Re: Zoo de Copenhague [ZdR]

por **Garrett P. Anderson** Sáb Mayo 15, 2010 10:30 pm

El espacio que había entre ellos se multiplicó por cero, o amenazó en hacerlo en la mente del hombre. Estaban demasiado cerca y los labios de la chica lo llamaban a gritos. Gotas de agua caían despreocupadamente por su rostro. Los nubarrones ocultaron ese último rayo de sol mientras el viento soplaba fuerte. Era viento de tormenta, pero lo que la chica no sabía era que la verdadera tormenta ya se había desatado en su interior. Garrett estaba hecho de pesadillas, sombras y golpes. Era todo cuanto había recibido, era todo cuanto contenía, todo cuanto lo hacía ser lo que era. Muchas mujeres creían que en él se hallaba la más perfecta de las perfecciones. Estúpidas todas ellas, pero eso ahora carecía de importancia ya que sus dedos la acariciaban, sintiendo su piel igualmente mojada. Se acercó un poco más mientras sus narices volvieron a acariciarse, ya no hacía frío, una oleada de calor lo había sacudido de golpe y porrazo cuando notó las manos de ella en su fría espalda. El mar de sus ojos embriagó los sentidos de la chica lo suficiente como para impulsarla a decirle que lo hiciera. Sería mentir decir que no tuvo la tentación de preguntar que hiciera qué, pero las ganas de besarla doblaban las de dárselas de ser misterioso. Apoyó lentamente sus labios en los de ella y una sacudida eléctricamente espasmosa sacudió su interior. Todo se arremolinó y atrapó entre sus labios el superior de ella, retirando previamente el dedo. Lo había hecho, había empezado el juego.

por **Greer D. Fisher-Barnes** Sáb Mayo 15, 2010 10:51 pm

Sentí como el tiempo cambiaba a la misma velocidad que latía su desbocado corazón. Sus pensamientos parecían encajar con los de la chica, ambos iban por un camino parecido, y eso no le disgustaba. Quería preguntar qué significaban muchas de las cosas que pasaban por su mente, pero no era su mejor momento para pensar con claridad. Ahora su mente estaba puesta en él, en su rostro, en su cuerpo. Sus narices volvieron a rozarse, y en ese momento ella aprovecho y separó una de sus manos de la espalda de Garrett, llevándola hasta su rostro, de una forma casi inconsciente.

Su atrevimiento había sido el punto de partida para que él se lanzara a terminar la distancia que les separaba y atrapar sus labios. No le había dado tiempo a disculparse por su segundo atrevimiento. El contacto con sus labios había borrado cualquier idea que rondara por su mente. Ni disculpas ni atrevimientos, ahora en lo único que podía pensar era en que le estaba besando, comenzando un juego del que no sabía que se podía esperar. La mano que estaba sobre su rostro pasó a su nunca, enterrándose en su pelo, mientras sus labios, como poseídos, buscaban los de él, dispuesta a todo o nada. Luego tendría ocasión de arrepentirse, si lo iba a hacer. Pero ahora quería atreverse y disfrutar de sus labios.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jun 09, 2010 1:08 am

Caminaba lentamente por las jaulas que contenían en su interior sucios animales de jungla, con un suéter debido al mal tiempo que hacía de aquél lado de la ciudad. Su cabello rubio era -lo que se podía-, era azotado ligeramente por la brisa que intentaba azotarle en la capucha de su suéter negro azabache que tenía colocado en esos momentos. Llevaba pantalón largo, negro y totalmente liso. Planchado, evidentemente. Sus ojos brincaban de aquí para allá entre jaula y jaula, admirando a los animales que tenía delante suya. Su respiración era tranquila, inaudible, hasta sus pasos eran como una orquesta sinfónica debajo suya.
Kael caminaba por aquél zoológico en la mitad de la madrugada. Había salido del trabajo y nada le venía mejor que ver a un par de animalillos dormidos tan tranquilamente...

por **Melanie R. Sanders** Miér Jun 09, 2010 1:19 am

Melanie se había colado en el Zoo para ir a observar a sus amigos los felinos. Había visto panteras, leones y tigres. Les había hablado como si realmente la comprendieran, y ellos se habían acercado para que los pudiera acariciar a través de los barrotes de metal. Una sonrisa de felicidad estaba pintada en su rostro mientras, sigilosa como una presa a punto de saltar al cuello de su víctima, paseaba de aquí para allá. Sus movimientos la llevaron a la sección de la selva, y pensó que no estaría mal que tuvieran por ahí algún puma o una pantera más. Una sombra en movimiento captó su atención. Desde su posición, el hombre no podía verla, pero ella a él sí. Asomó la cabeza por un lado de la jaula que estaba observado momentos antes para ver a una figura que le resultaba conocida. Sospecha. Ira. Dolor. Todo junto y a la vez. Un paso la dejó a la vista del rubio.
-¡Tú! -exclamó, acusándolo con un dedo mientras su cara se contraía con el odio que sentía hacia ese ser. Quería patearlo, arañarlo y morderlo hasta que sólo quedara de él el más fino de los polvos. Se quedó plantada sobre sus pies, sin poder moverse ni poder bajar el brazo. El asesino de Joshua estaba ante sus narices.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jun 09, 2010 1:27 am

