Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
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Davis Cemuk Hondor
Fawn D. Poynter
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Alza una ceja, sorprendida. Todo aquello ya le habría comenzado a dar mal rollito a cualquiera: un chico solitario guitarrista que hace comentarios raritos, que le enseña a tocar la guitarra sin más y que, sin motivo alguno, la sigue cuando ella se echa a correr, pero, para colmo, "transformado" en un lobito de lo más adorable. Más aún que el humano, tenía que decir. Y, encima, ese lobo hablaba y pensaba como una persona. Aunque, a decir verdad, a ella pocas cosas la sorprendían ya, a pesar de que nunca había escuchado hablar de ningún caso similar al del hombre lobo o lo que fuese que tenía delante.
- Si te refieres a que a mí también me salen pelos hasta en la lengua de vez en cuando... te equivocas - dice, acariciando el suave pero aplastado y mojado pelo del lobo. Lo cierto era que ella no tenía ni la más remota idea de qué le estaba hablando. Una vaga idea con forma de secreto se iba dibujando en su mente. No, no podía ser posible que supiera nada sobre su don. Nononono, iba a ser que no.
- Si te refieres a que a mí también me salen pelos hasta en la lengua de vez en cuando... te equivocas - dice, acariciando el suave pero aplastado y mojado pelo del lobo. Lo cierto era que ella no tenía ni la más remota idea de qué le estaba hablando. Una vaga idea con forma de secreto se iba dibujando en su mente. No, no podía ser posible que supiera nada sobre su don. Nononono, iba a ser que no.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
El lobo dirigió una mirada penetrante a sus ojos azules grisáceos dejando claramente a lo que se refería.
Su don.
A lo mejor se equivocaba, pero sabía lo que decía; una persona tan extraña sólo podía ser un Nyrace, decididos a ser extraños y una minoría extrema entre la mayoría de la población mundial.
O simplemente trataba de ser una sensación más que se volcaba en su pecho, de encontrar a alguien como él así como así.
Y de ser así, tendría alguna razón más para encontrarse con ella de vez en cuando y saludarla, a pesar de su eterna soledad.
- No. Me refiero a que te pueden salir pelos hasta en la lengua, manejar el cuerpo de alguien o cerrar la mente, o quizás, borrar memorias y leer mentes. - frunció el ceño.
Su cuerpo empezó a mutar entre la oscuridad de la noche, la chica pudo palpar que el pelo iba desapareciendo para transformarse otra vez en ropa de alguna forma, y volví a ser otra vez yo mismo con mi pelo negruzco y los ojos del mismo color.
Y la sensación de su mano impregnada en mi mojada camisa blanca.
Su don.
A lo mejor se equivocaba, pero sabía lo que decía; una persona tan extraña sólo podía ser un Nyrace, decididos a ser extraños y una minoría extrema entre la mayoría de la población mundial.
O simplemente trataba de ser una sensación más que se volcaba en su pecho, de encontrar a alguien como él así como así.
Y de ser así, tendría alguna razón más para encontrarse con ella de vez en cuando y saludarla, a pesar de su eterna soledad.
- No. Me refiero a que te pueden salir pelos hasta en la lengua, manejar el cuerpo de alguien o cerrar la mente, o quizás, borrar memorias y leer mentes. - frunció el ceño.
Su cuerpo empezó a mutar entre la oscuridad de la noche, la chica pudo palpar que el pelo iba desapareciendo para transformarse otra vez en ropa de alguna forma, y volví a ser otra vez yo mismo con mi pelo negruzco y los ojos del mismo color.
Y la sensación de su mano impregnada en mi mojada camisa blanca.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Cuando el chucho clavó sus penetrantes ojos en ella, un escalofrí visible a cinco metros a la redonda recorrió su cuerpo, incapaz de quedarse oculto, como siempre, detrás de su infranqueable fortaleza de hielo. O no tan infranqueable, ya que unos simples ojos lobunos habían logrado despertar su curiosidad y una pizca de su fascinación. Pensándolo bien, todo aquello era de locos. ¿Acaso no era ella la única no-normal en el mundo? Bueno, sí, estaba su madre, pero ella creía que todo lo que le sucedía era algo genético... ¿Acaso no había estado envidiando entre las sombras a todos los humanos, e incluso a animales, normales sólo por no ser como ellos? El hecho de tener a el lobito con disfraz de hombre delante tachaba por completo su razón de actuar. ¿Entonces?
- Lo segundo - dice, fría, sin que la expresión de su rostro cambie, hecho que revelaría el gran secreto que acababa de confesar a un completo desconocido. Un completo desconocido que, sin embargo, estaba reduciendo su pelaje hermoso y suave a la nada, sustituyéndolo por una no tan agradable camisa. Aunque eso sólo era el tacto del material, porque se sentía... rara, haciendo esos movimientos. Subió lentamente la mano hasta el cuello del chico, la parte que no estaba cubierta por ningún trapo, acariciándoselo con algo de dulzura, a pesar de que la frialdad todavía era dueña de su ser -. Me gustabas más como chucho - suelta, clavando sus ojos claros en los del chico, ladeando suavemente la cabeza. ¿Debía irse ahora y perderse en el Himalaya para no volver a toparse con aquel desconocido que sabía una parte esencial, por no decir única, del motivo de su vida?
- Lo segundo - dice, fría, sin que la expresión de su rostro cambie, hecho que revelaría el gran secreto que acababa de confesar a un completo desconocido. Un completo desconocido que, sin embargo, estaba reduciendo su pelaje hermoso y suave a la nada, sustituyéndolo por una no tan agradable camisa. Aunque eso sólo era el tacto del material, porque se sentía... rara, haciendo esos movimientos. Subió lentamente la mano hasta el cuello del chico, la parte que no estaba cubierta por ningún trapo, acariciándoselo con algo de dulzura, a pesar de que la frialdad todavía era dueña de su ser -. Me gustabas más como chucho - suelta, clavando sus ojos claros en los del chico, ladeando suavemente la cabeza. ¿Debía irse ahora y perderse en el Himalaya para no volver a toparse con aquel desconocido que sabía una parte esencial, por no decir única, del motivo de su vida?
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Asentí cuándo ella aceptó que poseía un don como el mio propio, dibujando una sonrisa que sólo duraría un par de segundos y casi invisible a la escasa luz que poblaba la noche, de no fuese ser por una farola que estaba cerca de nosotros que dejaba ver el reflejo de su luz en nuestros rostros.
La siniestra noche cada vez se hacía aún más oscura y tenebrosa, mientras que la conversación proseguía sin ton ni son a pesar de las horas que hubiese alcanzado. No tenía reloj, tampoco me importaba demasiado qué horas fuesen. Cuánto más tarde llegara a casa, mejor. Y más si es teniendo al abuelo ahí dando la vara sobre mi tío. Hubiera terminado con una depresión del copón, y no es una cosa especialmente agradable.
