Cementerio de Assistens [ZdR]

por **Master** Jue Mayo 27, 2010 5:05 pm

El cementerio de Assistens (en danés: Assistens Kirkegård) se fundó en 1757 (inaugurado 1760) y ubicado en la sección de Nørrebro de Copenhague, Dinamarca. A veces se llama el cementerio de Nørrebro, y es un lugar popular para la gente a dar un paseo, mirar a las viejas tumbas y monumentos, y para hacer un picnic. Un mercado de pulgas funciona a lo largo de sus paredes, todos los sábados de mayo a octubre. El amarillo de las paredes del cementerio, especialmente la que da Nørrebrogade, en los últimos años se ha convertido en el blanco de muchos pintores de graffiti.

El cementerio es uno de los cinco a cargo del Municipio de Copenhague. Los cementerios son otros Vestre Cemetery, cementerio Brønshøj, Cementerio Sundby, y el cementerio Bispebjerg.

Entre los notables enterrados, aquí están varios músicos de jazz afro-estadounidense que hicieron de Copenhague, su casa.

por **Davis Cemuk Hondor** Vie Mayo 28, 2010 3:34 pm

Un pequeño chorro de agua yacía ascendiendo hacia arriba y después cayendo en forma de un mango de un bastón. Los sauces llorones emitían una relajante música, melancólica, con el movimiento de las hojas de sus ramas caídas cómo si se tratase de lluvia. Los cipreses se ondeaban ligeramente hacia el lado dónde el viento les conducía, quedando algo idos de su eje.

Pero yo, a pesar del tiempo y sus causas y mis obligaciones, me quedé ahí, absorto mirando una lápida de piedra pulida con esmero y tradición que rezaba un nombre que me resultaba desconocido.

Alphonse Derek Arsoft-Dennau
1901 - 1945
Requiescat in Pace

Entonces, dirigí mi mirada más allá de esa lápida, a otra distinta. Parecía ser su mujer, y había nacido unos 5 años más tarde que él y murió en el mismo año.
En las lápidas reposaban en cada una un ramo de rosas rojas frescas, indicando que hacia poco alguien había pasado por allí a dejarlas.
Y me pregunté quién sería aquélla persona que dejaría unas rosas en la tumba de alguien que había muerto hacía casi 70 años.

por **Melanie R. Sanders** Vie Mayo 28, 2010 3:55 pm

Todavía no sabía qué narices estaba haciendo ella en aquel cementerio, recorriendo con la mirada todas las lápidas que iba encontrando, como si buscara algo. Estaba sumida en una especie de trance, o, como dirían algunos, estaba empanada, en su mundo. Caminaba a pasos lentos, muy diferentes a su habitual zancada enorme debido a sus largas piernas, con la mirada clavada en las piedras que anunciaban las personas fallecidas que se estaban descomponiendo bajo el suelo. Llevaba casi todo el día recorriendo pasillos y pasillos de aquel lugar de muerte, al que algunas personas iban a divertirse, perturbando el descanso de los cadáveres. Irrespetuosos. En su época, cuando era niña, aquello era casi un crimen; y, ahora, hasta pintaban apelativos cutres en las paredes con colores llamativos.
Un más que típico choque se produjo cuando Melanie avanzó un poco más, pasando a leer la inscripción que rezaba: 'Hayden Arsoft-Dennau' y unas cuantas fechas. Le sorprendió ver que la persona que había bajo la lápida era menor que ella. Cuando salió del trance, sacudió un poco la cabeza para mirar al hombre con el que había ido a golpearse.
-Perdón -murmuró, con las mejillas teñidas de rojo. Ese día Melanie estaba rara, sin saber por qué. Por una vez en mucho tiempo, se había ruborizado de verdad, por vergüenza, algo que ya daba por perdido.

por **Davis Cemuk Hondor** Vie Mayo 28, 2010 4:04 pm

Y entonces, entre intertes pensamientos algo se chocó contra mi hombro y parte del brazo. Otra vez.
Desde el día que me choqué contra esa actriz con la que estuve discutiendo un buen rato y pude escapar a duras penas de ella, después de haber recibido un rodillazo de la chalada del Museo.
¿Por qué, Dios, por qué me habías dado una paciencia absolutamente infinita y una actitud tan pasota y solitaria? A veces deseaba ser una marujona de pueblo; al menos hablando me entretendría hablando sobre temas banales y sin sentido alguno que podría ir desde el último cotilleo de los famosos hasta si el perro del vecino se había meado o dejado de mear en una alfombra.