Los azules ojos de Kael observaban con amenaza al león despierto que tenía a un par de centímetros lejos de él. El animal le miraba con ira, como si esperara que le hiciera algo al animal. Pero Kael permanecía en su lugar, tranquilo y con una apacible sonrisa pintada en su venenosa boca. Una mano sacada del bolsillo delantero del rubio sale dirigida a la jaula, tocando con la yema de los dedos el frío metal que distanciaba a ambos seres. Su mano se colaba varias veces por las rendijas, dejándole propenso a un ataque del felino.
Y entonces una voz, una conocida y cantarina voz muy conocida a sus espaldas. Vaya, vaya, Sanders de nuevo cerca de él. Saca ligeramente sus dedos de la jaula, soltando una fragil y débil sonrisa, que era arrastrada como una amenazante serpiente dirigirse a una rata.

- Bien, bien, Sanders -dice con el mismo tono que de sus sonrisa-. Nos volvemos a ver, ¿eh? ¿Cuando fue nuestro último encuentro? -Pregunta como quién no quiere la cosa- ¿Desde que O'Keefe murió bajo mis puños? Pobre hombre, tenía una buena vida.

por **Melanie R. Sanders** Miér Jun 09, 2010 1:37 am

Con la boca abierta de puro asombro, vio cómo el hombre, además de joderla a ella, estaba molestando a un león que sólo quería tranquilidad. Un gruñido salió de sus labios, contraidos previamente en una mueca de disgusto y odio. La noche, en apenas un segundo, había dado un giro espectacular. La vuelta a la tortilla. Las palabras de Kael la cegaron de rabia. Bufó, bajando el brazo, que le temblaba de puras ganas de golpear. Toda ella parecía un junco cimbreándose al son del viento. Sus ojos azules brillaban como nunca, transmitiendo más sentimientos de lo que habían hecho en toda su vida. Venganza. Sólo necesitaba éso. Cerró los ojos fuertemente, al igual que las manos, que parecían garras. Dio unos pasos hacia él, abriendo finalmente los ojos, qeu habían recuperado su frialdad. Sólo la delataban sus temblores.
-Sí, Baker-Arnolth. No nos veíamos desde que decidiste acabar con la vida de alguien que no se lo merecía -un mohín de disgusto se dibujó en cara, cuyos rasgos eran más maduros que nunca. Se permitió una débil sonrisa burlona. Acabaría con él cuando menos se lo esperara.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jun 09, 2010 1:51 am

Ver a Sanders tan molesta, tan llena de cólera, lo único que lograba era que su sádica sonrisa creciera cada vez más al son de los sentimientos de odio de Melanie, que eran percibidos hasta por los animales, que se encogían ligeramente ante aquella mortal mirada. ¿Que no se lo merecía? Por el amor de Dios. Sus manos estaban temblorosas, y no de miedo. Si no de las ganas que tenía de reír como nunca antes lo había hecho que lograban temblores débiles y poco perceptibles en él. Una situación verdaderamente graciosa esa. Aparte de que le echaban la culpa de que un imbécil australiano se le cuela en el negocio y que él solo cumplía con su deber, entonces él es el malo de la película, vamos. Él queda como el malo. Como el terrorista. Este punto verdaderamente creaba disgusto en él, cosa que hacía que su sonrisa se desvaneciera por segundos, mostrando en sus azules y vivos ojos un aire de odio. Un aire que debería ser expresado no sólo por una mirada mortal como la que poseía en esos tensos momentos. Si no que debía de ser expresado de un modo diferente. De un modo que se arremolinara en un mar de sentimientos que podría soltar de un momento a otro por el odio del muerto de hace semanas.

- Ahora soy yo el que queda como el malo de la película -le reprocha, dando varios pasos hacia la chica, mostrándose en sus ojos no sólo odio, si no rencor sentido hacia la joven que tenía delante de él-. Claro, ya entendí. Como Kael Baker-Arnolth trabaja en un antro de mala muerte queda como el terrorista de una película de acción -se queja, sintiendo la vena de su sien palpitar furiosamente. Estaba cada vez más cerca de Melanie, presionando sus fuertes puños cada vez más. Si Sanders pudiera saber lo que tenía pensado lo más seguro es que se fuera corriendo. En su cabeza varias ideas macabras se fomentaban-. Es mi trabajo. Y no iba a dejar que un imbécil me lo arruinara. Además, también le hice un favor a la tal Ellah -punto a favor podría ser-. Sí, sí -esas palabras fueron más para él que para Sanders. Se lleva la mano a su barbilla, rascándosela lentamente, como pensativo, volviendo en sí segundos después-. La pobre haciéndose la ilusión de que tenía consigo a un príncipe azul. Su salvador, aquél que previno una desagradable muerte. Que la hizo feliz por meses, y viene y le monta los cuernos contigo. Qué malo, diré que le hice un favor a ella y al mundo. -Mira quién habla de infidelidad. Tsk.