La mano de la chica, que acariciaba suavemente su camisa, llegando a la piel de la espalda fácilmente ya que estaba pegada a ella, avanzó hacia arriba llegando hasta su cuello, acariciándolo suavemente.
Este gesto podría haberse considerado incluso mono de no ser porque el cuello fuese una de las zonas de mi piel que más sensibles tenía.
Me mordí el labio inferior antes de lanzar ningún improperio. Se sentía bien con la mano acariciando mi cuello.
- Guau, guau - respondí ''ladrando'' con una sonrisa impresa en mis labios, colocando bien la guitarra que tenía en mi espalda.
Observé como clavaba sus ojos en los míos, ladeando la cabeza poco después. Y entonces, alargué una mano de forma que volviese a mirarme otra vez como lo había hecho con sus ojos azules grisáceos.
Y sonreí levemente de nuevo.
La siniestra noche cada vez se hacía aún más oscura y tenebrosa, mientras que la conversación proseguía sin ton ni son a pesar de las horas que hubiese alcanzado. No tenía reloj, tampoco me importaba demasiado qué horas fuesen. Cuánto más tarde llegara a casa, mejor. Y más si es teniendo al abuelo ahí dando la vara sobre mi tío. Hubiera terminado con una depresión del copón, y no es una cosa especialmente agradable.
La mano de la chica, que acariciaba suavemente su camisa, llegando a la piel de la espalda fácilmente ya que estaba pegada a ella, avanzó hacia arriba llegando hasta su cuello, acariciándolo suavemente.
Este gesto podría haberse considerado incluso mono de no ser porque el cuello fuese una de las zonas de mi piel que más sensibles tenía.
Me mordí el labio inferior antes de lanzar ningún improperio. Se sentía bien con la mano acariciando mi cuello.
- Guau, guau - respondí ''ladrando'' con una sonrisa impresa en mis labios, colocando bien la guitarra que tenía en mi espalda.
Observé como clavaba sus ojos en los míos, ladeando la cabeza poco después. Y entonces, alargué una mano de forma que volviese a mirarme otra vez como lo había hecho con sus ojos azules grisáceos.
Y sonreí levemente de nuevo.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Sonrió levemente cuando el chico "ladró", sorprendida de que hubiera hecho eso. ¿Acaso pretendía gustarle? No veía otro motivo, pero le parecía algo impensable. Sin embargo, algo en su interior le dio una Señora Ostia a estos pensamientos y actuó por ella, desplazando la mano que tenía en el cuello de Eehl más arriba, hasta su mejilla, formando una caricia nunca antes dada a nadie. Pero, ¿qué demonios estaba haciendo? ¡Estaba infringiendo una de sus pocas normas! No, esto va a acabar ya, se dijo. Con lo que ella odiaba tener cualquier tipo de contacto con la gente... Desgraciadamente, el chucho-chico no era "gente", era "él". Era un misterio. Era una bomba de fuego que deshacia la fortaleza que mantenía prisionero a su corazón. Era un imán que la atraía más y más hacia él, tanto físicamente como mentalmente. Y así lo hizo.
- Ahora no... - murmuro, como consecuencia de la dejadez mental que estaba sufriendo en aquellos momentos. No quería que fuese un chucho ahora. Quería que fuese humano. Que fuese una persona rara como lo era ella. Quería sus labios.
La mano que tenía depositada en su mejilla se colocó en la nuca del chico, finalizando ahí, ojalá, su trayecto. Y ella acercó sus labios a los de él, rozándolos levemente como había hecho tan pocas veces antes. Pero era diferente, porque no era ella la que tenía el control de su cuerpo. Y disfrutó de aquel suave beso. Y se lamentó de haber dejado parte de su frialdad en los labios de él. Y disfrutó del momento. Y se lamentó de lo que estaba haciendo.
- Ahora no... - murmuro, como consecuencia de la dejadez mental que estaba sufriendo en aquellos momentos. No quería que fuese un chucho ahora. Quería que fuese humano. Que fuese una persona rara como lo era ella. Quería sus labios.
La mano que tenía depositada en su mejilla se colocó en la nuca del chico, finalizando ahí, ojalá, su trayecto. Y ella acercó sus labios a los de él, rozándolos levemente como había hecho tan pocas veces antes. Pero era diferente, porque no era ella la que tenía el control de su cuerpo. Y disfrutó de aquel suave beso. Y se lamentó de haber dejado parte de su frialdad en los labios de él. Y disfrutó del momento. Y se lamentó de lo que estaba haciendo.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Su manó se desvió de la trayectoria de su cuello, subiendo por su mandíbula hasta que las yemas de sus dedos acariciase mi mejilla suavemente. Estaba fría, muy fría. Pero seguía sintiéndose bien.
Y mis mejillas se tiñeron de rojo levemente, casi sin poderse notar, aunque en la oscuridad se notaba aún menos con la tenue luz amarillenta de la farola reflejarse en nosotros.
Mi conciencia se nubló casi completamente, sólo dejándose llevar por el sentido del tacto que ahora se manifestaba en su mano que acariciaba suavemente mi mejilla, clavando mi oscura mirada en la suya de manera inocente y frágil, ateniéndome a lo que podría suceder en unos instantes.
- ¿Ahora no qu...? - susurré interrogante ante su afirmación antes de girar levemente el rostro en un acto reflejo sabiendo lo que podría venir en cuestión de segundos, instantes, y que para mi podría durar milenios.
Y otra vez su mano volvió a transportarse, de nuevo, a su nuca, acariciándola suavemente.
Acerqué mis labios a los suyos a la par que ella hacía lo mismo en un casi coordinado momento hasta encontrarme con los suyos, y llevé mis manos a sus mejillas acariciándolas con la misma delicadeza que había hecho ella con la mía propia, prosiguiendo el beso del que nunca se iba a acabar y de hacerlo, del que podría culparse después.
Y mis mejillas se tiñeron de rojo levemente, casi sin poderse notar, aunque en la oscuridad se notaba aún menos con la tenue luz amarillenta de la farola reflejarse en nosotros.
Mi conciencia se nubló casi completamente, sólo dejándose llevar por el sentido del tacto que ahora se manifestaba en su mano que acariciaba suavemente mi mejilla, clavando mi oscura mirada en la suya de manera inocente y frágil, ateniéndome a lo que podría suceder en unos instantes.
- ¿Ahora no qu...? - susurré interrogante ante su afirmación antes de girar levemente el rostro en un acto reflejo sabiendo lo que podría venir en cuestión de segundos, instantes, y que para mi podría durar milenios.
Y otra vez su mano volvió a transportarse, de nuevo, a su nuca, acariciándola suavemente.