- No es nada. - le tendí la mano de lado para que se sujetase a ella, antes de que empezara a gritarme como hizo la otra y me dejase ver su más desfasada faceta de pirada.
Miré de reojo; su voz se correspondía con que era una chica, y no me defraudó. Y una chica bien hecha. ¿Todas las mujeres guapas tenían cómo un imán para golpearse contra mi hombro? Suspiré. Menuda suerte la mía.

por **Melanie R. Sanders** Vie Mayo 28, 2010 4:16 pm

Una mano se extendió hacia ella para que pudiera dejar de trastabillar lo poco que había comenzado a hacerlo, y ella se agarró como si fuera un salvavidas. Desde semejante altura, que no era ni más ni menos que la suya propia, su culo quedaría hecho un cuadro de moratones, y éso sí que no. Cuando consiguió quedarse estable sobre sus botas de cuero, soltó la mano del individuo y se estiró el abrigo y los pantalones cortos, para así tener una excusa y no mirarle a los ojos. Cuando ya estuvieron ambos lisos, sin arruga alguna a la que dar muerte, se dio unos golpecitos en los muslos desnudos, como si quitara el polvo de la ropa. Cuando ya no pudo alargarlo más alzó la cabeza, con una sonrisilla tímida en los labios mientras los restos rosáceos que habían quedado en sus mejillas desaparecían. ¿Melanie, gatita, dónde estás? ¿Qué había sido de su personalidad ese día?
-¿Son tus parientes? -preguntó sin venir a cuento, indicando con una cabezada la lápida que había a unos pasos. Cuando su frágil estado de ánimo se dio cuenta de que, tal vez, no debería haber preguntado éso, el rubor volvió a su cara. Frágil ese día, pero ¿por qué?

por **Davis Cemuk Hondor** Vie Mayo 28, 2010 4:46 pm

Fruncí el ceño fuertemente al oír de nuevo, una de esas malditas preguntas que rompían todo el misterio de una situación, y además, que no venían a cuento.
¿Por qué la gente se empeñaba en preguntar TODAS las cosas que ocurrían en la faz de la tierra, siendo inverosímiles a ellos o no siéndolo?

- No. - Volví a observar de reojo a la chica que estaba a mi lado. Estaba vestida con unos pantalones cortos y un abrigo, que se trataba de limpiar de la tierra que tenía donde acababa de caer. - ¿Tendrían que serlo?

Imité su tono de voz y observé su rojez que tenía en las mejillas. Esta al menos tenía vergüenza.

por **Melanie R. Sanders** Vie Mayo 28, 2010 4:57 pm

Y, sin saber tampoco por qué, volvió su determinación, su egoismo y, en definitiva, su verdadero yo. Ya se le había pasado el arranque de tontería que le había dado, marchándose por donde había venido con viento fresco. No lo echaría de menos, y bien podía no volver nunca más. Tal vez lo había causado aquel lugar o la fría brisa le había afectado al cerebro. El caso es que no tenía ni idea de qué había sucedido pero tenía claro que no iba a permitir que volviera a pasar. Se retiró el pelo del rostro con una mano, ya que éste le hacía cosquillas en la cara, dejándolo tras las orejas. Se encogió de hombros, quitándose el abrigo como si no hiciera frío y doblándolo sobre el brazo.
-¿Por qué no? -respondió a su pregunta con otra, con una media sonrisa curvando sus labios gruesos, y ella echó a andar lentamente, sin decir nada. Si quería que la siguiera y, sino, que se quedara mirando una lápida que poca diversión iba a ofrecerle.

por **Davis Cemuk Hondor** Vie Mayo 28, 2010 5:21 pm

- ¿Por qué sí?

Y su humilde carácter se volvió más egoísta, tal como se había encontrado a las otras tres chicas (y un chaval con malas pulgas medio bipolar -también- que le había tirado su coca-cola encima), creyéndose misteriosa, enigmática y con ganas de joder un rato.
Dí que sí.

A lo mejor me equivocaba, y simplemente es que esta solo tenía esquizofrenia leve o algo parecido, pero estaba un poco hasta los cojones de encontrarme con gente que me besase y después me diese una patada en los huevos, de gente que me discutiese mi falta de educación y después quisiese hacer amigos y demás.
Incluso teniendo la paciencia que tengo, que no me atrevo a decir nada a nadie ni se me ocurre, este tipo de temas me estresaban. Y más cuándo quería soledad.

