Ópera de Copenhague [ZdR]
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Davis Cemuk Hondor
Kael Q. Baker-Arnolth
Master
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Ópera de Copenhague [ZdR]
La Ópera de Copenhague (Operahus København) (Ópera Realu Kongelige Teater) cuenta con dos sedes, el moderno edificio inaugurado en 2005 y el Old Stage, el antiguo teatro que ha quedado reservado para obras del barroco y conciertos.
El nuevo edificio diseñado por Henning Larsen a un costo de 340.000.000 de euros, es la sede principal de la Ópera Real Danesa, y se encuentra ubicado en una isla del puerto de la capital danesa, frente a la bahía de la ciudad directamente enfrentando el Castillo de Amalienborg (residencia de la familia real).
Consta de dos salas, la principal para 1500 espectadores y la de cámara para 200.
El telón fue diseñado por Per Arnoldi y Per Kirkeby las cuatro esculturas de bronce del foyer adornado con otras tres esculturas de luz del artista danés-islandés Olafur Eliasson.
El mejor método de acceso es por ferry desde el puerto.
Master- The Emperator
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Gente salía de aquella Ópera empujándose unos a otros, cansados de tanto bullicio y de tanta gente apretujada que no daban paso ni al ser más delgado del mundo. Aquello le hartaba a Kael, que se encontraba apretujado entre un señor gordo, con pinta de borracho y que desprendía un raro olor a pis, y entre dos tortolos que se apretujaban unos con otros; debido al poco paso que se podía tener entre tanta gente.
Sus humores no eran de los mejores; se notaba exausto y acalorado, su vena de la sien le palpitaba grotescamente y, su habitual piel pálida, se encontraba bañada en sudor y estaba de un raro tono color rojo.
- Permiso -comienza a pedir, empujando a varias personas que se encontraban ahí-. ¡Permiso! -Vuelve a repetir, apartando ahora a toda la gente que se le interpusiera en su camino- ¡Eh, a mí no me empujes, imbécil! -Le ladra a un adolescente que le daba leves empujones. No quería meterse en problemas, así que era mejor que se alejera de todo moco o estorbo que viera en su camino.
Luego de ardúos minutos de quejas y cuerpo sudado pegándose a cuerpo sudado, logra salir con su camisa arrugada y la cara llena de sudor. Necesitaba agua, que a este paso se iba a desmayar de tanto calor que hacía dentro de aquel angosto lugar.
Sus humores no eran de los mejores; se notaba exausto y acalorado, su vena de la sien le palpitaba grotescamente y, su habitual piel pálida, se encontraba bañada en sudor y estaba de un raro tono color rojo.
- Permiso -comienza a pedir, empujando a varias personas que se encontraban ahí-. ¡Permiso! -Vuelve a repetir, apartando ahora a toda la gente que se le interpusiera en su camino- ¡Eh, a mí no me empujes, imbécil! -Le ladra a un adolescente que le daba leves empujones. No quería meterse en problemas, así que era mejor que se alejera de todo moco o estorbo que viera en su camino.
Luego de ardúos minutos de quejas y cuerpo sudado pegándose a cuerpo sudado, logra salir con su camisa arrugada y la cara llena de sudor. Necesitaba agua, que a este paso se iba a desmayar de tanto calor que hacía dentro de aquel angosto lugar.
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Me quedé en uno de los marcos de la gran puerta de la Ópera de Copenhague, observando las luces del jardín de alrededor del edificio. La gente salía y entraba, aunque ahora mismo acababa de terminar una de los musicales más vistos en todo el mundo, y la gente no hacía más que ir hacia el sur.
La gente era tanta y de tantos tipos que aquélla escena tenía complejo de Collage.
Crucé las piernas estando de pie, quedando con el pie derecho apoyado en la punta de la zapatilla de deporte. El atardecer cada vez se hacía más y más rojizo, pasando por una gama de colores rojiza hasta llegar a un violeta que empezaba a acercarse a ese azul que se convertiría en el negro de la noche.
Abrí la lata de CocaCola que tenía entre mis manos, con poca precisión, teniendo que cambiar de mano varias veces antes de que se me helasen. Al conseguirlo, le pegué un trago que casi terminé con un cuarto de la lata. Esta vez no estaba escapando de ninguna reunión familiar, sólo me habían dejado la tarde libre después de mucho tiempo pidiéndola.
La gente era tanta y de tantos tipos que aquélla escena tenía complejo de Collage.
Crucé las piernas estando de pie, quedando con el pie derecho apoyado en la punta de la zapatilla de deporte. El atardecer cada vez se hacía más y más rojizo, pasando por una gama de colores rojiza hasta llegar a un violeta que empezaba a acercarse a ese azul que se convertiría en el negro de la noche.