Acerqué mis labios a los suyos a la par que ella hacía lo mismo en un casi coordinado momento hasta encontrarme con los suyos, y llevé mis manos a sus mejillas acariciándolas con la misma delicadeza que había hecho ella con la mía propia, prosiguiendo el beso del que nunca se iba a acabar y de hacerlo, del que podría culparse después.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Y él la besó también. Increíble, pero cierto. La parte racional amordazada que tenía escondida en un rincón de su mente le chillaba a gritos que parase, que aquello estaba llegando demasiado lejos. Pero el nuevo dueño de su ser la acallaba levantando sólo un dedo y hacia que Fawn siguiera con aquel beso, ahora aún más extraño, y le hiciera cosas que ni loca hubiera hecho antes. Siendo mínimamente dueña de sus movimientos, se puso de rodilllas en el suelo, sin cortar aquel intercanvio de gestos, y no paró quieta hasta sentarse a horcajadas encima del muchacho, podiendo así pasar sus brazos por el cuello de él y profundizando más el beso.
La fiesta no duró mucho. Sin contar lo ocupada que estaba en aquellos momentos, logró escuchar unos pasos que se acercaban a ellos, todavía a bastantes metros de ellos pero perceptibles para sus finos oídos. Y aquello fue lo que su fría mente necesitó para adueñarse de nuevo del cuerpo que le había pertenecido siempre, interrumpiendo lo que estaba haciendo bruscamente. Se quedó mirando dura y fríamente al chico, dándose cuenta de dónde estaba colocada la milésima de segundo siguiente y preguntándose qué demonios estaba haciendo con aquel chucho.
- ¿Y bien? - preguntó, alzando una ceja, aunque sin moverse ni un ápice. Necesitaba oír cualquier tipo de explicación, la que fuera. Necesitaba oir de sus labios, los que momentos antes habían estado junto a los suyos, que se había caído y se había dando un golpe tremendo en la cabeza y que él, sabedoso de lo poco que lo gustaba a ella el contacto físico, le había colocado donde estaba y le había besado para que volviese en sí. O que él era una persona demasiado immadura como para controlar sus impulsos y le había besado demasiado rápido como para que su don actuase. Lo que fuera, pero que no le dijera la verdad: que había sido ella, sólo ella, la que se había abandonado a aquel desconocido y que, además, en aquellos precisos instantes deseaba volver a estar como minutos antes había estado: perdida.
La fiesta no duró mucho. Sin contar lo ocupada que estaba en aquellos momentos, logró escuchar unos pasos que se acercaban a ellos, todavía a bastantes metros de ellos pero perceptibles para sus finos oídos. Y aquello fue lo que su fría mente necesitó para adueñarse de nuevo del cuerpo que le había pertenecido siempre, interrumpiendo lo que estaba haciendo bruscamente. Se quedó mirando dura y fríamente al chico, dándose cuenta de dónde estaba colocada la milésima de segundo siguiente y preguntándose qué demonios estaba haciendo con aquel chucho.
- ¿Y bien? - preguntó, alzando una ceja, aunque sin moverse ni un ápice. Necesitaba oír cualquier tipo de explicación, la que fuera. Necesitaba oir de sus labios, los que momentos antes habían estado junto a los suyos, que se había caído y se había dando un golpe tremendo en la cabeza y que él, sabedoso de lo poco que lo gustaba a ella el contacto físico, le había colocado donde estaba y le había besado para que volviese en sí. O que él era una persona demasiado immadura como para controlar sus impulsos y le había besado demasiado rápido como para que su don actuase. Lo que fuera, pero que no le dijera la verdad: que había sido ella, sólo ella, la que se había abandonado a aquel desconocido y que, además, en aquellos precisos instantes deseaba volver a estar como minutos antes había estado: perdida.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Mi conciencia se evaporó en cuestión de instantes, dejando al instinto salvaje guiarme por un camino en el que nunca hubiese pensado llegar. Mi pesada conciencia había dictaminado mi vida cómo lógica y previsible, demasiado rutinaria en pensamientos y acciones.
Entonces fue cuando me di cuenta de que la conciencia no era compatible con soñar; soñar yendo a algún lado peligroso, soñar manteniendo una pelea con alguien, soñar, simplemente soñar.
Y ella me aprisionó contra el suelo que se sentía húmedo y fresco, sentándose a horcajadas sobre mi abdomen, dejándola que sintiese mi relajada respiración mientras que el beso continuaba entre caricias. Llevé mis manos lentamente hasta su cuello, rozando los dedos índice y corazón de cada mano en él suavemente.
El tiempo pasó volando; tan volando, que alguien vino y pasó tras nuestro, parando nuestro frenético beso.
Las respiraciones aún eran desacompasadas; los latidos iban por el mismo camino.
Y el sentido de culpabilidad había brotado un poco de su semilla. ¿Qué estaba haciendo con aquella niña? Apenas aparentaba 17, pero seguramente tendría más. Borré lo de niña y lo cambié por chica. Y después volví a cambiarlo borrando aquella y chica, por Fawn.
- ¿Y bien qué? - alcé ambas cejas. - Dime lo que quieres que te diga con esa pregunta, sino, no lo entiendo.
Entonces fue cuando me di cuenta de que la conciencia no era compatible con soñar; soñar yendo a algún lado peligroso, soñar manteniendo una pelea con alguien, soñar, simplemente soñar.
Y ella me aprisionó contra el suelo que se sentía húmedo y fresco, sentándose a horcajadas sobre mi abdomen, dejándola que sintiese mi relajada respiración mientras que el beso continuaba entre caricias. Llevé mis manos lentamente hasta su cuello, rozando los dedos índice y corazón de cada mano en él suavemente.
El tiempo pasó volando; tan volando, que alguien vino y pasó tras nuestro, parando nuestro frenético beso.
Las respiraciones aún eran desacompasadas; los latidos iban por el mismo camino.
Y el sentido de culpabilidad había brotado un poco de su semilla. ¿Qué estaba haciendo con aquella niña? Apenas aparentaba 17, pero seguramente tendría más. Borré lo de niña y lo cambié por chica. Y después volví a cambiarlo borrando aquella y chica, por Fawn.
- ¿Y bien qué? - alcé ambas cejas. - Dime lo que quieres que te diga con esa pregunta, sino, no lo entiendo.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Sigue mirándolo con su fría mirada, apartando los brazos de su cuello y depositando las palmas de sus manos encima del pecho de él, para poder contemplar mejor la situación. No es que fuese muy normal estar tirada enmedio de un caminito encima de un muchacho más violable que retratable. Espera, espera... ¿¡qué acababa de pensar!?