por **Melanie R. Sanders** Vie Mayo 28, 2010 5:33 pm

Al escuchar la pregunta giró sobre sus talones, haciendo crujir la tierra bajo sus pies. Apenas había dado unos cuantos pasos, con lo que estaba a un par de metros de distancia. Ladeó la cabeza, como hacen a veces los perros si emites un ruido raro, mientras una sonrisa amable se extendía por su cara. Perros. Maldita sea, se había comparado con semejante clase de bichos asquerosos y peludos -aunque ella también lo era cuando se convertía-, que movían el rabito, obedeciendo las órdenes que les daban de una forma humillante. La gente decía que eran fieles, pero ella pensaba que lo que eran era unos arrastrados que buscaban amor por todas partes y a los que no les importaba lamer unos cuantos culos.
-No sé, estabas mirándola y tal -se encogió de hombros, parando sus insultos mentales contra los animales aquellos-. Pero supongo que estaba equivocada.

por **Davis Cemuk Hondor** Vie Mayo 28, 2010 5:51 pm

Di una zancada, seguida de otra del mismo tamaño.
Las suficientes para situarme delante de ella y mirarla a los ojos fijamente, clavando los míos, como escarabajos azabaches en los suyos.
Se podría considerar como una mirada intimidatoria, pero yo simplemente la estaba mirando tal como hacía siempre.
Entonces, una leve sonrisa cruzó mi rostro.

- Veo que no puedo estar en un cementerio porque me dé por ahí. - alcé ambas cejas, lamentándome interiormente del sendero que había llevado la sociedad a ser así; todo tiene que tener un porqué. Qué poca libertad para ser el siglo XXI

por **Melanie R. Sanders** Vie Mayo 28, 2010 9:15 pm

No se movió de su sitio. Lo único que hizo para que no se la confundiera con una estatua fue volver a poner recta la cabeza. No quería tener problemas de cuello más tarde por mantenerlo en una postura forzada. Le devolvió la mirada al desconocido sin ningún reparo, entrelazando su mirada de ojos azules con la suya. Zafiro y ónice. Unas carcajadas cantarinas surgieron, dulces, al oír su frase, obligándola a cerrar los ojos unos instantes para después volver a mirarlo, chispeando de diversión. Alzó un dedo hasta dejarlo a la altura del rostro del muchacho, moviéndolo hacia ambos lados.
-Yo no he dicho éso -volvió a bajar la mano, sonriendo ampliamente y colocándose al lado de chico, comenzando a andar lentamente e invitándolo con la mirada a que paseara con ella-. Sólo que pensaba que, tal vez, tendrías alguna relación con ellos. No soy quién para juzgarte.

por **Davis Cemuk Hondor** Sáb Mayo 29, 2010 11:38 am

- No hace falta decirlo. - tragué saliva y continué con la frase - para que se de por entendido.

Arqueé una ceja ante su gesto con el dedo, alejando la cabeza de éste ligeramente por un acto reflejo antes de que me diese. Y el arco de mi ceja se volvió aún más marcado cuándo se colocó a un lado de mi cuerpo, empezando a andar con ella sin motivo alguno.
Quería seguir estando sólo, pero la curiosidad volvía a empujarme a conocer algo más sobre esa persona que también poseía casi un carácter bipolar que variaba de la típica chica vergonzosa hasta de respirar a alguien con el orgullo demasiado subido.
Bendita paciencia de Yahvé.

por **Melanie R. Sanders** Sáb Mayo 29, 2010 4:49 pm

El chico comenzó a caminar con ella y Melanie se aguantó una sonrisa de suficiencia, metiendo ambas manos en los bolsillos del chaquetón, como si necesitara guardar el calor en ellas. Le había hecho gracia que huyera de su dedo y se sorprendiera al verla a su lado, dispuesta a dar un paseo. Una bandada de pájaros salió de un árbol bastante grande y la chica clavó sus ojos en ellos, con ganas de ponerse a seguirlos para darles caza. Malditos instintos de gato. Sin embargo, sería bastante divertido correr tras ellos. Una sonrisa que dejaba ver sus dientes -y unos colmillos más afilados de lo normal- se pintó en su cara al imaginárselo.
-Bueno, entonces ¿estabas aquí para dar un paseo sólo? -aventuró, volviendo a la realidad con una sacudida de cabeza y girando ésta para mirarle a la cara.

por **Davis Cemuk Hondor** Dom Mayo 30, 2010 1:46 pm

Mis huellas se marcaban por la vereda que íbamos recorriendo ella y yo en un sosegado ritmo de vals, en los que los pies se movían ágiles marcando el tempo en perfecta coordinación.
El viento, las hojas y demás elementos de la escena hacían de acompañantes en la perfecta melodía de un camino eterno.