Abrí la lata de CocaCola que tenía entre mis manos, con poca precisión, teniendo que cambiar de mano varias veces antes de que se me helasen. Al conseguirlo, le pegué un trago que casi terminé con un cuarto de la lata. Esta vez no estaba escapando de ninguna reunión familiar, sólo me habían dejado la tarde libre después de mucho tiempo pidiéndola.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Respira agitadamente varias veces, saliendo finalmente del sobrepoblado edificio. Ja, había pagado tanto dinero para un musical de ballenas jorobadas. Nunca más iría a una ópera en toda su raquítica vida. ¡No señor!
Se quita las pocas gotas de sudor que aún le corrían por su suave frente, buscando entre sus jeans un pañuelo para terminar de limpiarse la cara y las mojadas manos. Al estar finalmente decente, comienza a avanzar, al principio lento y vago, como si no tuviera ganas de nada, sintiendo que sus piernas en algún momento se le iban a desprender de su cuerpo de lo mucho que las había puesto a caminar.
Pasa por el lado de varias personas que entraban y salían del lugar para observar aquél raro musical, y por error de su vida, le da con su hombro al brazo de un hombre un poco más alto que él, derramándole su bebida en la camisa y cayéndole a él también en su playera.
Se sobresalta al sentir el frío líquido sobre su hombro, ya que tenía las mangas extravagantemente cortas y que dejaban ver sus trabajados bíceps. No dice nada por los momentos, se dispone sencillamente a secarse con la otra mano.
- Lo sien... -Ni se había fijado si era hombre o mujer al que le había tirado su bebida. Levanta sus ojos, y al descubrir a un hombre delante de él, deja la frase al aire, poniéndose rígido y con cara de mala leche a millón. Le iba a echar la culpa a él de su desgracia.
Y se va sin decir nada.
Se quita las pocas gotas de sudor que aún le corrían por su suave frente, buscando entre sus jeans un pañuelo para terminar de limpiarse la cara y las mojadas manos. Al estar finalmente decente, comienza a avanzar, al principio lento y vago, como si no tuviera ganas de nada, sintiendo que sus piernas en algún momento se le iban a desprender de su cuerpo de lo mucho que las había puesto a caminar.
Pasa por el lado de varias personas que entraban y salían del lugar para observar aquél raro musical, y por error de su vida, le da con su hombro al brazo de un hombre un poco más alto que él, derramándole su bebida en la camisa y cayéndole a él también en su playera.
Se sobresalta al sentir el frío líquido sobre su hombro, ya que tenía las mangas extravagantemente cortas y que dejaban ver sus trabajados bíceps. No dice nada por los momentos, se dispone sencillamente a secarse con la otra mano.
- Lo sien... -Ni se había fijado si era hombre o mujer al que le había tirado su bebida. Levanta sus ojos, y al descubrir a un hombre delante de él, deja la frase al aire, poniéndose rígido y con cara de mala leche a millón. Le iba a echar la culpa a él de su desgracia.
Y se va sin decir nada.
Última edición por Kael Q. Baker-Arnolth el Jue Jun 10, 2010 8:04 pm, editado 1 vez
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Miré a ambos lados cuándo de repente volvió a cambiar OTRO MÁS de personalidad, intentando encontrar al culpable de su cambio de personalidad en un acto completamente sarcástico.
- A ver si me he enterado bien - carraspeé y cogí la cocacola. Ni siquiera le había manchado la camiseta, solo la piel desnuda que tenía en el brazo. Eso con un poco de agua se quitaba. - Tú me tiras 10 coronas danesas en Coca-Cola y el cabreado eres tú, ¿no?
Le enseñé mi camisa blanca, que en parte tenía una incipiente mancha marrón caramelizada del líquido que acababa de derramar ÉL. No es que hubiese perdido la paciencia, sino que empezaba a perderla, aunque, con sólo una Coca-Cola, mi mente era incapaz de cabrearse tantísimo como para perder los estribos de sobremanera.
Es más, esperaba a que él los perdiese para que cuando hubiese tenido testigos, saliese yo con la razón.
Y al no obtener respuesta; pasé olímpicamente de él y me di media vuelta, largándome de allí.
- A ver si me he enterado bien - carraspeé y cogí la cocacola. Ni siquiera le había manchado la camiseta, solo la piel desnuda que tenía en el brazo. Eso con un poco de agua se quitaba. - Tú me tiras 10 coronas danesas en Coca-Cola y el cabreado eres tú, ¿no?
Le enseñé mi camisa blanca, que en parte tenía una incipiente mancha marrón caramelizada del líquido que acababa de derramar ÉL. No es que hubiese perdido la paciencia, sino que empezaba a perderla, aunque, con sólo una Coca-Cola, mi mente era incapaz de cabrearse tantísimo como para perder los estribos de sobremanera.
Es más, esperaba a que él los perdiese para que cuando hubiese tenido testigos, saliese yo con la razón.
Y al no obtener respuesta; pasé olímpicamente de él y me di media vuelta, largándome de allí.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
No es que le llamase mucho la atención ir a una ópera, al igual que ver a dos seres emitiendo notas imposibles y haciendo movimientos aptos para ser ganadores en el cásting de los Lunnis. Pero no podía negar que aquel lugar, tan espacioso y bonito, le agradaba. Por eso había escogido aquel día para ir, el único que en la programación no anunciaba ninguna obra.
