Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]

por **Fawn D. Poynter** Mar Jun 01, 2010 9:43 pm

Fue fácil deshacerse de esa prenda tan molesta con la ayuda del rubio. Aunque, pensándolo bien, ella sola habría podido, pero bueno. Mira unos instantes al suelo, el lugar donde ha quedado abandonada la prenda y, manteniendo un perfecto equilibrio, la cogió con su pie derecho y la lanzó un par de metros más allá.

- Así estás mejor - resume, dando la vuelta al moreno hasta situarse detrás de él. Como había hecho antes, posa sus dedos fríos con delicadeza en su tatuaje, algo intrigada -. ¿Qué significa? - Pregunta, animando al rubio con la mirada a que también le tocase. No era lo suficientemente tonta como para no saber que a aquel muchacho le iban más las barbas que las caderas. ¿Que en qué se basaba para decir tal cosa? Pues simplemente en que, si hubiera sido un tío "normal", dudaba mucho que le hubiese ayudado a quitarle la camiseta a Eehl.

por **Cédric Grosvenor R.** Mar Jun 01, 2010 9:53 pm

No iba a contestar tal pregunta. Ya que lo más seguro que con esa carota de toro sin sexo de por vida dejaba bien claro que no le agradaban los gay e.e Vuelve a desviar sus ojos en los brazos del chico, cruzándose de brazos, escuchando a lo lejos las palabras de la chica, sin muchos ánimos de acercársele al misterioso chico. Niega con la cabeza, pero dándole una mirada a la chica de "Si pudiera me zumbaría a este tío (//)". Bien claro dejaba lo que quería. Busca la camiseta del chico, y al hallar con ella la recoge, oliéndola seguidamente. Perfume de macho. Por Diór (//)

- Déjame adivinar -dice en un susurro parecido al de un drogado-... 212, ¿verdad? -Le pregunta al hombre, dejando de olfatear como perro faldero su camisa- No hay perfume mejor que ese *_* Huele a gloria *-*

Y se esfuma.

por **Davis Cemuk Hondor** Miér Jun 02, 2010 3:35 pm

Hice una mueca de desagrado ante la enunciativa que me lanzaba la morena, sobre que le gustaba que estuviese semidesnudo delante de ella. Lo habría estado antes si no me hubiese pegado un buen rodillazo, o quizás nunca si no hubiese aparecido por allí de ninguna de las maneras.
Pero las cosas surgieron tal como surgieron y me situaba allí frente a un rubio que me miraba con mirada golosa y ella, que tenía una manía de meterse dónde no debía.

- ¿Alguna otra razón más? - murmuré mientras observaba, de reojo, como el chaval de cabellos claros cogía mi camiseta y la olfateaba de esquina a esquina; pirados, todos pirados. Y lo peor de todo es que en el fondo me gustaba, porque me recordaban... a mí. - No te gustaría saberlo.

Chasqueé la lengua y extraje mi camisa de sus manos con precisión, al menos guardándola en el regazo ya que no me dejaban ponérmela y salir pitando de allí.

- No. - negué ante la marca que decía que era mi perfume. - Lacoste Challenge. - respondí como quién dice 'Hoy es miércoles' y después ladeé la cabeza, confuso conmigo mismo, ¿A dónde se fue tu aparente educación fría y tu extrema lógica, Eehl? ¿A las Bahamas?

por **Fawn D. Poynter** Miér Jun 02, 2010 4:01 pm

Se queda mirando sin comprender al par de calcetines rosas que tenía delante, sin comprender nada de lo que estaban diciendo. ¿Venía ella de otro planeta, o tenía cara de ser extraterrestre? Bueno, sí, si que la tenía, así que mejor no meterse en asuntos que no la llaman, por si acaso.

Como no sabe muy bien qué hacer, fija su mirada en la camiseta y piensa en que ha dado más viaje que Piolín en globo, aumentando seguramente la probabilidad de que en un futuro sean las camisetas las que nos cuenten historias sobre el pasado y sobre sus experiencias vividas y no nosotros mismos, que estaremos seguramente jugando al bingo con treinta años por culpa del bajo nivel de neuronas que habrá entre la población mundial en un futuro no muy lejano. ¿Y por qué pensaba todo eso? Porque encontraba realmente impensable el hecho de que no quisiese decirle qué significaba ese tatuaje. Y, si le conociera más, él sabría que sería mejor decírselo.