Y contemplé su blanca sonrisa que cruzaba su rostro con una característica especial en sus piezas dentales; sus colmillos eran más punzantes de lo normal, cómo los de un animal.
Mi mente trabajó lo suficientemente deprisa, apenas milésimas de segundo al darme cuenta de que podría ser otro Nyrace. Un Dyrmenn, concretamente, cómo yo.
La curiosidad brotó de repente. Y quise seguir continuando esa vía junto a ella para beber más de la información que marcaría el tiempo mientras estuviese con ella.

- Exacto. - mordí fuertemente la mandíbula, tragando saliva. - Supondré que tú también venías para lo mismo, ¿no?

por **Melanie R. Sanders** Dom Mayo 30, 2010 2:02 pm

El incansable viento de aquella ciudad hacía que el pelo de Melanie ondeara hacia todas partes, dándole suavemente en el rostro al chico. Con una sonrisa a modo de disculpa, se lo recogió rápidamente con una goma en una especie de moño bajo. Los pájaros a los que había estado observando antes decidieron que el tiempo no era demasiado bueno como para quedarse reboloteando y volvieron a sus nidos. Este hecho le hizo alzar la cabeza para fijarse un momento en el cielo, que estaba encapotado, como solía ocurrir con frecuencia últimamente. La lluvia le encantaba, cosa rara teniendo en cuenta lo marcados que tenía los instintos felinos. Volvió a ladear la cabeza para mirar a su acompañante, asintiendo lentamente.
-Me aburría en casa -comentó tranquilamente, sonriendo un poco mientras seguía andando a un paso lento, bastante diferente al que ella solía usar-. Por cierto, no me has dicho tu nombre.

por **Davis Cemuk Hondor** Lun Mayo 31, 2010 10:18 pm

Sonreí tenuemente ante la razón; algo parecido por lo que yo no estaba con alguien. Me aburría de estar con la gente. Me aburría de hacer algo común. O, para poder resumir y enterarse uno mejor, me aburría de todas la cosas que la sociedad había hecho que todo el mundo hiciera; todos iguales unos detrás de otros, y, a pesar de mi actitud pasota ante todas y cada una de las cosas que ocurrían en el mundo, esto me afectaba a mí de una forma muy seria, hiriendo las posibilidades de que dentro de poco no pueda hacer lo que yo quiera.

- ¿No vives con alguien? - yo tampoco. Pero no sé porqué, pero siempre me he imaginado a todas las chicas guapas con pareja, seguramente dato sacado de los tópicos que siempre suele haber sobre este tipo de temas.
Mi piel se humedecía lentamente con la temperatura y la sensación del aire, que era acuosa debido a las nubes, ya grisáceas oscuras, que se cernían sobre el cementerio, dándole un aspecto aún más lúgubre y melancólico de lo común en aquél sitio.

- Me llamo Eehl. - ahora es cuándo me esperaba el típico comentario de siempre; sobre ''Qué nombre más raro'', ''nunca lo he escuchado'', ''¿cómo se escribe eso?''.
Y sinceramente, esperaba ferviente otro tipo de respuesta.

por **Melanie R. Sanders** Jue Jun 03, 2010 9:06 pm

Con una especie de gemido previo, las nubes comenzaron a soltar unas finas gotas de lluvia, bastante menos de lo esperado al ver semejantes nubarrones. Melanie le sonrió un momento al cielo, como agradeciendo aquella agua caida desde arriba. Como decían en una de sus películas favoritas: Dios está en la lluvia. Ella no creía en ninguna divinidad, pero sí pensaba que la lluvia, por muy perjudicial que pudiera ser a veces, representaba muchas cosas buenas. Cosas como la vida y la energía. La pregunta del chico le sorprendió, pues no se la esperaba en esos momentos, y pocas cosas la sorprendían últimamente. Con una sonrisa amable, la típica que se le dedicaría a un desconocido interesante, negó con la cabeza, retirándose un par de gotas de la cara.
-No me interesa tener algo estable... de momento -no dudaba de que en cualquier momento podría volverse una persona normal y corriente -todo lo normal que podía ser ella- y querer sentar la cabeza. Pero, de momento, lo veía muy negro. Cuando escuchó el nombre del hombre algo en Melanie se revolvió, como diciéndole que él no iba a ser la típica persona normal y corriente. Sino que, en cierto modo, podía ser mucho más interesante. Un rompecabezas-. Yo soy Melanie -desviando un poco el rumbo, pues la lluvia comenzaba a ser cada vez más fuerte, Melanie se encaminó hacia un banco cercano protegido por una especie de toldo. Cuando llegaron hasta él, se sentó a lo indio, recogiéndose las piernas desnudas más cerca del cuerpo.