- Por qué hemos acabado así - dice, seca, indiferente, precisa. Ojalá que el chico pillase que necesitaba que le dijese que ella no había sido la culpable, la provocadora de aquel beso, porque si no algo muy malo iba a pasar allí... o no.
Gira la cabeza varias veces, estudiando el lugar. Se da cuenta de que pronto comenzará a llegar el personal del museo, y que era mejor que no les pillasen allí, tan a la vista. Así que, sin perder ni un segundo e impidiendo darle al muchacho el tiempo que necesita para responder, se incorporó de un salto, agachándose para coger del brazo al muchacho y estirar de él. Caminó hasta llegar a la casita más alejada del camino, forzando la cerradura y entrando. Una vez dentro, soltó al chucho, cerró la puerta y la bloqueó con lo primero que pilló, ignorando las destrozas que estaba causando en aquel lugar tocado por la mano de Dios.
- Mejor - murmuró, girándose hacia el chico, esperando una respuesta.
- Por qué hemos acabado así - dice, seca, indiferente, precisa. Ojalá que el chico pillase que necesitaba que le dijese que ella no había sido la culpable, la provocadora de aquel beso, porque si no algo muy malo iba a pasar allí... o no.
Gira la cabeza varias veces, estudiando el lugar. Se da cuenta de que pronto comenzará a llegar el personal del museo, y que era mejor que no les pillasen allí, tan a la vista. Así que, sin perder ni un segundo e impidiendo darle al muchacho el tiempo que necesita para responder, se incorporó de un salto, agachándose para coger del brazo al muchacho y estirar de él. Caminó hasta llegar a la casita más alejada del camino, forzando la cerradura y entrando. Una vez dentro, soltó al chucho, cerró la puerta y la bloqueó con lo primero que pilló, ignorando las destrozas que estaba causando en aquel lugar tocado por la mano de Dios.
- Mejor - murmuró, girándose hacia el chico, esperando una respuesta.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Clavé mis ojos en los suyos cuándo nos separamos;
Sus manos se deslizaron lentamente hasta mi pecho y éste se revolucionó en seguida ante el contacto de sus frías manos; el contraste de la calidez de mi pecho con sus manos.
Aún me seguía preguntando como algunas partes de nuestro tiempo suelen tener una temperatura completamente diferente a otra. Esa misma pregunta podría acompañarse con el hecho de por qué no existían solo humanos y no Nyrace y humanos a la vez: Mutaciones y cambios humanos S.A.
- No necesitas preguntarlo, lo sabes. - sonreí socarronamente, de forma que mis dientes llamasen más la atención que otras facciones de la cara.
Derrepente sentí un tirón, y después a Fawnie desacoplarse de mi torso para llevarme, tras varios caminos de tierras con piedras, arena y césped alrededor, a una valla de una adorable casita del museo, dándome cuenta de que era la que menos cerca estaba de cualquier vía más o menos turística del museo; ella forzó la puerta de hierro, rompiendo la cerradura y soltándome dentro de la valla, cayendo al suelo con apoyo en las manos. Arqueé una ceja.
¿Para qué preguntaba tanto cuándo era capaz de hacer la mayoría de cosas por sí sola?
Me incorporé de nuevo de pie entre las tinieblas de la noche y mis pies fueron solos sin saberlo. Una sonrisa cruzó mi rostro y volví a juntar mis labios con los suyos tal como lo había hecho anteriormente.
Sus manos se deslizaron lentamente hasta mi pecho y éste se revolucionó en seguida ante el contacto de sus frías manos; el contraste de la calidez de mi pecho con sus manos.
Aún me seguía preguntando como algunas partes de nuestro tiempo suelen tener una temperatura completamente diferente a otra. Esa misma pregunta podría acompañarse con el hecho de por qué no existían solo humanos y no Nyrace y humanos a la vez: Mutaciones y cambios humanos S.A.
- No necesitas preguntarlo, lo sabes. - sonreí socarronamente, de forma que mis dientes llamasen más la atención que otras facciones de la cara.
Derrepente sentí un tirón, y después a Fawnie desacoplarse de mi torso para llevarme, tras varios caminos de tierras con piedras, arena y césped alrededor, a una valla de una adorable casita del museo, dándome cuenta de que era la que menos cerca estaba de cualquier vía más o menos turística del museo; ella forzó la puerta de hierro, rompiendo la cerradura y soltándome dentro de la valla, cayendo al suelo con apoyo en las manos. Arqueé una ceja.
¿Para qué preguntaba tanto cuándo era capaz de hacer la mayoría de cosas por sí sola?
Me incorporé de nuevo de pie entre las tinieblas de la noche y mis pies fueron solos sin saberlo. Una sonrisa cruzó mi rostro y volví a juntar mis labios con los suyos tal como lo había hecho anteriormente.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
"¡Drong, dringdrong, drong! ¡Batalla campal en la cabeza de Fawn! ¿Palomitas con chocolate? *-*" Eso seguramente sería lo que habría dicho su estúpida mejoramigaentrecomillas del instituto, la cual se dedicaba a perseguirla y criticar todos sus movimientos y supuestos sentimientos, a pesar de que éstos últimos nunca los acertaba gracias a su permanente cara de póker. Pero estaba convencida de que, si la llegaba a ver en aquellos instantes con la cara de confusión que tenía seguro que lo acertaba. Y es que en su cabeza se podían preparar hasta diez colacaos con el cacao mental que tenía encima. Era imposible que ella hubiese podido actuar así, tan impulsivamente, tan libremente. Pero, sin embargo, sabía que no era así. Y el gracioso comentario del chucho no hacía más que afirmar lo evidente: que algún ser maligno y hormonado estaba tomando el control de su cuerpo.
- ¿Y si...? - y nada, le dejó con la palabra en la boca. No, más bien le dejó con unos labios demasiado atrayentes en la boca como para ignorarlos y no abandonarse de nuevo. Y eso hizo, pero esta vez siendo ella más conciente. Por eso siguió el beso y disfrutó como antes, pero sus dedos índices presionaban el pecho de Eehl y mantenian la poca distancia entre ellos, suficiente como para que ella pudiese soportarlo sin después coger las cosas que tenía e irse a Islandia con los pingüinitos -. No entiendes que no puedo hacer esto - dice, interrumpiendo un momento el beso para después proseguirlo con más intensidad, con su toque personal de frialdad completamente extingido.
- ¿Y si...? - y nada, le dejó con la palabra en la boca. No, más bien le dejó con unos labios demasiado atrayentes en la boca como para ignorarlos y no abandonarse de nuevo. Y eso hizo, pero esta vez siendo ella más conciente. Por eso siguió el beso y disfrutó como antes, pero sus dedos índices presionaban el pecho de Eehl y mantenian la poca distancia entre ellos, suficiente como para que ella pudiese soportarlo sin después coger las cosas que tenía e irse a Islandia con los pingüinitos -. No entiendes que no puedo hacer esto - dice, interrumpiendo un momento el beso para después proseguirlo con más intensidad, con su toque personal de frialdad completamente extingido.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Continué con el beso, jugando con sus labios a capturarlos con los míos y de vez en cuándo, rozar la punta de la lengua en ellos.