Sin hacer muchos esfuerzos para entrar ni para esconderse de los guardias por entrar sin pagar y sin permiso, camina por entre los asientos del lugar, escogiendo uno que estaba más o menos alejado de la entrada pero cerca de la salida de emergencia, por si las moscas. Aunque, pensándolo bien, no le hacían falta ninguna de esas chorradas; seguramente con el poder de su mirada y el uso de su don habría sido capaz de hacer creer a todo el mundo que ella en aquellos momentos no estaba ahí.
Sin hacer muchos esfuerzos para entrar ni para esconderse de los guardias por entrar sin pagar y sin permiso, camina por entre los asientos del lugar, escogiendo uno que estaba más o menos alejado de la entrada pero cerca de la salida de emergencia, por si las moscas. Aunque, pensándolo bien, no le hacían falta ninguna de esas chorradas; seguramente con el poder de su mirada y el uso de su don habría sido capaz de hacer creer a todo el mundo que ella en aquellos momentos no estaba ahí.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
En esa gran ciudad, sólo había un sitio en el que Cath nunca había estado: la ópera. Siempre había odiado la ópera, puede que porque todo ese pijoterio la superase o, simplemente porque la gente siempre se quejaba de que lo único que hacían los grupos de rock era gritar. ¿Y qué se suponía que hacían los cantantes de ópera? Claro, a ellos les estaba permitido porque a una mayoría de la población "culta" les gustaba. Si con el rock ocurriese lo mismo, todos tendrían una idea muy distinta sobre ambos tipos de música.
El caso era que había decidido a ir a la ópera. Seguramente a meterse con todos los actores -si se les podía llamar así- y con el horroroso decorado que siempre les acompañaba en un segundo plano. Aunque, para su desgracia, en ese momento no se estaba representando ninguna patética obra. Caminó entre las filas y filas interminables de butacas y aún dudaba sobre si quedarse a ver alguna obra o, por el contrario, largarse. Teniendo en cuenta que si se quedava a ver algo tendría que pagar, la balanza caía estrepitosamente hacia la opción de salir por patas. De todos modos siempre quedaba la opción de quedarse en el baño hasta que todo empezara y los guardias se fueran para, luego, abuchear la obra hasta el final. Una idea de lo más apetecible y tentadora.
El caso era que había decidido a ir a la ópera. Seguramente a meterse con todos los actores -si se les podía llamar así- y con el horroroso decorado que siempre les acompañaba en un segundo plano. Aunque, para su desgracia, en ese momento no se estaba representando ninguna patética obra. Caminó entre las filas y filas interminables de butacas y aún dudaba sobre si quedarse a ver alguna obra o, por el contrario, largarse. Teniendo en cuenta que si se quedava a ver algo tendría que pagar, la balanza caía estrepitosamente hacia la opción de salir por patas. De todos modos siempre quedaba la opción de quedarse en el baño hasta que todo empezara y los guardias se fueran para, luego, abuchear la obra hasta el final. Una idea de lo más apetecible y tentadora.
Catherine O'Connor- MAXIMUS UMBRA
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Y, enmedio de aquel silencio, ocurrió lo más inoportuno para pasar desapercibida. Ocurrió lo que antes no hubiera pasado si un hombre no se hubiera aburrido tanto y hubiera inventado aquel desastroso chisme. Ocurrió lo que para algunos habría sido vergonzoso pero que para ella sólo significaba lo peor: otra víctima. Otra víctima que, la pobre, no habría tenido tiempo ni de pestañear. Ocurrió lo menos esperado: el sonido que hizo su móvil al recibir un mensaje. Oh, a lo mejor mucha gente no cree que sea para tanto, pero cuando llevas esta canción como tono para los mensajes sí que es un problema.
- Genial - murmura, leyendo el mensaje que le había mandado su madre: "Esta vez lo he colgado en el balcón de tu ex-jefe sin ropa, para que lo picoteen los pájaros". Oh, mira, si ahora le hacía hasta un favor. Que maja le había salido la madre.