- ¿Qué significa? - pregunta, fría, mirándole esta vez a los ojos, acallando las emociones de la vez pasada. ¿Esque no acababa de hablar del bajo número de neuronas humanas o que? A este paso las hormonas sustituirán cada célula de nuestro cuerpo...

por **Kate S. Eyre** Vie Jun 11, 2010 6:50 pm

Kate baja del taxi que había tomado en dirección al Museo al Aire Libre de Copenhague al llegar, efectivamente, a su destino. Si se dirigía hacia allí era porque, además de que apreciaba en gran medida el arte, necesitaba relajarse con urgencia. No llevaba más de un par de días en la ciudad y ya le habían intentado robar una vez, menos mal que fue en vano. No podía soportar la idea de volver a encontrarse con esa chica o con alguien de su calaña, por lo que fue todo el camino leyendo los pensamientos de todo aquel con el que se cruzaba, con el objetivo de cercionarse de que su integridad iba a seguir así, completa e irremediablemente íntegra. Lo cierto es que gracias a ello se dió cuenta de que causaba una gran impresión sobre los extranjeros ingleses, o al menos esos son los únicos de los que lograba sacar algo en claro, ya que ella no hablaba demasiado danés. Lo justito y ya.

Salió del taxi, perseverante e intentando mantener la tranquilidad, pagó al taxista por su servicio y, aliviada, observó como el taxi se alejaba. Empezó a caminar hacia la entrada del Museo, ya que si había ido hasta el Norte de la ciudad para verlo, al menos debía entrar y visitarlo, como mínimo. Lo cierto es que había millones de edificios allí, unos más modernos que otros, pero la gran mayoría de alto nivel histórico y artístico, aunque aquello de los edificios no fuera su mayor hobbie, lo cierto es que eran fantásticos. Y así, caminaba entre unos y otros, entrando en los que permitían la entrada y quedándose a las puertas de los que no.

por **Fawn D. Poynter** Vie Jun 11, 2010 7:13 pm

Si odiaba algo en este mundo aparte de a los babosos era a las personas que se quedaban empanadas cuando ella les había preguntado algo o estaba haciendo cosas con ellos. Y ahí era cuando su furia asesina salía a la luz del sol y tomaba parte de su cuerpo, mente y alma y le obligaba, o ayudaba, a mandar a tomar viento fresco a estas personas desechables. Por eso tardó poco en abandonar su postura relajada e impasible, acercándose más rápido que una veinteañera en las rebajas de verano, arreándoles al moreno y al rubio una patada de kárate en sus partes sensibles a la luz del sol, asegurándose así de que había muchísimas posibilidades de que perdieran el carné de padres. Mejor, así sus hijos no saldrían tan estúpidos como los padres.

Comienza a irse de allí con pasos ágiles y rápidos, deshaciendo el complicado camino que habían tejido para llegar allí, hasta pararse bruscamente detrás de la última puerta. Allí había alguien que intentaba entrar en su mente, provocándole la misma sensación de dolor de cabeza que todas las otras veces. Abre la puerta sin pensárselo dos veces, encontrándose con una rubia no más mayor que ella. Se queda mirándola de arriba a abajo sin moverse de donde está, fríamente.

por **Kate S. Eyre** Vie Jun 11, 2010 7:29 pm

Estando en el interior de un pequeño molino, Kate seguía sintiéndose mal por lo que le había ocurrido antes. Lo cierto es que nunca habían intentado atracarle, y estaba mucho más inquieta y a la defensiva de lo normal. Se paseaba de un lado a otro del molino, más absorta en sus pensamientos que en las herramientas para alimentar al ganado y cultivar cosecha que allí se encontraban, como muestra de lo que se debía hacer hacía varios siglos en aquel molino de viento. No era uno de los mejores edificios que allí se encontraba, pero sí un lugar que (quizás por la anterior razón) estaba vacío, a excepción de ella, cosa que rápidamente cambió. De repente, se abrió la puerta de entrada, y Kate se dió la vuelta bruscamente, alterada. Profirió un suspiro de alivio cuando observó que no era la chica de antes, pero no se sintió tan aliviada cuando notó la naturaleza de la nueva chica que acababa de interrumpir su tranquilidad. Era una Indluqqë, y no parecía estar muy tranquila, más bien podría decirse que tenía cara de malas pulgas. Aunque Kate estaba completamente segura de que no la conocía y que, por ello, era imposible que tuviera algo personal contra ella, no pudo dejar de sentirse amenazada cuando la Indluqqë se abrió el paso de aquel modo.