¿Y qué más da que fuese una desconocida, o casi?, espera, ¿Qué estaba diciendo?
Siempre había seguido la ley de que antes de hacer las cosas se sopesaban dos o tres veces, o las que fuesen necesarias para después no culparte de ello; ¿Pero quién se iba a culpar de quién de que te atrajese tanto una chica? Era como un imán, algo que deseas y te encaprichas con ello, el sentimiento podría ser parecido a la obsesión de ganarse un beso de ella.
Eso era lo que sentía yo y Fawn en medio de la noche, en una caseta que no se podía ver casi y un suelo que no podía tocar.
- Porque tú no quieres explicármelo. - sentencié y continué rozando mis labios con los suyos con frenesí, deslizando mis manos hasta llegar a sus brazos.
¿Y qué más da que fuese una desconocida, o casi?, espera, ¿Qué estaba diciendo?
Siempre había seguido la ley de que antes de hacer las cosas se sopesaban dos o tres veces, o las que fuesen necesarias para después no culparte de ello; ¿Pero quién se iba a culpar de quién de que te atrajese tanto una chica? Era como un imán, algo que deseas y te encaprichas con ello, el sentimiento podría ser parecido a la obsesión de ganarse un beso de ella.
Eso era lo que sentía yo y Fawn en medio de la noche, en una caseta que no se podía ver casi y un suelo que no podía tocar.
- Porque tú no quieres explicármelo. - sentencié y continué rozando mis labios con los suyos con frenesí, deslizando mis manos hasta llegar a sus brazos.
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Su alarma se activó cuando él comenzó a tocar de aquella manera sus brazos. Uh, aquello sí que no podía aguantarlo. Nadie, pero nadie, le había tocado -o se había atrevido a tocarla- de ninguna manera, ni siquiera su madre. Por eso, si sumamos a aquel beso único que estaba compartiendo con aquel completo extraño aquel roce con su piel, tenemos una Fawn totalmente controlada por su instinto protector.
- No - se limita a decir, mordiendo fuertemente el labio del chico a la vez que su rodilla sale disparada hacia el paquete sorpresa del muchacho, apartándose de él rápidamente y subiéndose encima de una mesa de la casa, seguramente la única, preparada para arrearle alguna patada de kárate o parecidos.
Lo cierto era que no se entendía. ¿Cómo había podido estar liándose con él hacía unos instantes y ahora haberle arreado un rodillazo capaz de quitarle el carné de padre? Flipaba con ella misma.
- No - se limita a decir, mordiendo fuertemente el labio del chico a la vez que su rodilla sale disparada hacia el paquete sorpresa del muchacho, apartándose de él rápidamente y subiéndose encima de una mesa de la casa, seguramente la única, preparada para arrearle alguna patada de kárate o parecidos.
Lo cierto era que no se entendía. ¿Cómo había podido estar liándose con él hacía unos instantes y ahora haberle arreado un rodillazo capaz de quitarle el carné de padre? Flipaba con ella misma.
Última edición por Fawn D. Poynter el Jue Mayo 27, 2010 12:04 am, editado 1 vez
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Derrepente, algo falló.
¿El qué? Su pierna. Debía tener Parkinson o algo, pero el caso es que el pedazo rodillazo que estampó contra mis partes nobles me dejó bastante claro que iba a karate o de alguna forma u otro tipo de arte marcial similar; pues aquélla fuerza era difícil de conseguir si no era haciendo algún tipo de ejercicio de esos.
Lo segundo que sentí fue caer al suelo. ¿No era ella quién se había abalanzado a mi como una leona en celo y ahora iba, y me dejaba con un rodillazo en mis partes intímas?
Ante el dolor, lo único que hice fue arquear una ceja y sin decir ninguna blasfemia ni similar, me levanté del suelo como pude y anduve hasta llegar dónde había dejado mi guitarra.
- Un consejo. - murmuré sin muchas ganas de nada. - Antes de comenzar a casi medio violarme, piénsatelo antes.
Cogí la guitarra, que estaba dentro de su funda, por la cinta de color negro y me la puse detrás de la espalda. Y después de un instantes intentando subir medio centímetro de rodilla, conseguí mantenerme en pie lo suficiente como para avanzar, desbloquear la puerta y salir por el camino del museo.
Bien Eehl; la siguiente vez ya sabes que hacer; alejarte de Nyrace que hacen demasiadas preguntas y que, ante todo, son chicas.
¿El qué? Su pierna. Debía tener Parkinson o algo, pero el caso es que el pedazo rodillazo que estampó contra mis partes nobles me dejó bastante claro que iba a karate o de alguna forma u otro tipo de arte marcial similar; pues aquélla fuerza era difícil de conseguir si no era haciendo algún tipo de ejercicio de esos.
Lo segundo que sentí fue caer al suelo. ¿No era ella quién se había abalanzado a mi como una leona en celo y ahora iba, y me dejaba con un rodillazo en mis partes intímas?
Ante el dolor, lo único que hice fue arquear una ceja y sin decir ninguna blasfemia ni similar, me levanté del suelo como pude y anduve hasta llegar dónde había dejado mi guitarra.
- Un consejo. - murmuré sin muchas ganas de nada. - Antes de comenzar a casi medio violarme, piénsatelo antes.
Cogí la guitarra, que estaba dentro de su funda, por la cinta de color negro y me la puse detrás de la espalda. Y después de un instantes intentando subir medio centímetro de rodilla, conseguí mantenerme en pie lo suficiente como para avanzar, desbloquear la puerta y salir por el camino del museo.
Bien Eehl; la siguiente vez ya sabes que hacer; alejarte de Nyrace que hacen demasiadas preguntas y que, ante todo, son chicas.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Se queda mirando cómo el chico se marcha, arrepintiéndose increíblemente de haberle propinado esa patada. Pero claro, tampoco puede evitar sentirse acojonada por ese nuevo sentimiento: la culpa. Así que, sin esperar a nada, sale corriendo como alma que lleva el diablo para perderse en algún lugar sombrío.
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Mi sendero había vuelto a dejarme otra vez allí; sólo que esta vez de día, y seguramente no me encontraría con esa personita tan enternecedora que primero se liaba contigo por impulso y después, zas, te pegaba una patada en las partes más íntimas y sensibles y débiles de todo tu cuerpo.
Y a través de eso, me dí cuenta de la cantidad de bipolares que me había cruzado después: Nine, el chico de la Ópera, Melanie...