por **Melanie R. Sanders** Miér Jun 09, 2010 2:06 am

La furia ahora era compartida. Notaba el disgusto en Kael, un disgusto que, sinceramente, no comprendía. ¿De qué podía quejarse, habiendo salido impune de su terrible crimen? Ahora él tenía toda su vida por delante, y podía hacer con ella lo que quisiera. Sin embargo Joshua... A él se la había arrebatado de un zarpazo. O más bien de varios. El recuerdo del cadáver, lleno de golpes, sangre reseca y demás acudió a su mente. Horrible. Imparable. Se dobló sobre sí misma, agarrándose la cabeza con ambas manos. Sentía que le iba a explotar. Por todo. Por nada. Había conseguido seguir adelante, pero ahora venía él y traía los recuerdos de forma nítida, a la par que dolorosa. Como si hubiera venido a darle leña al fuego. Vinagre a las heridas. Como se quiera decir. Todo lleva a lo mismo.
Dolor.
Volvió a erguirse. No quería mostrar debilidad ante semejante insecto. Ni si quiera creía ser capaz de calificarlo como mierda. Sus ojos, no obstante, estaban llenos de lágrimas que intentaba retener. Por muchos esfuerzos que hizo, falló. Éstas rodaron por sus mejillas, cálidas y saladas. Encima el tío se las daba de inocente. ¿Acaso no podía haberle dado un puñetazo y listo? No, se lo tenía que cargar. En éso, era incluso más animal que Melanie.
-Capullo, ¡claro que eres el malo de la película! -chilló, no pudo contenerse. Sólo le faltaba que la visión se le tiñera de rojo y listo. Habría enloquecido en unos momentos. La última frase fue la gota que colmó el vaso. ¿Que le había hecho un favor al mundo?-. ¡Yo sí que le haré uno! -exclamó al tiempo que saltaba hacia alante. Cayó sobre el chico, y éste, por la fuerza del impacto, al suelo. Lo arañó con todas sus fuerzas en cara, brazos y pecho. Lo golpeó con los puños con toda su rabia. Pero sabía que él podría librarse de ella con sólo pestañear. Y luego la mataría. Como a Joshua. Las lágrimas seguían cayendo por su cara.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jun 09, 2010 2:26 am

Su mirada se tornó satisfecha, divertida. Sus ojos estaban bañados en diversión. Una diversión incomprendida que demostraba que en ese momento Kael había perdido la cabeza. Leves temblores comenzaron a manifestarse en su cuerpo, inflando los cachetes que de vez en cuando eran desinflados, dejando a su rastro leves carcajadas contenidas en la bóveda envenenada del cuerpo del rubio. Su boca. Le miraba con diversión, pero una diversión sadista. Una diversión cruenta y loca.
Pero como la vio fue la gota que derramó el vaso de su contenida locura. De su momentánea inestabilidad mental. ¡Estaba llorando! Se lleva ambas manos a las piernas, inclinándose, debido a las fuertes carcajadas que soltaba. Unas carcajadas enfermizas, carcajadas de loco de manicomio. Se cae al suelo, riéndose cada vez más fuerte, haciendo eco en todo el zoológico. Un eco parecido al susurro de voces del infierno. Vuelve a levantarse, sacudiéndose el polvo que tenía atrapado en su suéter, quitándose la capucha, mostrando unos rubios cabellos que eran libremente azotados por la helada brisa danesa.

- Bueno, al verme a mí ves una viva imagen de Joshua, ¿verdad? -Le recuerda, abriendo los brazos de par en par- Nunca había visto a alguien tan parecido a mí. En la cara, en la voz, en los ojos -intentaba dejarle en claro que Joshua y él se parecían mucho, físicamente hablando-. Debe ser muy doloroso para ti -de momento a otro, estaba detrás de Melanie, susurrándole todas aquellas palabras a una Sanders qué, por increíble que pareciera, se quedaba quieta. Tétricamente quieta-. Podría decirse que soy Joshua, ¿verdad? El mismo aspecto. Aunque a veces me incomoda, ¡tengo la imagen de un muerto asesinado por mi mismo! -De un sólo movimiento, vuelve a estar en el mismo lugar que antes, deleitándose del dolor de la chica- Bien, bien. Pero al menos ponte en mi lugar, idiota, para que sepas qué es cuando no te respetan. Bueno, al menos sé que ya nadie es capaz de desafiarme. Viendo el modo en que asesiné a la mierda esa.
Se quita el suéter, tirándolo por ahí, estirando los brazos, viéndose en sus ojos las intenciones de matar. De asesinar. De desmembrar a la joven. Pero esta reacciona antes, haciéndolo caer en el suelo, golpeándose ligeramente la cabeza contra el suelo. Estaba debajo de golpes y arañazos. Y en eso, una de sus uñas van dirigidas a su pecho, logrando que su camisa se rompiera por la mitad. Dejando una gran parte de su fuerte pecho al descubierto. Hace el esfuerzo de levantarse, y quitarse a la loca de encima. Y lo logra, empujándola fuertemente, quedándose ambos de pie. Y él haciendo el exhibicionista delante de una loca.