-¿No te han enseñado educación? ¿Qué formas son éstas de entrar? -le dice bruscamente, esperando que se entienda que en estos momentos no busca compañía, y menos de alguien como ella. ¿Es que no había nadie normal en aquella maldita ciudad?

por **Fawn D. Poynter** Vie Jun 11, 2010 10:02 pm

Sonríe interiormente, curiosa por saber cómo acabará la situación. Todo en conjunto le hacía bastante gracia: una niña perdida que le pedía que se marchase de allí porque, seguramente, no quería compañía. Ella no era nadie para decirle a la gete lo que debía o no hacer, más que nada porque no le interesa, pero es algo estúpido salir de casa buscando la soledad sabiendo que nada más cruzar la calle estarás envuelta en personas.

- ¿Es tu casa? - pregunta, con una ceja alzada. Pensándolo bien, ni aunque fuera su casa llamaría: tenía que pasar por allí para volver con su madre y no necesitaba que nadie le diera permiso para pasar o no por su camino.

Entra un poco más en la sala, sin romper el contacto visual con la rubia, cerrando con las dos manos la puerta detrás suyo. Mucho mejor. No tenía ni tiempo ni ganas de que aquel par de albóndigas estériles les escuchasen y vinieran hacia allí.

por **Kate S. Eyre** Sáb Jun 12, 2010 12:10 pm

Suspira profundamente cuando la Indluqqë termina por entrar en el molino de forma tan amable como antes, nótese la ironía. No es una chica excesivamente fea, aunque tampoco la ve demasiado guapa. Su color de pelo es corriente, oscuro y sin muchas florituras, lo único que destacan de ella son los ojos, y tampoco los considera tan bellos. Nunca le gustó el aspecto de los de su raza, y menos su personalidad y comportamiento. Solían ser (por no generalizar y decir que todos lo eran) personas frías e irascibles, que solían caerle mal nada más mirarles. Se les notaba que no tenían buenas intenciones, y eso no le gustaba para nada a Kate. Un poco cansada de la compañía de personas desagradables, se apartó de la siguiente salida del molino, dejando paso a la chica por si quisiera salir de allí, que ojalá fuera así.

- No, pero podrías intentar no asustar a la gente con esos golpes tan bruscos -le comenta con una mueca, no está de buen humor y no desea compañía. Ese día tenía un humor de perros, ni más ni menos. Puso los brazos en jarras, esperando que la chica saliera de allí cuanto antes y la dejase tranquila, pues ella no estaba dispuesta a abandonar su espacio, significaría que la Indluqqë la había echado, y no iba permitirlo.

por **Fawn D. Poynter** Sáb Jun 12, 2010 10:54 pm

Plantada cual pino en el lugar donde se encontraba y sin hacer amago de moverse tal y como le sugería tan directamente la rubia esta, apoya su espalda en la puerta que acababa de cerrar, cruzándose de brazos con actitud aburrida y relajada, pero con un atisbo de tensión, como siempre. Alguien que no esté preparado para detener cualquier ataque ya era mujer muerta.

- ¿Asustar? ¿Golpe? - pregunta, flipando cada vez más con el espécimen que tenía justo delante pero sin dejar que ninguna de estas emociones, de incredulidad y desprecio, se viesen reflejadas en su cara. Porque no había motivo alguno de empezar a decir todos los fallos genéticos de las personas que no eran como ella, empezando con el de la tendencia a inventarse cualquier tipo de chisme para hacer más dramáticas todas las situaciones.

Valora seriamente la idea de marcharse de allí y dejar a la chica con el moco colgando, pero la verdad era que su subconsciente deseaba que aquellos dos burros que había dejado más allá se despertaran, especialmente el moreno, y viniesen a por ella para continuar con el jueguecito que se traían. Y para volver a probar el dulce sabor de sus labios. Oh, ostia mental para Fawn. Proceso de retirada de pensamientos: 100% completado, con fallos.

por **Neftis B. Lekker** Jue Jun 17, 2010 11:47 am

Le habían hablado tremendamente bien de ese museo, ¡la de años que llevaba en esa ciudad y nunca había entrado en él! pésimo, sobretodo para una artista como lo era ella. Iba expresamente buscando la nueva sección de obras oscuras y sangrientas de un nuevo escultor británico que le llamó desde un principio la atención. comenzó a mirar el plano intentando averiguar de una endemoniada vez dónde lo habían colocado. ¿Esto era un museo o un maldito laberinto? Harta y con el ánimo de capa caída se fijó en dos siluetas bajo un arbol. Dos muchachas, una rubia y otra morena, la primera parecía haber desconectado, por su parte la seunda parecía estar esperando algo. Se acercó en ademán de pedir ayuda y se dirigió a la que parecía estar más despierta.