- Genial - murmura, leyendo el mensaje que le había mandado su madre: "Esta vez lo he colgado en el balcón de tu ex-jefe sin ropa, para que lo picoteen los pájaros". Oh, mira, si ahora le hacía hasta un favor. Que maja le había salido la madre.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Aún dudaba sobre si quedarse o no y, justo cuando decidió marcharse para no liarla en una ciudad en la que era nueva, escuchó sonar una canción de lo más interesante. Se giró y vio que pertenecía a una chica de pelo oscuro, casi negro. Parecía muy preocupada por el hecho de que le sonara en móvil por lo que Cath dedució que no estaba allí tras haber pagado la entrada. Se dirigió hacia la chica y, sonriendole de forma amable dijo:- Pareces preocupada por algo,- miró hacia su movil y sonrió de forma pícara.- ¿Por qué no me acompañas al baño? quiero retocarme el maquillaje- le guiñó un ojo e hizo un pequeño gesto con la mano para que la suguiera como si fueran amigas de toda la vida. Esperaba no equivocarse respecto a su idea sobre la chica y esperaba también estar haciéndole un favor. Siguió caminando hasta llegar a los baños sin girarse a ver si la seguía.[
Catherine O'Connor- MAXIMUS UMBRA
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Alza la mirada, guardando con parsimonia el móvil, algo tensa. Debería haberse asegurado que no había nadie por allí; cualquiera podría haber leído el mensaje y haber comenzado a hacer preguntas. Y sí, podría deshacerse rápidamente de la persona que lo leyera, pero había posibilidades de que no surtiera efecto. Pocas, pero las había. Así que se puso de pie, sin dejar de mirar a la chica con una ceja alzada. No entendía muy bien para qué quería ir al baño, pero tampoco le iría mal a ella hacer un mejor reconocimiento de la zona y saber si los guardias la habían escuchado o no. Uhm, tal vez sería buena idea iniciar una pelea. La acústica del lugar es immejorable...
- ¿Necesitas que te sujete el pote de los cacharros estos que pintan o qué? - pregunta, siguiéndola al cabo de un rato, tomándose su tiempo para estirarse cual gato y colocarse bien el bolso para que no se le cayera nada. Nunca había entendido la necesidad esta que tienen las chicas de ir en parejas al baño; y eso que ella era una de ellas.
- ¿Necesitas que te sujete el pote de los cacharros estos que pintan o qué? - pregunta, siguiéndola al cabo de un rato, tomándose su tiempo para estirarse cual gato y colocarse bien el bolso para que no se le cayera nada. Nunca había entendido la necesidad esta que tienen las chicas de ir en parejas al baño; y eso que ella era una de ellas.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
La chica no parecía haber entendido muy bien la indirecta de Catherine. Al menos la había seguido hasta el baño. Suspiró y le cogió el bolso para que no lo tirase todo y llamara aún más la atención.- No voy a maquillarme, es solo que te he visto un poco apurada cuando te ha sonado el móvil y he pensado que te vendría bien un poco de ayuda para salir de allí sin que te diera un ataque de histeria.-Sonrió y miró a la chica a los ojos. Al final se había equivocado y su locura empezaba a actuar nuevamente ese día. Últimamente no hacía más que mal pensar de la gente y, hasta ahora nunca se había equivocado. Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? Éso intentaba decirse a sí misma para no admitir la metida de pata que acababa de tener.
- No importa, aprovecharé y me retocaré algo. Al fin y al cabo, según dicen, siempre tengo que ir perfecta por el que dirán.- Intentó disimular y estas últimas palabras casi inaudibles iban dirigidas hacia ella misma. Llevaba mucho tiempo sin hablar sola.
- No importa, aprovecharé y me retocaré algo. Al fin y al cabo, según dicen, siempre tengo que ir perfecta por el que dirán.- Intentó disimular y estas últimas palabras casi inaudibles iban dirigidas hacia ella misma. Llevaba mucho tiempo sin hablar sola.
Catherine O'Connor- MAXIMUS UMBRA
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Sigue caminando como si nada hasta que salen de la boca de la chica las palabras menos esperadas para sus oídos. Deja que le coja el bolso, mirándola de una manera que no dejaba expresar nada. Aquello sí que era desconcertante. ¿Por qué ella iba a estar en apuros? Si sólo había entrado sin pagar y había recibido un mensaje... ¿Era eso tan malo?
- ¿Y por qué no me lo has dicho directamente? - pregunta, todavía más desconcertada. Externamente, ninguna de sus emociones se veían reflejadas, como siempre -. ¿Por qué me iba a dar un ataque de histeria? - pregunta, con una pizca de curiosidad en la voz, aunque no suficiente como para hacer que toda su mente se concentrase en la escenita que estaba teniendo con la pelirroja. Necesitaba quemar todas las pruevas del crimen que acababa de cometer su madre enseguida... Le importaba un comino los daños que hubiera hecho, pero sabía que si esto continuaba así, a la larga tendrían que marcharse. Y no quería hacerlo.
Sorprendida nuevamente por la chica cuando le habla de la importancia que le da a los comentarios de la gente, coge otra vez el bolso y comienza a caminar hacia el baño, curiosa por saber más sobre aquella extraña personita.
- ¿Y por qué no me lo has dicho directamente? - pregunta, todavía más desconcertada. Externamente, ninguna de sus emociones se veían reflejadas, como siempre -. ¿Por qué me iba a dar un ataque de histeria? - pregunta, con una pizca de curiosidad en la voz, aunque no suficiente como para hacer que toda su mente se concentrase en la escenita que estaba teniendo con la pelirroja. Necesitaba quemar todas las pruevas del crimen que acababa de cometer su madre enseguida... Le importaba un comino los daños que hubiera hecho, pero sabía que si esto continuaba así, a la larga tendrían que marcharse. Y no quería hacerlo.