por **Melanie R. Sanders** Jue Jun 10, 2010 8:17 pm

La risa demencial del rubio sólo consiguió aumentar aún más su ya excesiva furia. Sin antes quería hacer daño, ahora quería matar. Su sed de venganza pasaba de lo racional. Ahora sí que podía decirse que no distaba mucho de sus queridos felinos. Pero lo peor de todo no eran sus carcajadas sarcásticas. Ni su insensibilidad por lo hecho. No. Lo peor eran sus palabras. Porque llevaba razón. Él era igual que Joshua. Cada centímetro de su piel le recordaba a la de él, tanto que le costaba lanzarse para intentar acabar con su miserable existencia. Pero no era del todo igual. Sus labios, por muy semejantes que fueran, no se curvaban de la misma forma. Su risa no sonaba igual. Y su cuerpo no se movía de manera parecida. Si Joshua era alguien tranquilo, amable y divertido; él era un completo y absoluto psicópata. Aunque en esos momentos ella no debería opinar aquello, pues también lo parecía. ¡Já! Que nadie lo desafiaba. Ella lo haría. Por Joshua. Por ella.
En cierto modo admiró su coraje -el propio, no el de Kael- al ver que se atrevía a plantarle cara a un asesino-armario. Y también estaba orgullosa de los arañazos que adornaban los brazos, la cara e incluso el pecho del hombre. Además, antes de que consiguiera echarla a un lado, lanzó un brazo contra su mandíbula con toda la fuerza que fue capaz; pero sólo le dio con unos cuantos nudillos, no con el puño completo. Se puso en pie rápidamente, con la respiración agitada y el pelo revuelto. Sus uñas, que siempre llevaba cuidadas, estaban ahora manchadas del color de los rubíes.
-Éso... por Joshua -logró articular con la voz alterada por no ser capaz de tragar aire con la suficiente rapidez. Apretó ambos puños, como reprimiéndose para no abalanzarse de nuevo sobre aquel ser y destrozarlo. No quería convertirse en una bestia como él.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Jue Jun 10, 2010 8:43 pm

Estaba debajo de una loca; estaba siendo golpeado casi del mismo modo que lo hizo con Joshua. Melanie estaba totalmente trastornada. Parecía un felino de tanto que arañaba. Hasta su pecho era arañado, dejando a su rastro leves huellitas de sangre seca. Estaba pagando bien caro lo que hizo: asesinar a un hombre que dejó a una loca endemoniada para terminar su sanguinario trabajo de acabar con su vida si podía. Se sentía vulnerable, pero eso era por segundos, ya que utilizó fuerza bruta contra Sanders, dándole bofetadas para que reaccionara.
Estaba pasándose de la ralla, y la principal razón era golpear a una mujer herida. Golpearla por defender lo suyo. Lo que fue suyo. Su hombre, su motivo de diversión. Lo había perdido todo por culpa de él. Pero no iba a permitir que atentaran contra él de aquella forma. En sus labios marcas de sangre se regaban por doquier. No podía defenderse si no se quitaba a Melanie sobre él, aunque ya lo hubiera echo. Él seguía prácticamente sintiéndole sobre él. Sentía aún su ira desde su posición, la sentía. La olía. La escuchaba. Todo era evidente. Melanie, si no se apresuraba a actuar, le mataría esa misma noche.

- Bien, bien, así que te vas a convertir en una asesina por el bastardo de Joshua, ¿no? -Sisea de tal modo, quitándose la rota camisa, dejando a relucir su fuerte pecho más de lo que ya lo exhibía-. ¿Eso quieres? -Pregunta, caminando varios pasos hacia ella, mostrándose cada vez más interesado por la situación- ¿Convertirte en una asesina? ¿Vivir bajo el mismo miedo que yo? ¿Quitarle la vida a alguien por venganza? Pues qué bajo has caído; te pareces a mí -la estaba comparando con él. Aunque en cierto modo, sí, se parecían mucho. Defendiendo lo suyo, peleando como un guerrero por lo que le pertenecían y querían.
Sus pasos eran acallados por la brisa. Nada se oía entre ambos, estaba cada vez más cerca de Sanders. Se movía cual serpiente acechando, estando peligrosamente cerca de ella. En su pecho enormes rasguños manchados de sangre visualizados eran, lo que le hacía adquirir un aspecto rudo y cruel. Sus labios carmesís eran, sus ojos azules combinados estaban con su aspecto. Chispa de vitalidad hallada en estos se encontraban. Hasta en sus brazos la sangre se veía. En su cara, en sus mejillas, todo, prácticamente todo estaba marcado por las uñas de Melanie.

