba que un desconocido la besara, ni tampoco era de las que se negaban a alejarse de un cuerpo mojado, de una persona que no conocía, y menos arriesgarse a desarrollar tales sentimientos y pensamientos respecto a él. Literalmente se desconocía a s misma.
Le hubiera querido contestar que, si la hubiera besado, ella no le habría dicho nada, simplemente porque, en parte, deseaba que lo hiciera. Volvió a reprocharse su atrevimiento, sorprendiéndose má a cada instante, cuando escuchó las palabras de Garrett. Quiso decir muchas cosas y callarse otras muchas, pero simplemente lo miró, decidiendo si arriesgarse y probarlo o limitarse a terminar con la situación.
- Tú también te vas a resfriar - le dijo en un casi susurro, pero sus palabars sonaron más como una invitación a que lo hiciera, auqnue ni ella lograba entender qué significaban, por lo que dejó que él le diera el sentido que deseara.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
¿Se lo había parecido o Greer acababa de invitarlo a hacer lo que todo ser humano normal y corriente haría? La siguió mirando a escasos cinco pasos de ella, con los brazos cruzados a la altura de la cintura, por delante. El viento sopló fuerte y la camisa húmeda se aferró a su tostada piel sin pedir permiso. A pesar de ser una bestia, seguía siendo humano, y como tal tenía frío. Asintió a sus palabras. - Entonces cobijémonos en el calor del otro... - Murmulló. Era la primera vez que arrastraba las palabras, cosa rara en él, dado que siempre las dejaba caer mercando firmemente el final de las mismas. Se movió con envidiable soltura, acercándose cual depredador acechando a su presa, pero muy bien disimulado. Sus pisadas eran tan sigilosas como las de un leopardo. Psé, se lo podía comparar con un miembro de la ámplia gama de felinos. Sus andares mudos, sus maniobras elegantes, sus acciones controladas al milímetro...
Parecía de otro mundo. Un mundo donde la perfección no esperaba recibir una agradable bienvenida. Un mundo de seres como él, seres que competían codo con codo para deslumbrar resplandeciendo una belleza utópica. Sus ojos se movieron de forma intermitente por la empapada figura de ella. Lo había cautivado, ciertamente. Y todo por un clic. Al detenerse delante de ella abrió los brazos y le dió total libertad de dar el último paso para acercarse y abrazarse a su cintura cual koala. - Ven. - Sugirió más que ordenó. El juego había acabado, ¿quién de los dos perdería esta vez? Sus ojos azules se posaron sobre los de ella, con suavidad y precisión. Yo te protegeré de mí mismo.
Editado error ortográfico que cegaba.
Parecía de otro mundo. Un mundo donde la perfección no esperaba recibir una agradable bienvenida. Un mundo de seres como él, seres que competían codo con codo para deslumbrar resplandeciendo una belleza utópica. Sus ojos se movieron de forma intermitente por la empapada figura de ella. Lo había cautivado, ciertamente. Y todo por un clic. Al detenerse delante de ella abrió los brazos y le dió total libertad de dar el último paso para acercarse y abrazarse a su cintura cual koala. - Ven. - Sugirió más que ordenó. El juego había acabado, ¿quién de los dos perdería esta vez? Sus ojos azules se posaron sobre los de ella, con suavidad y precisión. Yo te protegeré de mí mismo.
Editado error ortográfico que cegaba.
Última edición por Garrett P. Anderson el Sáb Mayo 15, 2010 7:43 pm, editado 1 vez
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Sus mejilas se enrojecieron como cuando era pequeña y se avergonzaba de algo. Intentó esconder su ostro entre sus largos cabellos, para que así no se notara su pequeña y nerviosa sonrisa, y su sonrojadas mejillas. Una ráfaga de aire se hizo presente haciendo que la piel se le erizara y su cuerpo de estremeciera del frío. Las palabras de Garrett le hicieron levantar el rostro, asombrándose un poco, pero agradeciendo el ofrecimiento. Le vió acercarse, notando como su nerviosismo, oculto por una fachada adulta, parecía salir de sus poros, de su interior, saliendo a la superficie e innundando todo su cuerpo y su mente. Su mirada, recorriendo el cuerpo mojado de ella, su cuerpo, tan cercano al suyo y su ofrecimiento, le hicieron sentir una oleada de calor. Pero no un calor que quema, sino algo completamente placentero y agradable de sentir.
Le dedicó una sonrisa tímida, como si fuera una respuesta a su invitación cuando se vió envuelta en su cuerpo, mojado, pero cálidos al tacto. Su invitación había sido aceptada. Ella había dado el último paso y le había abrazado. Sus brazos, nerviosos, rodearon su fuerte torso. Sus manos se detuvieron sobre su espalda, notando la piel mojada por debajo de la camisa. Sus ojos, cual niños inquietos, jugaban con los que tenían delante, y sus respiraciones chocaban por la cercanía de un abrazo.