Sorprendida nuevamente por la chica cuando le habla de la importancia que le da a los comentarios de la gente, coge otra vez el bolso y comienza a caminar hacia el baño, curiosa por saber más sobre aquella extraña personita.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
¡Genial! Había metido la pata hasta el fondo, no importaba, ella lo había hecho con la mejor de las intenciones. ¿Por qué últimamente todo le salía tan catastróficamente mal? Ni lo sabía ni, en ese momento, le importaba. Hizo como si nada, después de todo tampoco era para tanto. Solo había cometido un error, y éso le puede pasar a cualquiera. Se giró hacia la chica tras terminar de retocarse el maquillaje -aunque no sabía que tenía que retocar, estaba todo en su sitio- y fingió avergonzarse. Pero estaba segura de que no lo había conseguido. Hoy no era día para que Cath se sintiera culpable por nada.- ¡Qué tonta! Verás es que... no sé, te vi tan alterada que pensé que necesitabas que te echaran una mano. Da igual, supongo que me equivocaba. Mejor, ¿no? No me hubiese gustado tener que sacarte de algún lío.-Sonrió con dulzura y en ese momento estaba segura que tenía la misma cara que cuando tenía cinco años, la misma que ponía cuando sabía que estaba metida en un lío y quería librase del consiguiente castigo. No era ella la que empezaba las travesuras, solo las seguía y siempre la pillaban. Era solo mala suerte, de todos modos siempre conseguía que alguno de sus compañeros callera con ella y al final era él o ella quien hacía todo el trabajo.
Catherine O'Connor- MAXIMUS UMBRA
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Espera pacientemente a que la pelirroja se empotingue con todas esas sustáncias, con la cabeza ladeada. No es que ella fuese la persona más empática del mundo -mejor dicho, la empatía no se había dignado ni a pasearse por su calle-, pero había algo en aquella muchacha que no le cuadraba. Mentía como un niño que ansía conseguir su primer bote de hormigas huntadas en mantequilla -como le había pasado a ella, que ignoró a su madre durante más de cinco meses por conseguir uno-, pero todavía no sabía el por qué. Por eso no le sorprendió nada la contestación que le dio, a pesar de no entender el concepto de "alterada". La última vez que pilló de éso tenía cinco años y fue porque se le cayó la pasta de dientes en la uña del pulgar de su pie derecho. Odiaba éso.
- ¿Para qué querías echarme una mano si no me querías sacar de ningún lío, el cual, por cierto, no sé cuál es? - pregunta, insensible completamente a la expresión que le dedicaba la chica, pensando en llamar al doctor de su barrio por si le había dado algo al ponerse el maquillaje ese.
- ¿Para qué querías echarme una mano si no me querías sacar de ningún lío, el cual, por cierto, no sé cuál es? - pregunta, insensible completamente a la expresión que le dedicaba la chica, pensando en llamar al doctor de su barrio por si le había dado algo al ponerse el maquillaje ese.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
¿Pero que narices...?' Vale, Cath no entendía a esa chica. Joder, ¿no puede una cometer un erro sin que después te interroguen igual que si hubieras cometido un asesinato? Parece ser que con ella no. Y éso no le gustaba nada, nunca había soportado los interrogatorios, no le gustaba que le mandasen ni que le dijeran lo que tenía que hacer, ¿para algo tenemos cabeza, no? Para que podamos actuar por nosotros mismos sin tener que llevar a nadie a las espaldas siciéndote que pie poner primero, que calle cruzar, que vaqueros comprar... Se setía inútil si alguien le decía lo que debía y no debía hacer.- Está bien, déjalo. Ha sido un error mío, no hace falta que te lo tomes a la tremenda y, si así lo haces es porque tienes algo que esconder. Además cometí un error ¿vale? Todo el mundo comete errores. ¿ O acaso tu no los cometes?- ¡Genial! Una desconocida de la que ni sabía su nombre la estaba consiguiendo poner de mala ostia. Demasiado tiempo sin tener problemas, ¿verdad? Si Cath no se mete en algún lío, no es Cath. Pues vaya mierda, la próxima vez se quedaría quietecita en su casa y a ver si allí era capaz de no liarla.
Catherine O'Connor- MAXIMUS UMBRA
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Se encoge de hombros, desinteresada ya casi por completo por saber las razones de la muchacha. Y con razón pasaba del tema, porque ahora va y le dice que tiene algo que esconder. ¿El qué? Lo cierto es que no se va a romper el coco pensando qué cosa será esa que se oculta hasta de ella misma, pero una cosa sí que es segura: ella no se tenía secretos a ella misma. Y, si los tuviera, sería la primera en irse a un manicomio de cabeza.