- Perdona-interrumpió a ambas, pero se dirigió más que nada a la morena, no sabía el por qué la notaba más entendida en la ubicación de las cosas, intuición artística- ¿por casualidad no sabras dónde se presentan las obras de Joseph Arnold (*)-comenté extendiéndole el panfleto.

(*) Nombre inventadísimo, al igual que las supuestas esculturas y toda la mandanga.

por **Fawn D. Poynter** Jue Jun 17, 2010 12:10 pm

Oh, ahora encima la rubia va y se queda empanada. Pues mira, que le den un rato con el látigo, que ella no estaba a la disposición de nadie, y menos suya. Pero claro, justo cuando se tragaba su orgullo y el umbral de la puerta de la casa ya había sido traspasado por su cuerpo, se le aparece un ser más perdido que Wally y que encima le pedía que le ayudase con la búsqueda de no sé qué cosa. Y las dos albóndigas durmientes todavía no se habían despertado ni estaban allí con ella dándole la lata. Genial. Lo único bueno de aquella situación era que sólo ella era consciente del cabreo mental que llevaba, ya que físicamente no expresaba más que indiferencia.

- Aquí seguro que no - responde, fría, mirándo fijamente el panfleto que le ofrecía la chica, sin tocarlo ni vierlo realmente. Tenía cosas más importantes que hacer antes que dedicarse a hojear un trozo de papel inútil.

Y, sin esperar a más, camina unos cuantos pasos hacia dondequiera que esté la salida, con la sensación de que se olvidaba de algo. Y, como esa sensación persistía, se paró enmedio de su camino, pensando qué era lo que se descuidaba.

por **Neftis B. Lekker** Jue Jun 17, 2010 12:21 pm

-Gracias-dijo con una leve carcajada mientras observaba como se iba. Parecía estar un poco tensa.

De golpe se sobresaltó otra vez, espera... algo raro estaba pasando ahí... ¿ella también?

-¿Pero qué demonios pasa?-gritó desesperada, mirando intensamente a la muchacha. Tmapoco, tampoco escuchaba nada. ¡Mierda! ¿Qué cojones le estaba pasando? ¿Dos en una semana? ¡Venga ya!

Se quedó observando a la morena, sin apartar la mirada de ella. En un instante se le pasaron por la cabeza las palabras de Ce. Otros tipos de nyrace.

-¿Qué eres?- preguntó un poco asustada y a la vez intrigada- mejor dicho, ¿eres nyrace?- esto último lo dijo con la mirada desesperada, otra más como ella podría sacarle muchas dudas de la cabeza.

por **Fawn D. Poynter** Jue Jun 17, 2010 12:40 pm

Alzó su ceja izquierda como única muestra de sorpresa por las palabras y la reacción de la morena. Sí ella acababa de sentir -y todavía sentía- el intento de intromisión de una mente parecida a la suya en su cerebro, y la sensación familiar de fracaso del que lo intentaba al descubrir que su mente era una fortaleza sin vías para entrar ni salir. Ladeó la cabeza, algo divertida por las palabras de la chica, aunque también intrigada por descubrir que ella no era la única no normal del mundo. Aunque, a decir verdad, a estas alturas ya no le sorprendía. Con demasiados bichos raros se había topado ya.

- Soy Fawn - se limita a decir, consciente de la desesperación que destilaba la morena por saber si era como ella. Pero le parecía algo estúpido contestar a eso, ya que era obvio que sí, que pertenecía "a los suyos", si es que existía alguna agrupación parta seres como ellas mismas.

por **Neftis B. Lekker** Jue Jun 17, 2010 12:47 pm

En cierto modo se relajó cuando ecuchó el nombre de la muchacha. Destensó los hombros y entrecerró los ojos dejando entrever una leve sonrisa de satisfacción.

- L- se presentó tan escuetamente como Fawn- ¡Dios! esto es increíble...- susurró finalmente llevándose las manos a la cabeza- por fin encuentro a alguien...-comentó mirándole directmante a los ojos- ¿laesind?- preguntó directamente y sin tapujos- ¿o es verdad que hay "otros"?- quiso inmiscuir también el tema de su quebradero de cabeza en la misma pregunta.

FdR: Caca-post, el próximo mejor, lo promero xD

por **Fawn D. Poynter** Jue Jun 17, 2010 12:58 pm

Dedica una de sus escasas medias sonrisas a la chica, L, según le acababa de decir. Le gustaba ese nombre, si es que era su nombre verdadero y completo. Simple, fácil, directo, tal y como le gustaba actuar a ella. Sus labios se vuelven a relajar cuando el disparo de preguntas continua. Preguntas que ella deseaba evitar, no por miedo o vergüenza, sino porque creía que no hacía falta remover más lo que había estado tanto tiempo oculto.