Quizás mi destino estaba hecho para encontrarme con gente con una personalidad tan compleja que se partía en dos y no se elegían a cuál elegir. Quizás. Y a mi me ponía de los nervios.
El calor era abrasante, te sentías como un pollo dentro de un horno a cien grados centígrados, por lo menos. Más yo, que iba con tejanos de color negro, unas zapatillas de deporte y una camisa blanca que me llegaba hasta las muñecas de color blanco y abotonada del principio al final. Tenía las manos metidas en los bolsillos del tejano, con la derecha aplastando algún papel de alguna factura o algo así. No me interesaba demasiado.
Me desvié sin darme cuenta hacia un caminito en la que la gente iba desapareciendo mientras yo me iba alejando de la vía principal, hasta llegar a una casa que estaba esquinada al final de ese pasillo al aire libre. Salté la valla de piedra al observar que había una fuente de agua en el pequeño jardín, adornado con flores de colores fríos.
Entonces miré a ambos lados y, al no ver a ningún ente recorriendo por allí -después mi mente se concienciaría de esto si alguien pasase por allí, pero a la vez la lógica me llevaba a hacerlo- empecé a desabotonarme la camisa, uno por uno hasta deslizarla por mis brazos y dejarla caer al suelo, dejando ver mi tatuaje formado por un laberinto en un círculo, de tonos marrones.
Y a través de eso, me dí cuenta de la cantidad de bipolares que me había cruzado después: Nine, el chico de la Ópera, Melanie...
Quizás mi destino estaba hecho para encontrarme con gente con una personalidad tan compleja que se partía en dos y no se elegían a cuál elegir. Quizás. Y a mi me ponía de los nervios.
El calor era abrasante, te sentías como un pollo dentro de un horno a cien grados centígrados, por lo menos. Más yo, que iba con tejanos de color negro, unas zapatillas de deporte y una camisa blanca que me llegaba hasta las muñecas de color blanco y abotonada del principio al final. Tenía las manos metidas en los bolsillos del tejano, con la derecha aplastando algún papel de alguna factura o algo así. No me interesaba demasiado.
Me desvié sin darme cuenta hacia un caminito en la que la gente iba desapareciendo mientras yo me iba alejando de la vía principal, hasta llegar a una casa que estaba esquinada al final de ese pasillo al aire libre. Salté la valla de piedra al observar que había una fuente de agua en el pequeño jardín, adornado con flores de colores fríos.
Entonces miré a ambos lados y, al no ver a ningún ente recorriendo por allí -después mi mente se concienciaría de esto si alguien pasase por allí, pero a la vez la lógica me llevaba a hacerlo- empecé a desabotonarme la camisa, uno por uno hasta deslizarla por mis brazos y dejarla caer al suelo, dejando ver mi tatuaje formado por un laberinto en un círculo, de tonos marrones.
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
El mundo es un pañuelo tan pequeño que Fawn fue cien por cien capaz de dar unos míseros pasos y acabar otra vez allí, en el lugar donde se había dejado llevar por primera vez. Y por última. Aún era incapaz de entender cómo había sido posible que ella, precisamente ella, fuese la que se hubiera lanzado. Y ahora una parte de esa pequeña pero gran acción pesaba en su conciencia.
Momentos antes había decidido alejar todos esos malos pensamientos haciendo algo de deporte, ya que últimamente estaba dejando de acudir a sus clases de kárate, taekwondo, judo y defensa personal porque le aburrían después de tanto tiempo yendo. Pero sabía que el físico que poseía no se mantendría sólo deseándolo, así que se vistió con un top bastante pequeñito, dejando su vientre al descubierto, y unos bombachos, toda negra. Y ahora estaba donde estaba.
Sin saber cómo ni por qué, entre saltear tejado y tejado había llegado a un jardín precioso, seguramente oculto a los despistados ojos humanos. Con un esbozo de sonrisa y en el filo del tejado, se dispone a saltar al suelo para refrescarse un poco en la fuente que había más allá, ya que estaba petada, pero sus ojos se encontraron con un espectáculo mucho más interesante, tentador y peligroso: una figura demasiado conocida para ella, demasiado, sin camiseta y con un curioso tatuaje marcado en la espalda. Sin hacer nada de ruido y sin apartar los ojos del tatuaje, bajó del tejado aprovechando su baja altura y se acercó sigilosamente a... Eehl. Posó uno de sus dedos suavemente en el tatuaje, admirándolo por dentro pero no por fuera.
- Bonito - dice, rompiendo la calma y serenidad del lugar con sus palabras teñidas de sorpresa.
Momentos antes había decidido alejar todos esos malos pensamientos haciendo algo de deporte, ya que últimamente estaba dejando de acudir a sus clases de kárate, taekwondo, judo y defensa personal porque le aburrían después de tanto tiempo yendo. Pero sabía que el físico que poseía no se mantendría sólo deseándolo, así que se vistió con un top bastante pequeñito, dejando su vientre al descubierto, y unos bombachos, toda negra. Y ahora estaba donde estaba.
Sin saber cómo ni por qué, entre saltear tejado y tejado había llegado a un jardín precioso, seguramente oculto a los despistados ojos humanos. Con un esbozo de sonrisa y en el filo del tejado, se dispone a saltar al suelo para refrescarse un poco en la fuente que había más allá, ya que estaba petada, pero sus ojos se encontraron con un espectáculo mucho más interesante, tentador y peligroso: una figura demasiado conocida para ella, demasiado, sin camiseta y con un curioso tatuaje marcado en la espalda. Sin hacer nada de ruido y sin apartar los ojos del tatuaje, bajó del tejado aprovechando su baja altura y se acercó sigilosamente a... Eehl. Posó uno de sus dedos suavemente en el tatuaje, admirándolo por dentro pero no por fuera.
- Bonito - dice, rompiendo la calma y serenidad del lugar con sus palabras teñidas de sorpresa.
Última edición por Fawn D. Poynter el Mar Jun 01, 2010 8:09 pm, editado 1 vez
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Aquél día no podía irle peor. Había suspendido un examen en la universidad, su novio le dejaba (por montarle cuernos, bien merecido ¬¬), su padre le corría de casa luego de haber estado días en ella, cuando en realidad debería de estar por Rusia haciendo negocios. Quería despejar su mente y pasear por aquel museo al aire libre le venía de maravilla; la noche se avecinaba y podría conseguirse a un indigente para quitarse su despecho (//). Observa cada obra de arte que podía tener a la vista con cara de aburrimiento. Su rubio pelo era azotado por la fría brisa danesa, haciendo que su suéter se pegara un poco más a su fuerte pecho.