- No - responde, clavando sus ojos en los de la pelirroja, que a simple vista ahora parecía que la alterada fuera ella. Y, como de costumbre, no entendía el motivo. Como no fuese porque se le ha caído una pestaña y no la ha soplado pidiendo un deseo... Y, con respecto a lo de los errores, ella en su vida había cometido uno, ni siquiera un error chiquito. Todo lo que hacía para ella estaba bien, y no se arrepentía de haber hecho nada. Otra cosa era que los demás pensasen que sí, que había cometido el mayor error de su vida, pero a estas alturas todo el mundo sabía lo que a ella le importaba lo que pensaban de ella: nada.
- No - responde, clavando sus ojos en los de la pelirroja, que a simple vista ahora parecía que la alterada fuera ella. Y, como de costumbre, no entendía el motivo. Como no fuese porque se le ha caído una pestaña y no la ha soplado pidiendo un deseo... Y, con respecto a lo de los errores, ella en su vida había cometido uno, ni siquiera un error chiquito. Todo lo que hacía para ella estaba bien, y no se arrepentía de haber hecho nada. Otra cosa era que los demás pensasen que sí, que había cometido el mayor error de su vida, pero a estas alturas todo el mundo sabía lo que a ella le importaba lo que pensaban de ella: nada.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
¡El colmo! Doña perfecta no cometía errores. Pues vale, si no necesitaba nada, ¿qué pintaba ella allí? Absolutamente nada. Decidió que se largaría antes de ser ella a la que le diese un ataque, asi que recogió todo lo que había sacado del bolso -maquillaje y demás-, se lo colgó al hombro y se giró para hacer frente a la chica.-Bueno, como veo que no necesitas nada, será mejor que me vaya. Ha sido un verdadero placer.- Se obligó a sí misma a sonreir y, abriendo la puerta, dijo-: Adiós.- Y se largó de aquel lugar hecha un furia, y con la esperanza de que si se volvía a encontrar con esa chica acabasen mejor y pudiese saber al menos su nombre. No le hacía ninguna gracia que termiraran de ese modo, pero hoy no era día para que cath fuera paciente.
Catherine O'Connor- MAXIMUS UMBRA
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Incluso antes de que la pelirroja le dijera "adiós", ella ya se había dado la vuelta y se encaminaba hacia el escenario, notando que allí no podría conseguir nada que le distrajera y le llamara la atención. Y, después de dar unas cuantas vueltas por el escenario, localizando todos sus puntos débiles por si en un futuro no muy lejano necesitaba destrozar algo, se marcha del lugar por la puerta de atrás.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
- ¡No me grites al oído, que no soy sordo! -Salió de aquella Ópera con las manos en los oídos, a causa de tener a un tío seriamente antipático pegándole gritos al oído. Ay, ¿por qué eran tan malos ahí? Les tendría que dar clases de manejo de ira, porque a este paso que van y con ese carácter ni llegan a ningún lado . Terminó por salir a las calles, con la camisa blanca toda arrugada y con los vaqueros casi en el mismo estado que su camisa. Estaba todo pisado, sudado, despeinado y lo peor de todo, le habían derramado un posholate caliente encima T^T. Más nunca volvería a ir a esa ópera ni porque le pagaran dos mil trillones de euros.
Se sentó tranquilamente en un banco, intentando limpiarse los pocos residuos de chocolate que tenía encima. No iba a salir así, por Diór, ni que estuvieran en la prehistoria.
Se sentó tranquilamente en un banco, intentando limpiarse los pocos residuos de chocolate que tenía encima. No iba a salir así, por Diór, ni que estuvieran en la prehistoria.
Cédric Grosvenor R.- Miles
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Los casos de amnesia en jóvenes de menos de veinte años no eran muy comunes, digamos que 1 de cada 100 millones, según su imaginación. Pues mira qué casualidad que ella era ese 1. ¿Cuándo se había olvidado el bolso en la Ópera? Ni idea, pero la cosa estaba en que llevaba rondando por el barrio una semana y entrando a casa a través de la ventana del lavabo. Y todo ello porque las llaves estaban dentro del bolso.
Camina con pasos rápidos y silenciosos hacia la puerta de entrada del edificio, estudiando a los vigilantes y preparada para ponerse a prueba. No todos los días tenías el poder de controlar la voluntad de seis personas a la vez. Pero claro, hubo algo que la distrajo mucho más que el atontar a seis personas, y era un personaje sentado en un banco cercano a ella. ¿Que qué encontró interesante en ese cuadro tan normal? Pues que estaba bañado en un rico chocolate seguramente calentito.
Se acerca a él como si nada, reconociéndolo a los pocos pasos. Era el chico del museo. Bah, hierba mala. Cuando está a menos de un paso de él, prácticamente rozándole, levanta el dedo índice de la mano derecha y se lo acerca al muchacho, directamente al trozo de cuello mojado de chocolate. Cuando consigue depositar un poco de ese delicioso manjar en su dedo, lo lleva a su boca, saboreándolo.
- Rico - murmura, acercando de nuevo el dedo para coger más.