Cada vez más estaba peligrosamente cerca de él, siguiéndola con su mirada, dando círculos alrededor de ella. Acechándola, vigilándola peligrosamente, como un depredador a su presa. En un movimiento rápido ya se encontraba detrás de ella, con la yema de sus largos dedos sobre el fino hombro de Melanie, dándole suaves y cariñosas caricias, con su boca cerca del cuello de la chica. Podía oír su respiración, sentir la yugular latir con fuerza. El sonido de su vida correr por sus cuellos gran placer le daba.
Sus labios manchados corrían lentamente por el cuello de Melanie, como si fueran novios, como si él tuviera el derecho y la moral suficiente para hacerlo. Para tocarla, para tenerla. Como si fuera Joshua, pero no. Él no tenía ese poder. Para Sanders, Kael sería una basura miserable que no tiene el mayor respeto por la vida humana. Por el dolor ajeno. Sólo interesado en él y en lo que le pueda pasar pronto. Sus manos vagaban de aquí para allá, al igual que su boca. Esperando una vulnerabilidad en la postura de Melanie que para él fuera luz verde.

por **Melanie R. Sanders** Jue Jun 10, 2010 9:00 pm

Ver las bajas causadas en el cuerpo de Kael casi la hizo sonreír. Casi. Ella no se regodeaba con el dolor ajeno... Al menos no con el físico. La sangre que caía por su cara de forma lenta, como un pequeño ejército marchando a la batalla, hizo que su dolor se aplacara. En cierto modo, creía que le había dado un homenaje a la memoria de Joshua al hacerle éso a su clon. Un clon despiadadamente perverso. Ver su pecho desnudo cuando se quitó la camiseta, también lleno de los golpes que con tanta furia había propinado, le dio una satisfacción tremenda. Se sentía a gusto con el trabajo realizado. Por ello, comenzó a relajarse poco a poco. Dejando, primero, de temblar. Y abandonando depués -en parte- la ira de sus ojos. Sin embargo, las palabras de Kael le dieron donde más dolía, pues era justo lo que había estado pensando. Era como si Joshua siguiera vivo en él, con su físico y su don. Con la vista desenfocada y un aire de indefensión, Melanie negó débilmente con la cabeza. No. Ella no era una asesina. Se estaba equivocando. El aturdimiento le duró un buen rato, tiempo que Kael empleó en acercarse a ella de una forma bastante sospechosa. Y ella lo habría detenido, si no fuera por el trance en el que estaba sumida. Cuando volvió en sí, unas manos demasiado dulces y unos labios excesivamente tiernos recorrían su cuerpo. Al principio se quedó helada, pero luego se dio rápidamente la vuelta, provocando que su pelo le diera al tipejo en la cara, y se apartó de él.
Una mano salió disparada hacia la mejilla surcada por largos arañazos, curzándole la cara. ¿Pero qué se creía? ¿Que ella era un juguete al que podía manejar a su antojo? Estaba muy equivocado.
-No-vuelvas-a-hacer-éso -pronunció cada palabra lentamente, en voz baja y amenazadora. Sus ojos habían abandonado ya toda confusión y ahora mostraban ira. Aún no creía que el miserable aquel hubiera puesto sus manos encima momentos depués de pegarle. Dio unos pasos atrás.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Sáb Jun 12, 2010 2:21 am

La cachetada de Melanie no pasó por alto. Una de sus manos va dirigida a su cara, golpeándole violentamente. Y luego de éso, desaparece con la cara y todo lo demás lleno de sangre.

por **Melanie R. Sanders** Sáb Jun 12, 2010 2:12 pm

Al verlo huir de ella sonrió con satisfacción. Maldito cabrón aprovechado. Tan tranquila, se acercó a una fuerte y se limpió la sangre de Kael que aún tenía en las uñas. Después se dio cuenta de que el muy capullo le había hecho una herida en el labio cuando estaba intentando deshacerse de ella. Furiosa, se echó agua allí también y, tras acariciar un rato a un par de tigres, se marchó de allí.

por **Beca I. Kana-Basinas** Dom Jun 13, 2010 4:40 pm

Nunca he visitado los zoos de Copenhague, son los típicos lugares que visitan los padres con sus hijas pequeñas para que éstas disfruten de darle de comer a los monos, y yo cuando llegué aqui ya era bastantate mayorcilla por lo que mis progenitores no me dejaron disfrutar de algo tan alegre y extraño como es un zoo. Porque en Grecia tampoco fuí nunca a este tipo de lugares, demasiado llenos de gente que no te dejan andar ni observar a las jirafas, o al menos eso era lo que se alegaba cada vez que yo pedía asistir con gritos y llantos.

