Diario de Erik Night
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Diario de Erik Night
Erik's Life
12-6-2010
Realmente aún no me explico por qué narices estoy escribiendo esto en una hoja de papel suelta que he pillado. Tal vez sea que me he cansado de guardar secretos, mentiras y sentimientos. Tal vez necesite desahogarme. Tal vez sólo me aburra. ¡No lo sé!
Esta maldita ciudad me ha tocado algo, una fibra interna, quizás, y ahora tengo ganas de escribir todo aquello que pase por mi maldita cabeza. Si me viera mi jefe ahora mismo pensaría que he perdido el norte. ¿Para qué sirve escribir? Para nada. Éso piensa él. ¡Oh, bueno! Para hacer inventario de gente a la que destrozar su jodida vida. Ahora no me pondré filosófico ni iré de bueno, porque no lo soy. Soy lo que me han hecho ser: una máquina del mal. No estoy loco, no lo creo. No mato por diversión. Lo hago por necesidad. Mis mismos mentores han hecho que sólo sirva para ésto. A veces pienso que tanta sangre me va a desquiciar, pero normalmente paso. Hago lo mejor que puedo con lo que me ha sido otorgado. No es mi culpa ser como soy.
Dejando a un lado temas que me persiguen desde que era pequeño y a los que no sirve dar vueltas porque no llevan a ninguna parte, sólo a mi propio amargue, contaré los sucesos de hoy. La mudanza es un coñazo, como siempre. Al menos me han prometido que esta vez no será para una semana únicamente. El piso es bonito, grande y espacioso. Por las mañanas le da el sol y el ambiente se calienta un poco, pero no tanto como en Italia. Cómo echo de menos el calor. Aquí siempre llueve.
Cuando me he cansado de limpiar he salido a dar un paseo y he encontrado, no muy lejos del piso, un gimnasio. Lo necesitaré si quiero mantener la forma mientras esté a la espera. Los tíos musculitos y sin pizca de carne en la sesera se han quedado flipando cuando me han visto aguantar más que ellos -como unas dos horas- en todo tipo de deportes y sin parecer un armario de tres metros. Me han entrado ganas de montar una pelea con uno de ellos, que iba de duro, pero no debo cometer estupideces. Por algo me han enseñado a ser sensato.
Después de éso iba a irme ya a casa cuando me he encontrado en un puerto. El mar me ha recordado a Italia. Me he sentado a contemplarlo un rato, y he de añadir que casi me duermo. Entonces ha aparecido ella. No me malinterpretéis, lectores imaginarios de mi cabeza, no es que esté colado. Sólo digo ella porque es famosa. Catherine O'Connor. Y está a mis pies. Como debe ser. Supongo que podré divertirme un par de días con ella hasta que ya esté hasta las trancas y tenga que explicarle que no soy de cosas estables. No me importa. Ya he roto bastantes corazones, siempre es lo mismo. Al final acabas como el capullo de la película cuando tú nunca has prometido amor eterno.
Bueno, el horno acaba de pitar. Éso quiere decir que mi cena está lista y que... bueno, que no escribiré más por hoy. Creo que me he pasado.
Erik
John A. Miller- Teniente
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Re: Diario de Erik Night
Escrito 2
13-6-2010
Y aquí estoy de nuevo, sentado en el mismo escritorio que la vez anterior, con un folio igualmente blanco y otro bolígrafo que he pillado. Ahora sí que no le veo el sentido a esta mierda, porque ayer destruí el otro escrito. Supongo que, como pensé, lo único que quiero es volcarme. Vaciarme de todo. Soltarlo de un golpe para después borrarlo, como si no hubiera existido. Como las hojas de los árboles que caen en otoño, muchas, pero barridas rápidamente.
Esto no es nuevo para mí. No. Muchas otras veces me he preguntado el por qué de mi vida, y otras tantas he ideado mil y una formas de salir de ésto, pero al final he acabado cogiéndole cariño a mi trabajo. Es parte de mí, y éso nadie lo va a cambiar. Ni si quiera yo mismo, por muchos quebraderos de cabeza que me dé. No diré que me guste la carnicería, ni mucho menos, pero sí me agrada saber que me estoy vengando por lo que se me ha hecho. Porque mi vida no es otra cosa sino un cúmulo de mierda. Y uno bastante grande. Así que, ¿hay algo de malo en compartir un poco la carga con los demás? A mi parecer, no. Y si quiere el de arriba -si es que hay alguien- castigarme por todos mis pecados, sólo le diré una cosa: adelante. No tengo reparo alguno en soportar mi penitencia.
Acabo de recordar el encuentro que tuve el otro día, en el aeropuerto. Acababa de salir de recoger un poco de información sobre un tipo que ha intentado jugárnosla cuando ví que una tía de la que ni sé el nombre me había visto. La primera vez en casi un año que me pillan. Por culpa del incidente, tuve que retrasar mi vuelta a casa y fingir ser un extranjero perdido. Que, vale, extranjero soy, pero no estoy para nada perdido. Creo que tragó. La pobre parecía tan poquita cosa... Tan miedica... No pude decírselo a mis superiores, y supongo que si se enteran me caerá una gorda. Pero no me importa. No quería mancharme las manos de la sangre de esa mujer, que más bien parecía un animalillo asustado. Me mantuvo toda la noche pensando si debería haberle metido un tiro entre ceja y ceja.