Sigue avanzando. Avanza cada vez más despistado, bostezando de vez en cuando, esperando no conseguirse a nadie por ahí. Pero sus deseos son irrumpidos de tal modo, que podría ser capaz de pegar el más estruendoso grito hasta quedarse mudo. Pero no podía quejarse de semejante cosa que tenía a unos metros lejos de él: un chico, un chico que plantaba cara a lo más hermoso del mundo. Sin camisa. Torso desnudo y tatuaje en la espalda. Qué cuerpo, qué cara, qué todo (//).
No aparta la vista, imaginándose cada estilo de cosas sin importarle qu ese diera cuenta que le observaban un par de metros más allá. Otra presencia se aparece ahí, cortando sus pensamientos cual navaja. Pone su mano en el tatuaje. Lo conoce. Oportunidad de tirárselo: 0. No se fija, y resbala con un charco de agua, cayéndose al suelo, produciendo un golpe seco en la fría piedra que tenía a sus pies, dándose un buen golpe en la cabeza, viendo estrellitas sobre él. El día perfecto.
Sigue avanzando. Avanza cada vez más despistado, bostezando de vez en cuando, esperando no conseguirse a nadie por ahí. Pero sus deseos son irrumpidos de tal modo, que podría ser capaz de pegar el más estruendoso grito hasta quedarse mudo. Pero no podía quejarse de semejante cosa que tenía a unos metros lejos de él: un chico, un chico que plantaba cara a lo más hermoso del mundo. Sin camisa. Torso desnudo y tatuaje en la espalda. Qué cuerpo, qué cara, qué todo (//).
No aparta la vista, imaginándose cada estilo de cosas sin importarle qu ese diera cuenta que le observaban un par de metros más allá. Otra presencia se aparece ahí, cortando sus pensamientos cual navaja. Pone su mano en el tatuaje. Lo conoce. Oportunidad de tirárselo: 0. No se fija, y resbala con un charco de agua, cayéndose al suelo, produciendo un golpe seco en la fría piedra que tenía a sus pies, dándose un buen golpe en la cabeza, viendo estrellitas sobre él. El día perfecto.
Cédric Grosvenor R.- Miles
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Con el sonido del chorro de agua cayendo y estrellándose contra el estanque en sí, no logré escuchar a nadie ni a nada, con lo que me acerqué lentamente a la fuente hasta llegar a introducir mis manos en forma de cuenco y brindarme el poco de agua que necesitaba en el caluroso día.
Y así como así, una mano se alza sobre el aire para llegar hasta mi tatuaje y acariciarlo; este mero hecho creo que es provocado por una suave brisa que viene después, pero la voz femenina...
- ¡AH! - pegué un respingo, dándome la vuelta con los ojos cerrados rápidamente, quedándome apoyado como si no tuviese otro protector a la piedra de la fuente, dejando ver a la desconocida mi pecho también. - Joder... - recuperé el aliento lentamente, respirando primero a bocanadas para después ir regulando la respiración lentamente. Y abrí los ojos poco a poco, encontrándome con... - Tú.
La misma que me había pegado tal patada sobre ciertas partes. La misma que cambió de personalidad a los dos minutos. La misma que me besó y no tuve otra opción que seguirla.
Esa.
Y un tortuoso sonido se escuchó al otro lado del jardín de la casa, como un golpe contra el suelo. La soledad se había convertido en una multitudinaria compañía. Genial.
Simplemente genial.
Y así como así, una mano se alza sobre el aire para llegar hasta mi tatuaje y acariciarlo; este mero hecho creo que es provocado por una suave brisa que viene después, pero la voz femenina...
- ¡AH! - pegué un respingo, dándome la vuelta con los ojos cerrados rápidamente, quedándome apoyado como si no tuviese otro protector a la piedra de la fuente, dejando ver a la desconocida mi pecho también. - Joder... - recuperé el aliento lentamente, respirando primero a bocanadas para después ir regulando la respiración lentamente. Y abrí los ojos poco a poco, encontrándome con... - Tú.
La misma que me había pegado tal patada sobre ciertas partes. La misma que cambió de personalidad a los dos minutos. La misma que me besó y no tuve otra opción que seguirla.
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Y un tortuoso sonido se escuchó al otro lado del jardín de la casa, como un golpe contra el suelo. La soledad se había convertido en una multitudinaria compañía. Genial.
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Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Y ya le ves a ella con el dedo en la misma posición que antes, el cuerpo en el mismo lugar y con la misma expresión en la cara cuando Eehl rebota cual pelota de pinypon o como se llame nada más tocar su espalda. ¿Esque acaso no se había hecho el tatuaje para que la gente lo contemplase fascinada y para que le adulasen por ello? Claramente, ella sólo se limitaría a contemplarlo y a tocarlo lo menos posible. Pero tanto como para que el hombrecito se asustase y metiese ese bote...
- Yo - dice, creyendo que ahora al chico le había dado por nombrar todas las personas de los tiempos verbales. Y claro, no quería que uno de los pocos chicos que hubieran probado sus labios y su ira al mismo tiempo quedase mal delante de... un muchachote rubio, tremendo y seguramente más güeno que el pan (//) que casualmente se había metido el tortazo del siglo. Alza una ceja, mirándolo fríamente. Esque ella siempre lo decía: tienes que ponerte un trozo de celo en el pelo para tener buena suerte
- Yo - dice, creyendo que ahora al chico le había dado por nombrar todas las personas de los tiempos verbales. Y claro, no quería que uno de los pocos chicos que hubieran probado sus labios y su ira al mismo tiempo quedase mal delante de... un muchachote rubio, tremendo y seguramente más güeno que el pan (//) que casualmente se había metido el tortazo del siglo. Alza una ceja, mirándolo fríamente. Esque ella siempre lo decía: tienes que ponerte un trozo de celo en el pelo para tener buena suerte
Fawn D. Poynter- The Leader
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Su minúsculo cerebro aún no capta que está tumbado en el suelo: con un golpe en la cabeza y con miles de millones de estrellas sobre su porcelanosa cara. No es capaz de levantarse; se queda pensado ahí tumbado. La fría piedra ya se había vuelto cálida a su contacto, no sentía frío, no sentía nada que tuviera que ver con el frío. Es que había estado tantos minutos ahí en el suelo que no percibe palabras ni susurros provenientes de sus dos acompañantes. Cierra sus azules ojos, moviendo tan sólo la pierna, para descubrir si está vivo o ya se fue al infierno. Al comprobarlo, una sonrisa pícara se dibuja en sus rosados labios, levantándose segundos más tarde con el suéter medio sucio, dejando ver la piel de su cintura.