Y por lo tanto aqui estoy, decidida a comrpar una bolsa de cacahuetes en la tienda de la entrada y darle de comer a los elefantes, porque tendrán elefantes ¿no? Son la cosa más graciosa del mundo, con esas trompas llenas de pelos pestosos y esas orejas tan grandes y membranosas, dan ganas de tirar de una de ellas para ver si se forma un agujero. Que no, que no, crueldad animal cero. Tras sentirme timada por lo que me han cobrado en la bolsa de cacahuetes me acerco al cartelito de las flechas, el típico que te indica dónde se encuentra cada animal. Objetivo: elefantes.

por **Eve J. Wickham** Dom Jun 13, 2010 5:02 pm

Para esta tarde de domingo decidí hacer una visita la zoo de la ciudad. Nunca antes había estado aquí, obviamente a mis padres no les pareció nunca el lugar más adecuado para una señorita: niños corriendo de un lado a otro y animales no era una combinación precisamente limpia. Pero mi visita en solitario no se debía a la necesidad de conocer ese sentimiento que no había vivido siendo niña, sino más bien tenía curiosidad por saber en qué estado trataban a los animales del zoo. Básicamente se trataba de una visita por negocios. Mi asociación también se encargaba de asuntos de este tipo y yo iba a revisar sin previo aviso las condiciones de las instalaciones.

Cogí un taxi para llegar hasta allí, ya que era el único tipo de transporte público que me inspiraba cierta seguridad, y si llegaba en un coche con conductor llamaría demasiado la atención. Así que, cuando el vehículo se detuvo en la puerta, pagué lo que le debía al taxista y bajé colocándome las gafas de sol.

Dentro del recinto, comencé a pasear como un visitante más, pero en lugar de fijarme en lo monísimos que eran aquellos animalillos enjaulados, observaba el estado de limpieza del recinto, la extensión de que disponía cada animal...

por **Beca I. Kana-Basinas** Dom Jun 13, 2010 5:19 pm

Leones, tigres, monos... Vaya, este zoo tiene de todo. Estoy segura que de haber venido de pequeña se hubiera convertido en mi lugar favorito, como el de mucho otros niños que hoy domingo pasean, o más bien corretean, gritando lo chulísimo que está el recinto, expuesto a una posible escapada de los rinoceronteso de los elefantes. Expuesto a una posible muerte, sí, porque como un animal agresivo o grande rompe la jaula en la que está encerrado o simplemente haga esfuerzo y salte la valla ¡púm! aqui que nos morimos todos.

Pero eso no va a ocurrir, hombre, para algo contratan a los cuidadores aparte de para darles de comer, quitar sus excrementos y bañarlos en grandes cubos. Tengo cierta curiosidad por ese trabajo, a lo mejor es incluso más factible que vender pan, a lo mejor incluso ganan más dinero y no se necesita estudios especiales, a lo mejor... A lo mejor puedo preguntarles. Busco con una nueva mirada curiosa alguno de los recoge excrementos que deben pasear día y noche por el zoo para saciar mi curiosidad. Mira, por alli va una que aprece mirar el beun estado del lugar en vez de lo animales, típico en los cuidadores. Tras escupir la cáscara de pipa que se ha colado en mi bolsa de cacahuetes -ya me quejaré por este hecho- me acerco a ella.

- ¡Oiga, oiga, perdone! -más bien corro hasta ella, que no quiero que se me escape. Que yo a esta gente me la conozco demasiado bien, cuando ves a algún reponedor por los pasillos de los supermercados y quieres preguntarles alguna duda, huyen ¿que porqué? Pues ellos sabrán.

por **Eve J. Wickham** Dom Jun 13, 2010 5:50 pm

Tras haber andado durante un buen rato, me doi cuenta de que todavía no he recorrido ni la mitad del parque. Hasta el momento, he observado que no se incumple ninguna norma en cuanto al tamaño del recinto y que los animales parecen bien alimentados y limpios. Pero al fin y al cabo simplemente están cumpliendo una estúpida ley que a alguien se le ocurrió redactar para regular el confinamiento de animales en espacios cerrados, porque yo sigo pensando que es descaradamente inhumano encerrar así a los pobres seres vivos. Si Gaia hubiera querido que así fuera, habría creado a los animales directamente en jaulas y no en libertad.