- Ya sabes la respuesta - responde, clavando sus ojos grises en los azules de la chica, reforzando así sus barreras contra ataques mentales, a pesar de saber que ese refuerzo era inútil. Anulaba todas las intromisiones en su cerebro instintivamente desde que era un bebé, así que el refuerzo sólo podía significar una ayuda para abrirle la mente a la morena.

por **Neftis B. Lekker** Jue Jun 17, 2010 1:10 pm

No se esperó la respuesta de la muchacha, decepcionada bajó la cabeza y clavó su mirada en algún punto lejano del suelo.

-No, la verdad es que no lo se-volvió a clavar su mirada en Fawn-si quieres que te diga la verdad hasta hace escasos dos años me pensaba que me había vuelto loca porque escuchaba voces en mi cabeza- explicó esto muy deprisa, desesperada, pero todo en un susrro, intentando no llamar la atención a la demás gente de los alrededores- antes de ayer finalmente mis dudas quedaron disipadas, o en parte-hizo una mueca extraña- Recurrí a una chica par buscar información acerca de los Laesind, gracias a pequeños descubrimientos que hice a espaldas de mi padre- abrió los ojos de golpe-que por cierto se alegraría cantidad de que su hija fuera una nyrace- se notó muchísimo el tono sarcástico que utilizó-descubrí que ella era una laesind-acabó la breve explicación- más allá de nyrace y laesind, no tengo el más mínimo conocimiento de nada, cero

No sabía el por que de haberle contado todo eso, tal vez, el mero hecho de querer contestaciones referentes a los nyrace y de la posible existencia de más como ella le hacía perder de vista cualquier remilgo personal. En esas semanas su vida había dado un giro de 180º, de no saber absolutamente nada de ella a saberse poseedora de un don que la sentenciaba como nyrace.

por **Fawn D. Poynter** Jue Jun 17, 2010 3:05 pm

Si el cabreo que llevaba encima no era suficiente, ahora venía en ente este, plantándosele delante y explicándole su vida; como si a ella le interesase saber qué les pasó o les dejó de pasar a las personas. Ella nunca había sentido esa desesperación por encontrar algo, o simplemente aquella curiosidad que sentía la gente por saber cosas que eran imprescindibles; por eso no titubeó ni un instante en decirle a la chica lo que le dijo, ni tampoco se arrepentiría.

- No me interesa tu vida, L - le corta, con voz indiferente pero no burlona. Tampoco había necesidad, ¿no? Las cosas eran como eran y no había que humillar a nadie. Eso sí era ser estúpido -. No veo la necesidad de clasificar a las personas que son como nosotras, por lo tanto no entiendo ni espero entender la necesidad esta tuya de saber más sobre el tema - hace una pequeña pausa, mirando a la morena de arriba a abajo -. Soy una Indluqqë - añade, sin comentar nada más. El resto era capaz de averiguarlo ella solita.

por **Neftis B. Lekker** Vie Jun 18, 2010 9:09 am

Ese comentario si se lo esperaba, puede que tras unos cuantos años de escuchar incesantes voces en su cabeza comenzara a captar el compartameinto de la gente sin ni siquiera conocerla.

- Esta bien-levantó las manos en señal de comprensión- me callo- pasó sus dedos de la mano derecha por su boca, simulándo que se cerraba la boca con una cremallera-gracias por la información- más allá de sonar "gracias por haberme jodido el día con tu seca contestación" en esa frase se notaba realmente gratitud. Fawn le había proporcionado un nombre. Indluqqë-bueno, no te molesto más-rodó los ojos-seguiré buscando la exposición- miró a la muchacha directamente- adiós- comentó mientras se giraba y se adentraba más en el museo.

Al mismo tiempo que avanzaba, L sacó de su bolsillo el teléfono móbil. Puede que esa palabra le sirviera de algo a Ce.

por **Fawn D. Poynter** Sáb Jun 19, 2010 4:21 pm

Se encogió de hombros, cerrando el bolso que llevaba colgado del hombro lentamente, lista para marcharse. Tampoco iba a morirse por que la morena hablase o callase, así que ese comentario prefirió ignorarlo. La mira de manera indiferente cuando le da las gracias y se marcha. Vamos, como si le hubieran caído del cielo un millón de dedales.

Y se marcha del lugar así, pensando en dedales y lo útiles que eran.

por **Master II** Vie Ene 07, 2011 10:42 pm

ROLES ANTIGUOS

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