Camina con pasos rápidos y silenciosos hacia la puerta de entrada del edificio, estudiando a los vigilantes y preparada para ponerse a prueba. No todos los días tenías el poder de controlar la voluntad de seis personas a la vez. Pero claro, hubo algo que la distrajo mucho más que el atontar a seis personas, y era un personaje sentado en un banco cercano a ella. ¿Que qué encontró interesante en ese cuadro tan normal? Pues que estaba bañado en un rico chocolate seguramente calentito.
Se acerca a él como si nada, reconociéndolo a los pocos pasos. Era el chico del museo. Bah, hierba mala. Cuando está a menos de un paso de él, prácticamente rozándole, levanta el dedo índice de la mano derecha y se lo acerca al muchacho, directamente al trozo de cuello mojado de chocolate. Cuando consigue depositar un poco de ese delicioso manjar en su dedo, lo lleva a su boca, saboreándolo.
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Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Lo que más le parecía insólito es que tantas cosas de comida se vendieran en una ópera: chocolate caliente, nachos, papas fritas. Vamos, que era insólito y lo demás eran tonterías ._." Ni siquiera se había percatado de la presencia de una chica que le había rozado el brazo un poco. Soltó un lastimero bufido y se sacó de los bolsillos un par de servilletas mal dobladas que estaban depositadas en estos. Había sacado su billetera, sus llaves, su móvil, condones, las mismas servilletas y otras cosas que se tomaría mucho tiempo describirlas.
En eso sintió un rico tacto en su cuello, lo cual hizo que se le erizaran un poco los pelos. Pero no era un hombre, si no una chica que tenía una voz muy conocida para él. La chica rara, la que había conocido junto con el otro tío hace un mes en el museo al aire libre. Se giró, un poco sorprendido por mirarla ahí y poniendo sus dedos en su cuello; lo que vio le pareció más raro ahora. ¿Qué hacía bebiendo el chocolate depositado en su cuello? O_O Mi arrma, ¿sería fetichista?
- No hace falta preguntarte por qué lo haces, supongo -musitó, dejando que siguiera bebiendo-. ¿Te gusta el chocolate en mi cuello o MÍ cuello, para ser más exactos?
En eso sintió un rico tacto en su cuello, lo cual hizo que se le erizaran un poco los pelos. Pero no era un hombre, si no una chica que tenía una voz muy conocida para él. La chica rara, la que había conocido junto con el otro tío hace un mes en el museo al aire libre. Se giró, un poco sorprendido por mirarla ahí y poniendo sus dedos en su cuello; lo que vio le pareció más raro ahora. ¿Qué hacía bebiendo el chocolate depositado en su cuello? O_O Mi arrma, ¿sería fetichista?
- No hace falta preguntarte por qué lo haces, supongo -musitó, dejando que siguiera bebiendo-. ¿Te gusta el chocolate en mi cuello o MÍ cuello, para ser más exactos?
Cédric Grosvenor R.- Miles
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Eeeeeeesto no puede estar pasando, de ninguna de las maneras. Con el tiempo que hacía que ella no proababa el chocolate para que ahora le viniese un periquito de dedos gordos y le impidiese comérselo. Já, ni el señor Barak Obama iba a creerse eso. Así que, haciendo uso de su don, introduce su mente en la del chico, haciendo que este colocase sus brazos a los dos lados de su cuerpo y se quedara más rígido que un jamón congelado, haciendo que su cuello fuese más visible y accesible para ella también.
- El chocolate. No me va el canibalismo - contesta, justo antes de inclinar su cabeza hacia el cuello del rubio para lamerle todo el líquido marrón que se había quedado atrapado allí, apoyando ambas manos en las piernas del chico para no caerse -. Mmmm - murmura entre lametón y lametón, ajena a la gente que pasaba por allí y les observaba y centrando una mínima parte de su atención en el control del cuerpo del muchacho.
- El chocolate. No me va el canibalismo - contesta, justo antes de inclinar su cabeza hacia el cuello del rubio para lamerle todo el líquido marrón que se había quedado atrapado allí, apoyando ambas manos en las piernas del chico para no caerse -. Mmmm - murmura entre lametón y lametón, ajena a la gente que pasaba por allí y les observaba y centrando una mínima parte de su atención en el control del cuerpo del muchacho.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Estaba a punto de levantarse e irse de ahí, dispuesto a no volver a ver más nunca a esa loca que en aquellos momentos le estaba cayendo de la patada. Había recogido su móvil y todo, y con desición le dijo "Adiós", pero, ni tiempo le dio para levantarse; se hallaba atrapado, obligado por alguna fuerza magnética a poner ambas manos en cada lado de su cuerpo, estando rígido como si de un helado se tratase. ¿Por qué no podía moverse? Quería decir algo al menos, pero parecía que incluso su lengua se había pegado a su paladar, dejándolo a total disposición de aquella loca que tenía toda la intención de violarlo si no hubiera nadie por ahí.