Se toca con la yema de los dedos de la mano izquierda la zona del golpe, y descubre un chichón. ¡Esto le pasaba por andar mirando pechos desnudos! T_T No dice nada, pero ni siquiera es capaz de articular el más leve susurro procedente de su boca. O al menos en danés. Ya que parecía habérsele olvidado el idioma que después de tantos años tenía consigo. Sólo decía cosas incoherentes en francés, captando que no estaba en Francia luego de arduos segundos de comerse la cabeza. Se sacude las pequeñas partículas de polvo que se encontraban atrapadas en su suéter, acomodando esta prenda con una sonrisa torcida, mirando ahora a los otros dos. ¡Oh! ¿Jugaban a decir "Yo, tú, él"? *O*
- Él ,ella, ellos, nosotros, vosotros -Comienza a decir, pensando que ha perdido definitivamente la cabeza.
Se toca con la yema de los dedos de la mano izquierda la zona del golpe, y descubre un chichón. ¡Esto le pasaba por andar mirando pechos desnudos! T_T No dice nada, pero ni siquiera es capaz de articular el más leve susurro procedente de su boca. O al menos en danés. Ya que parecía habérsele olvidado el idioma que después de tantos años tenía consigo. Sólo decía cosas incoherentes en francés, captando que no estaba en Francia luego de arduos segundos de comerse la cabeza. Se sacude las pequeñas partículas de polvo que se encontraban atrapadas en su suéter, acomodando esta prenda con una sonrisa torcida, mirando ahora a los otros dos. ¡Oh! ¿Jugaban a decir "Yo, tú, él"? *O*
- Él ,ella, ellos, nosotros, vosotros -Comienza a decir, pensando que ha perdido definitivamente la cabeza.
Cédric Grosvenor R.- Miles
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Me quedé auténticamente flipado al escucharlos jugar a decir pronombres personales uno detrás de otro. ¿Ahora empezarían con los posesivos? ¿O quizás empezarían a recitar el verbo ser delante de mis narices para que me escapara de allí por propia vergüenza ajena?
¡¿POR QUÉ?!
Suspiró levemente; desgraciadamente la paciencia, de la que muchas veces veía como un estúpido inconveniente, una maldición, algo que no me dejaba huir, mandar al mundo a la mierda y seguir persistiendo. ¿Qué clase de ser inteligente se dejaría pasar por todas las cosas que le ocurriesen?
Eso sí; cuándo alguien me tenía hasta los mismísimos nunca volvía a perdonarle. Por lo tanto, en esas veces me sentía lo más fuerte que se puede sentir un ser humano.
Volví a coger la camisa de nuevo y empecé a ponérmela por la manga derecha, al ver que mi baño conjunto a la tranquilidad absoluta y el silencio había sido interrumpido.
¡¿POR QUÉ?!
Suspiró levemente; desgraciadamente la paciencia, de la que muchas veces veía como un estúpido inconveniente, una maldición, algo que no me dejaba huir, mandar al mundo a la mierda y seguir persistiendo. ¿Qué clase de ser inteligente se dejaría pasar por todas las cosas que le ocurriesen?
Eso sí; cuándo alguien me tenía hasta los mismísimos nunca volvía a perdonarle. Por lo tanto, en esas veces me sentía lo más fuerte que se puede sentir un ser humano.
Volví a coger la camisa de nuevo y empecé a ponérmela por la manga derecha, al ver que mi baño conjunto a la tranquilidad absoluta y el silencio había sido interrumpido.
Davis Cemuk Hondor- Sargento
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Su limitado y cerrado cerebro le impide encontrar la gracia del rubio y, para ser sinceros, la suya propia. ¿Cómo había sido posible eso? Clarisimamente era culpa de Eehl, sin ninguna duda. Él le hacía no ser ella y mira ahora cómo actuaba... Seguro que si su madre la viese hacer todo lo que estaba haciendo se encerraba con ella en el manicomio mejor vigilado del país por voluntad propia.
Sigue con la ceja alzada al bajar la mirada y toparse con la parte descubierta del cuerpo del rubio, admirando su musculatura. Tendría que dejarse caer de nuevo por uno de esos gimnasios masculinizados para plantar cara a sus clientes y dejarles con el moco colgando. Sí, lo mejor eran las peleas contra tíos que se creen mejores que las mujeres.
- Nein - murmura casi imperceptiblemente cuando el moreno comienza a ponerse la camiseta de nuevo, acercándose de nuevo a él y cogiendo con fuerza la camiseta, tirando de ella para que él no consiguiese su propósito -. ¿Me ayudas? - pregunta al rubio, más que nada para no dejarle al margen, señalando la camisa con la cabeza pero sin ninguna emoción en su voz.. Además, había visto las miraditas que le echaba al moreno...
Sigue con la ceja alzada al bajar la mirada y toparse con la parte descubierta del cuerpo del rubio, admirando su musculatura. Tendría que dejarse caer de nuevo por uno de esos gimnasios masculinizados para plantar cara a sus clientes y dejarles con el moco colgando. Sí, lo mejor eran las peleas contra tíos que se creen mejores que las mujeres.
- Nein - murmura casi imperceptiblemente cuando el moreno comienza a ponerse la camiseta de nuevo, acercándose de nuevo a él y cogiendo con fuerza la camiseta, tirando de ella para que él no consiguiese su propósito -. ¿Me ayudas? - pregunta al rubio, más que nada para no dejarle al margen, señalando la camisa con la cabeza pero sin ninguna emoción en su voz.. Además, había visto las miraditas que le echaba al moreno...
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Repasemos: un moreno con cara de yihadista con mala leche y una tía que le mira la cintura como si estuviera hambrienta. Tendría que ponerse un cartel que diga soy gay. Pasa por alto este punto, asintiendo alegremente y acercándose a la chica, forcejeando para quitarle la camisa al chico.
Cédric Grosvenor R.- Miles
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Re: Museo al Aire Libre de Copenhague [ZdR]
Y sí, tuvieron que meterse dónde no debían.
En pocos minutos me encontré otra vez con la camiseta en el suelo y sin ningún porqué de quitármela. No es que hubiese podido llevármela, pero antes quisiera saber el porqué de arrancármela de las manos; ¿Les gustaba mi cuerpo? ¡Qué se fueran a ver un cartel publicitario, yo aún no cobraba por eso!
- ¿Por qué? - respondí tranquilo, aunque con una nota de indignación en la mirada y en el propio tono. Dejadme ya en paz, coño; ojalá tuviese la valentía para decir esto.
En pocos minutos me encontré otra vez con la camiseta en el suelo y sin ningún porqué de quitármela. No es que hubiese podido llevármela, pero antes quisiera saber el porqué de arrancármela de las manos; ¿Les gustaba mi cuerpo? ¡Qué se fueran a ver un cartel publicitario, yo aún no cobraba por eso!
- ¿Por qué? - respondí tranquilo, aunque con una nota de indignación en la mirada y en el propio tono. Dejadme ya en paz, coño; ojalá tuviese la valentía para decir esto.
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