Escucho a una chica llamar la atención a alguien, pero sigo caminando, ya que no me doi por aludida. Sin embargo, al darme cuenta de que no hay nadie más a quien pueda llamar, me detengo y me giro para mirarla. Si es que me llamaba a mí, ¿por qué narices lo hacía de usted?. Ni siquiera parece que sea más joven que yo, sino que aparenta más bien mi edad. La miro de los pies a la cabeza con el ceño fruncido, esperando a que me diga a que se debe esta llamada.

por **Beca I. Kana-Basinas** Dom Jun 13, 2010 6:11 pm

¡Venga ánimo, Beca, esta vez no se te va a escapar! Me animo interiormente a mi misma, esto de correr a toda leche detrás de alguien nunca se me ha dado bien, soy pésima en los deportes. Pero en esta ocasión voy a hacer un esfuerzo especial, sí, que de esto depende mi futura vida como mileurista, unas buenas vacaciones pagadas y dejar de tener los mocos blancos debido a la harina ¡soy una estudiante de arte, debería tenerlos negros!

- ¡Espere, espere! -pero la chica ya se ha parado y me ha inspeccionado como si fuera una delincuente que pretende robarle los tres mil euros que lleva en el bolsillo de su última paga. ¿Tanto cobrarían? Bah, no creo, aunque si yo llego a entrar en sus filas espero que les hagan pronto un aumento de sueldo. Cuando ya he llegado a su lado apoyo las palmas de la smanos en las rodillas para recuperar el aliento ¿he dicho ya que con tres metros que corra acabo medio muerta por culpa del asma? Ah, sí.

- ¿Trabaja aqui, no? -tras recuperarme levanto la vista hacia hacia ella y recupero la postura, tengo que parecer responsable. Vaya no lleva uniforme ¡a lo mejor es la encargada! Pero que joven... Da igual, postura recta y sonrisa radiante y amable en modo ON, por favor cerebro- Mi nombre es BEca Kana-Basinas ¿me podría informar si hay algún puesto de rabajo libre? Verá, es que quería entrar a formar parte del mantenimiento del cuidado del zoo, siempre he tenido afición por los animales y desde pequeña he tenido todo tipo de criaturas, sabría como comunicarme con ellos, y me adapataría perfectamente a cualquier horaria. Si usted pudiera informarme... -bien bien, asi me gusta, tratamiento formal y alguna que otra emntirijilla que agrande tu curriculum. Porque animales como mucho he tenido tres perros, y tres de esos que viajaban de un lado para otro y eran casi como las mascotas del pueblo.

por **Eve J. Wickham** Dom Jun 13, 2010 6:29 pm

- No, yo no... -intento cortarla, pero la chica ya ha empezado a hablar. Espero pacientemente a que termine de exponer su curriculum. ¿De dónde ha salido? Parece desesperada por que le den ese trabajo que está pidiendo, pero no podía haber empezado de peor forma. Antes de soltar toda su vida debería cerciorarse de que está hablando con la persona adecuada. ¿Cómo podría alguien confundir a una chica con gafas y zapatos de Armani con un cuidador de zoo?

- Escuche -le digo cuando parece que empieza a detenerse, hablándole de usted como ella ha hecho antes, aunque me parezca muy raro hacerlo tratándose de una chica de mi edad. Pero no voy a dejar de ser educada-. Yo no trabajo aquí, ni lo haría en mi vida. Si quiere informarse, puede buscar a alguien que pertenezca al personal del zoo, pero yo lo pensaría dos veces antes de entrat a formar parte de tal atrocidad como es tener aquí a estos animales.

Hablo dirigiéndome al zoo y a sus empleados con cierta muestra de repulsión, pues no puedo evitar tomarme tan a pecho estos temas. Los animales necesitan a alguien que hable por ellos, y para eso estoy yo aquí.

por **Beca I. Kana-Basinas** Dom Jun 13, 2010 6:50 pm

¡Mierda! Después de la corrida que me he pegado va y resulta que la chica de pelo rubio y rizado no pertenece al grupo de mantenimiento del zoo. Y yo sacando las mejores palabras que sé pronunciar... tsk, si es que ya no saben andar por la vida ¿para qué iba mirando el estado de las cosas, dígamelo? Da igual, da igual, no improta, el caso es que he metido la pata hasta el fondo y mi cara ene stos momentos parece un tomate frito.

- Ah pues entonces perdona, no sé como he podido confundirte, al fin y al cabo no llevas la típica camkiseta amarillo chillón con una raya verde en el centro -porque la última vez que había visto a un encargado de verdad llevaba esas pintas tan atrozez. Que mira que yo soy hortera para vestir -hoy lleva un panatalón de esos floripondios hippichuelos con sanadalias marrones y una camiseta básica color beige, muy mona ella- pero sé hasta que punto algo llega a ser un atentado contra la moda.