No le conocía, no sabía nada de él, pero algo en ella le obligaba a permanecer a su lado, sin poder alejarse de su cuerpo y sin dejar de mirar esos ojos. Parecía como si él fuera un imán que atraía todo de ella, y de quien no se podía separar. Sus ojos lo eran. Dos imanes color del cielo, que la tenían deslumbrada y confundida.
Le dedicó una sonrisa tímida, como si fuera una respuesta a su invitación cuando se vió envuelta en su cuerpo, mojado, pero cálidos al tacto. Su invitación había sido aceptada. Ella había dado el último paso y le había abrazado. Sus brazos, nerviosos, rodearon su fuerte torso. Sus manos se detuvieron sobre su espalda, notando la piel mojada por debajo de la camisa. Sus ojos, cual niños inquietos, jugaban con los que tenían delante, y sus respiraciones chocaban por la cercanía de un abrazo.
No le conocía, no sabía nada de él, pero algo en ella le obligaba a permanecer a su lado, sin poder alejarse de su cuerpo y sin dejar de mirar esos ojos. Parecía como si él fuera un imán que atraía todo de ella, y de quien no se podía separar. Sus ojos lo eran. Dos imanes color del cielo, que la tenían deslumbrada y confundida.
Greer D. Fisher-Barnes- Cabo
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
El tiempo pareció detenerse cuando el varón observó su hermosa sonrisa aniñada y apreció el movimiento de sus brazos pasar alrededor de su torso hasta posarse en su espalda, quedando más pegados de lo que cualquier madre habría querido que su hija estuviera de un hombre como él. La miró fijamente, preguntándose qué podía tener de especial ella. ¿Por qué precisamente en los brazos de Greer y no los de otra? No lo sabía, mas le daba igual. Uno de sus brazos la rodeó por detrás de las costillas y acarició con las yemas de los dedos su columna vertebral, arriba y abajo, casi rítmicamente. Estaban cerca, muy cerca. ¿Demasiado? Nunca se está lo demasiado cerca de una mujer. Ladeó un poco la cabeza y alzó el brazo libre. Apoyó las yemas de los dedos en su frente y deslizó lentamente sus dedos por las delimitaciones de sus facciones. Parecía como si fuera la primera vez que estaba cerca de una mujer, y era que Greer no era una cualquiera. De serlo Garrett no perdería el tiempo con juegos. Tenía un algo especial que borraba un porcentaje de su maldad innata. Acarició ese liso ceño, bajó por su recto tabique nasal, se devió hacia su mejilla derecha para volver a rozarla calidamente. Finalmente volvió a sus andares y acabó con la yema del dedo anular acariciando su labio inferior, entreabriéndoselos suavemente y sin aparente maldad. Siguió mirando sus labios y se relamió el suyo, evidencia de que deseaba besarla. No dijo nada, pero sus pensamientos hablaron por él. Quiero fundir tus labios con los míos y regalarte el mejor beso de todos.
Garrett P. Anderson- Soldado
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Re: Zoo de Copenhague [ZdR]
Sus caricias le hicieron estremecerse, y esperaba que él no lo hubiera notado mucho. El calor aumentó en sus mejillas, enrojeciéndolas mucho más. También esperaba que no se percatara de ese otro detalle. Parecía toda un niña: sonrojándose por el tacto de sus manos sobre su piel, estremeciéndose con sus elegantes y atractivas caricias, perdiéndose en esos ojos que parecían reflejar la mejor tarde que podía verse en el cielo, ese azul que la desconcentraba de su cuerpo y la elevaba de la tierra.
Cuando sintió como le acariciaba el rostro levantó un poco la vista, arriesgándose a mirarle a los ojos. Siguió con la vista clavada en su rostro, viendo en sus ojos el reflejo de sus caricias. Sentir su dedo acariciarle el labio le hizo mirarle con mas detenimiento, pero no le impidió nada. Su pensamiento hizo eco en la mente de Greer, rebotando contra cada pared de su mente, grabándose como mismo pasaba con sus caricias. Quiso decirle muchas cosas, quiso besarlo, hacer realidad ese pensamiento. Pero no podía, o él se daría cuenta de lo que ella podría ser. Verle saborearse el labio la desconectó de su propia mente.
- Hazlo - susurró, arrepintiéndose al instante de sus palabras. Parecía que le incitaba a que la besara, y eso también era, pero eso solo había sido una respuesta a su pensamiento.
Cuando sintió como le acariciaba el rostro levantó un poco la vista, arriesgándose a mirarle a los ojos. Siguió con la vista clavada en su rostro, viendo en sus ojos el reflejo de sus caricias. Sentir su dedo acariciarle el labio le hizo mirarle con mas detenimiento, pero no le impidió nada. Su pensamiento hizo eco en la mente de Greer, rebotando contra cada pared de su mente, grabándose como mismo pasaba con sus caricias. Quiso decirle muchas cosas, quiso besarlo, hacer realidad ese pensamiento. Pero no podía, o él se daría cuenta de lo que ella podría ser. Verle saborearse el labio la desconectó de su propia mente.
- Hazlo - susurró, arrepintiéndose al instante de sus palabras. Parecía que le incitaba a que la besara, y eso también era, pero eso solo había sido una respuesta a su pensamiento.
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