Hoy he ido al museo. Ahora sí puedo decir que realmente odio a los franceses. Un tipo llamado Cédric estaba por allí, gritando como un desquiciado a su padre. ¡Qué poca educación! Pensar que yo, ¡yo!, me comporto mejor que alguien me hace reír. O me lo haría, si no fuera por lo que ha pasado después. El muy cretino se ve que quería algo conmigo, y no ha tenido otra cosa que hacer que tirar medio museo para ponerse a cuatro patas delante mía. Casi lo mato, lo juro. Si no fuera por el asombro y las cámaras, lo habría hecho. Destruir esas obras de arte... Éso sí que es un pecado capital.
Supongo que ya no me queda mucho más que decir, y me sorprendo a mí mismo viendo que ese hecho me apena. Porque ahora yo quiero escribir. Me da alas.
Es mi vía de escape.
Erik
John A. Miller- Teniente
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Re: Diario de Erik Night
Escrito 3
16-6-2010
Lo he intentado. Joder, ¡juro que lo he intentado con tomas mis fuerzas! Pero no. No puedo dejar de escribir. Cada bolígrafo que he visto estos días en los que he intentado resistirme a las ganas de plasmar mis pensamientos en una hoja virgen me ha dicho 'ven, cógeme'. Cada puñetero folio en blanco esperando ser rellenado ha querido tentarme. Pero de algo estoy orgulloso, y es de que, al menos, he podido luchar contra mis deseos por un par de días. No es mucho, lo sé, pero no podía más. Lo necesitaba, y cada letra que escribo es como un suspiro de alivio. Como si, poco a poco, me fueran quitando un peso de encima. Ahora sí que puedo compadecerme realmente de Atlas -¿se llamaba así?- el pobre gigante que tenía que, según una mitología -griega o romana, ni idea-, sujetar toda su puñetera vida la cúpula del cielo.
Vale, ya me estoy yendo por las ramas. No mentiré diciendo que no me guste hacerlo, porque realmente ayuda cada frase, por muy mal escritas que éstas puedan estar.
Hoy me he encontrado de nuevo con ella, con Catherine. Al principio ha hecho como si pasara de mí, como si fuera un chicle en la suela de su zapato. Patético intento por ignorarme o hacerme ver que no está colada por mí, cuando es evidente que es así. La verdad, aún no sé por qué coño la he seguido hasta su mesa y me he sentado con ella, pero bueno. Creo que quería saber qué le pasaba, y no era otro cosa sino un ataque de bipolaridad. La tía quería hacerse la estrecha, pero en cuanto me ha visto acompañándola a sonreido como nunca había visto hacer a nadie. Después las cosas han tomado un rumbo que creo que, si vivo lo suficiente, podré lamentar. Al principio todo bien, coqueteo por aquí, coqueteo por allá. Todo sano y sin ningún motivo aparte del de dejarla sin un hueco en su cabeza dedicado a mí. Pero luego, cuando he decidido 'avanzar' un poco más, la tía como que... bueno, no sé si serán imaginaciones mías, pero creo que ella piensa que llegaremos a algo. Pobre inocente.
Me ha dado pena, aunque en ese momento no sabía lo que era. Pena por su expresión, pero pronto se me ha pasado. Creo que tendré que llevar cuidado con ella. Una tía demasiado enamorada es peligrosa, y más riesgos no debo correr por una noche de diversión.
Este me ha quedado más corto, ¿no? Tal vez sea un buen síntoma y me esté curando. Y me vuelvo a sorprender a mí mismo viendo que no quiero dejar de estar 'enfermo'. ¿Por qué narices unas simples palabras que nadie llegará a leer me hacen tanto bien? Debería haber encontrado este método de relajación mucho antes porque, por mucho que después de estar tiempo escribiendo me duela la mano, me quedo vacío. Sin nada de lo que preocuparme.
Los folios lo hacen por mí.
Erik
John A. Miller- Teniente
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Re: Diario de Erik Night
Escrito 4
25 -6-2010
Juro por Dios y por la Virgen que en mi vida volveré a tomar una sola copa de alcohol. Jamás de los jamases había bebido tanto y con tan malas consecuencias.
Todo empezó cuando una noche no más especial que otra cualquiera mis amigos decidieron montar una fiesta, o reunión como dicen algunos, para rememorar viejos tiempos y tal. Primero empezaron las cositas flojas, pero luego acabé borracho como una cuba. Borracho y mojado, pues un tipo decidió calarnos a todos. Al menos yo no me drogo, no como la mayoría de ellos.
En fin, iba yo de vuelta a mi casa, todo empapado por culpa de un graciosillo, cuando me encontré con el del museo. Evidentemente, estando como estaba, no me acordé de mis ganas de zurrarle. Y él también estaba borracho. La verdad, no sé en qué momento hice algo que pudiera malinterpretar, pero acabé yéndome con él a un motel. Lo odio. Lo odio. Lo odio.
Desperté tirado en una cama desconocida, con un dolor de cabeza tremendo. Era como si tuviera a alguien dando martillazos junto a ésta. Y con un tío desnudo al lado. Mi susto fue tal que salí corriendo, casi en pelota picada. A la mujer de recepción le di una alegría cuando huí del lugar sin nada más encima que los canzoncillos. La próxima vez que lo vea, no tendrá tanta suerte.
Un día antes, al menos, sí que tuve un encuentro que pueda catalogar de agradable. Me tropecé con una chica rubia llamada Greer, muy mona ella. A ésa sí que la dejaré compartir cuarto conmigo, no tengo reparo alguno.
En fin, he de planear una muerte lenta y dolorosa para el francés, porque esto no quedará así, no señor. Un tío no se acuesta con Erik Kevin Night aprovechándose de su estado de borrachera y sale impune. Me estoy pensando eso de llamar a un par de amigotes, pero me da que se quedará en idea, porque me da vergüenza decir lo que he hecho.
Erik
John A. Miller- Teniente
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