- ¿Porqué dices eso? Si en el Zoo intentan ayudar a los pobre animales que no tienen lugar en el que vivir y los cuidan a la perfección. Vamos, o al menos eso es lo que sale en la televisión -comento esto último algo confundida ya que no estoy para nada informada del trabajo que hacen los zoos. HAsta dónde yo llego traen y recogen animales para cuidarlos y enseñarlos al público, una buena manera d eque la gente conozca la fauna sin tener que viajar.

por **Eve J. Wickham** Lun Jun 14, 2010 3:36 pm

Al menos la chica entra en razón y se da cuenta de que yo no pertenezco al zoo. Me cruzo de brazos mientras la miro, indignada con cada frase que dice. Lo que me molesta no es que me haya confundido -bueno, un poco sí; aunque no me cueste mucho esfuerzo económico siempre intento ir a la moda y bien vestida, porque sé de gente que viéndose rica ha dejado de lado el estilo y la decencia a la hora de vestir, o por el contrario se ha cubierto hasta las orejas de ropa de marca y joyas de último diseño solo para demostrar cuánto dinero tienen, y eso tampoco es-.

Parece mentira que la gente esté tan ciega en cuanto a estos temas. No se dan cuenta que los animales tendrían un lugar para vivir si no fuera por el egoísmo de la especie humana. Pero claro, ellos prefieren pensar que creando epacios cerrados que simulan la fauna salvaje están haciendo algo bueno por el medio ambiente.

- ¿Ayudar? -exclamo todavía más indignada de lo que estaba-. Si se dedicaran más a cuidar del planeta y menos a acercar la naturaleza a las personas de ciudad no habría ninguna necesidad de crear espacios tan sumamente crueles como este.

Y encima se basa en lo que dicen por televisión, uno de los medios de comunicación más manipulado. Antes de discutir, debería informarse como es debido, y no basar sus argumentos en las ideas que el gobierno le ha metido en la cabeza a través de la caja mágica.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 26, 2010 4:57 pm

¿Qué qué hacía la castaña a esas horas y en aquel lugar? Ni ella misma lo sabía realmente, tan sólo había tenido ganas de evadirse de la realidad y sus piernas se habían movido por si solas a aquel lugar. Ni de pequeña ni siendo adolescente haía tenido deseos de pisar un lugar como era el zoo; odiaba cuaquier animal, desde el más mono al más grande y feo que existiera. Por eso mismo no sabía muy bien que hacía en aquel sitio.
Se recolocó por décima vez la sencilla camiseta de algodón blanca que cubría la parte de arriba de su cuerpo y que conjuntaba con los minishorts vaqueros que se afianzaban en sus caderas. Con mirada ceñuda y mueca de asco, se dirigió a un banco lo suficiente alejado de cualquier jaula animal como para que no le llegase el olor -y cualquier otra cosa- de éstas. Se sentó en éste, se cruzó de piernas y echó la cabeza hacia atrás, mirando el azulado cielo.

por **Hades Von Heyden** Sáb Jun 26, 2010 5:13 pm

- Nos volveremos a ver - Despidió finalmente al hombre trajeado que se encontraba frente a él, tras entregarle una carpeta con documentos importantes. Se dió la vuelta y comenzó a caminar en sentido contrario. No le gustaba el zoo, y los animales menos aún, si estaba allí era meramente por cuestiones de trabajo, de su trabajo extraoficial para la organización, nada mas.

Por supuesto no iba con su traje habitual para su trabajo, llevaba unos pantalones de lino blancos, una camisa negra y un bohemio gorro sobre su cabeza, y claro está, todo ropa de marca y vestido de forma impecable. En sus manos porta un paquete de tabaco, del cual está sacando un cigarro y tambien lleva un mechero, que justo se le cae al pasar por delante de un banco donde hay una chica sentada. Chasca la lengua molesto y ladea la mirada, si no fuera porque no lleva ningún otro encima, le daba una patada al mechero que lo mandaba a la jaula de los monos.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 26, 2010 5:25 pm

Desde su posición -sentada con la espalda en tensión como si fuese un gato a punto de ponerse a bufar- podía tener todo controlado con tan sólo girar la cabeza para observar cualquier movimiento sospechoso. Podía parecer paranoica, pero el tema de los animales le superaba. Pero estando en ese banquito, tampoco se estaba tan mal; por eso aún no se había ido a su apartamento y finalizar la tarde allí. Se inclinó hacia delante unos instantes, los justos para que el cabello cayera también y lo recogió en un improvisado moño, dejando multitud de cabellos caer libre y enmarcando su bronceado rostro.

No prestó ni pizca de atención a ninguna persona en particular; ni a los padres que llevaban a sus hijos de visita por primera vez, ni a los adolescentes que iban a darse el lote ni de los viejecitos que daban de comer a los animaluchos aquellos. Pero cuando un mechero cayó a sus pies, si que se fijó en un chico que miraba en su dirección y enarcó una de sus finas cejas; claramente el objeto le pertenecería. Se agachó y lo agarró, jugando con él ente sus dedos.

-Creo qu se te cayó.

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