- ¿Prrr... Porr... Porrqué Demonios no pu... puedo mover... moverrme? -Dijo, entre forcejeos para poder gritar y huir de aquella chica, pero lo que le hacía ahora no le desagaradaba verdaderamente. Su cuello era lamido por la chica, con su lengua paseando como la de una víbora por todo su albino cuello. No iba a forcejear ni nada, sencillamente disfrutó, soltando de vez en cuando un suspiro.
- ¿Prrr... Porr... Porrqué Demonios no pu... puedo mover... moverrme? -Dijo, entre forcejeos para poder gritar y huir de aquella chica, pero lo que le hacía ahora no le desagaradaba verdaderamente. Su cuello era lamido por la chica, con su lengua paseando como la de una víbora por todo su albino cuello. No iba a forcejear ni nada, sencillamente disfrutó, soltando de vez en cuando un suspiro.
Cédric Grosvenor R.- Miles
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
Y siguió con su tarea, dale que te pego, hasta que no quedó ni una gotita de chocolate en la piel del chico. Así que, retirándo su cara de donde estaba y colocándola a pocos centímetros de la del chico, casi nariz contra nariz, fija sus ojos en los de él para responderle.
- Porque no me da la gana - contesta, como si le estuviera diciendo que el cielo es azul. Porque para ella el manipular a la gente era algo tan normal como respirar, así que tampoco era algo nuevo. Y que sus "víctimas", por así llamar a las personas sometidas a su voluntad, le preguntasen el motivo de su immobilidad o sus movimientos no controlados por ellos tampoco era algo nuevo y, para ser sinceros, estaba cansada de responderla.
Retira sus manos de las piernas del chico para poder sentarse al lado de este, mirándole. Los tentáculos que había colocado en la mente del chico hacen que el rubio se coloque en la misma posición que ella, cara a cara. Después, sonríe. Finalmente, reduce la immobilidad del chico únicamente a las piernas.
- Porque no me da la gana - contesta, como si le estuviera diciendo que el cielo es azul. Porque para ella el manipular a la gente era algo tan normal como respirar, así que tampoco era algo nuevo. Y que sus "víctimas", por así llamar a las personas sometidas a su voluntad, le preguntasen el motivo de su immobilidad o sus movimientos no controlados por ellos tampoco era algo nuevo y, para ser sinceros, estaba cansada de responderla.
Retira sus manos de las piernas del chico para poder sentarse al lado de este, mirándole. Los tentáculos que había colocado en la mente del chico hacen que el rubio se coloque en la misma posición que ella, cara a cara. Después, sonríe. Finalmente, reduce la immobilidad del chico únicamente a las piernas.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Ópera de Copenhague [ZdR]
No podía gritar, no podía hablar, no podía mover al menos una mano o una pierna para escaparse de ella. Lo que podía sospechar, y por lógica, es que ella tenía algo que ver en este juego macabro. Aunque tampoco es que le molestara sentir la boca de la chica en su cuello; en cierto modo estaba disfrutando y mucho, pero por otro se sentía como si fuese a ser violado por el ser más malévolo del mundo. Es que eso daba la impresión aquella chica, de la cual ni siquiera sabía nombre. No la conocía de nada, sólo la había visto una sola vez y había sido con el chico raro que ella sí conocía; él no pintaba nada en su memoria. Pero no quería creer eso, la chica esa, al parecer.
- Tú me estás haciendo esto -logró articular difícilmente. Pero la pregunta ahí era ¿cómo?, ¿cómo podía hacer esa chica [insertar nombre] la responsable de su rigidez? Era una persona común y corriente, no era nadie del otro mundo... ¿Verdad? Pero era difícil creer que un ser humano fuera capaz de controlar a alguien así, eso no podía ser vudú; no veía ningún muñequito con su linda carita con los ojitos pinchados-... ¿Qué... eres... tú? -Dijo con pesadez, dejando que la chica se sentara a su lado, sin siquiera poder mirarla bien, hasta que pudo sentir algo libre de él, la parte de arriba. Pero sus piernas, lo que podrían salvarle en aquellos momentos, estaban aún controladas. Se quedó quieto, mirando fijamente a la chica, con una mueca de asco- Déjame... ir.
- Tú me estás haciendo esto -logró articular difícilmente. Pero la pregunta ahí era ¿cómo?, ¿cómo podía hacer esa chica [insertar nombre] la responsable de su rigidez? Era una persona común y corriente, no era nadie del otro mundo... ¿Verdad? Pero era difícil creer que un ser humano fuera capaz de controlar a alguien así, eso no podía ser vudú; no veía ningún muñequito con su linda carita con los ojitos pinchados-... ¿Qué... eres... tú? -Dijo con pesadez, dejando que la chica se sentara a su lado, sin siquiera poder mirarla bien, hasta que pudo sentir algo libre de él, la parte de arriba. Pero sus piernas, lo que podrían salvarle en aquellos momentos, estaban aún controladas. Se quedó quieto, mirando fijamente a la chica, con una mueca de asco- Déjame... ir.
Cédric Grosvenor R.- Miles
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