por **Davis Cemuk Hondor** Vie Jun 04, 2010 6:25 pm

Me situé a un par de pasos delante de ella, pero aún a una distancia media como para poder seguir la conversación mirándola a los ojos si girase el rostro.
Y el chapoteo de las gotas comenzó a hacerse presente poco a poco, hasta conseguir lo que se decía una torrencial lluvia. La lluvia iba en diagonal debido a la brisa que ondeaba lentamente cada una de las gotas mientras caían de sus protectoras nubes grisáceas.
Mis manos se deslizaron por dentro de sus manos hasta que mis dedos tuviesen la suficiente longitud -y que no sobrase- para coger los puños.
Los goterones tropezaban contra mi camiseta, y ésta absorbía el agua con fluidez.

- Oh. - murmuré tenuemente, y giré la cabeza. - La típica mujer que no desea nada de nadie que no sea de sí misma.

Sonreí de forma ínfima y anduve escuchando su nombre hasta el sitio dónde se había sentado, un banco con un pequeño toldo de color azul oscuro, y el banco, de madera ya antiguo, crujía fuertemente al posar algún tipo de fuerza, aunque fuese una pluma; de color marrón oscuro.
Me quedé a un par de pasos, sin rozar el toldo ni ponerme debajo suya, y levante el rostro para notar el agua caer sobre él, al igual que estiré levemente los brazos hacia a los lados. Iba a cogerme una pulmonía a ese ritmo al que llovía, pero no me importaba.
No me importaba si sentía algo tan placentero como esa sensación.

por **Melanie R. Sanders** Vie Jun 04, 2010 10:21 pm

Arqueó una ceja al escuchar su comentario. Podía interpretarse de varias maneras, y Melanie, con lo desconfiada que era, pensaba que la podía estar llamando egocéntrica -que lo era, la vida la había hecho ver que no hay nadie más de quién preocuparse salvo de tí mismo y, si éso, de tu familia-. Pero también podía estar llamándola autosuficiente o miles de cosas más. En definitiva, le daba que pensar. Recogió las piernas contra el cuerpo y las rodeó con los brazos, apoyando la barbilla sobre una de las rodillas. Pensaba que el chico, Eehl, se sentaría con ella, pues poca gente se queda bajo la lluvia. Pero le sorprendió y, de alguna forma, animó ver que no era así. Otro más que disfrutaba con las pequeñas gotas del cielo. Una sonrisa dulce se extendió por su rostro, y por una vez en mucho tiempo no la había tenido que planificar. Era natural. Como respirar. De un bote, que produjo un crujido bastante alarmante del banco, se levantó y cubrió la distancia que guarecía el toldo para exponerse a la incesante lluvia, lanzando el abrigo al asiento de madera y extendiendo los brazos como Eehl, girando en círculos cerrados y soltando unas risas bajas y cantarinas. Muy pronto su pelo estuvo empapado y chorreando, e incoloras gotas de lluvia rodaban por su rostro, precipitándose al vacío desde su barbilla o muriendo en sus labios. El jersey se le adhería al cuerpo, al igual que los pantalones cortos. Cuando se cansó de hacer el lerdo, se giró hacia Eehl, sonriendo, y bajó los brazos.
-¿Y tú? ¿Eres el típico hombre que no necesita a nadie? -preguntó, sin borrar la sonrisa- acercándose unos pasos para quedar más cerca y poder así clavar su mirada de ojos azules en la de él, mientras las incesantes gotas recorrían su cara.

por **Davis Cemuk Hondor** Dom Jun 06, 2010 12:11 pm

Las gotas resbalaban por mi piel lentamente.
Una vereda recta y larga recorría una de éstas gotas, desde su frente hasta llegar a su boca y deslizarse, de forma suave e inverosímil, a mi barbilla. Desde ahí, se precipitaba hacia el vacío que consistía en llegar, de forma vertical, al suelo y estrellarse contra éste.
Contraje los brazos hacia mi torso, nuevamente. Mi camisa estaba considerablemente húmeda debido a la cantidad de agua que había caído sobre ella, y, podía llegar a transparentar parte de mi torso en algunas zonas.
Algo se acercó. Sonreí levemente al notar que era ella, y que reía espontáneamente mientras que giraba sobre sus talones al compás de las gotas.
Mi mirada no se apartó de ella en ningún momento; también le gustaba la lluvia.

- Dime lo que crees, y responderé. - ella se acercó más a mí. Tanto, que casi podía notar su aliento cernirse sobre mi rostro, mientras que me clavaba sus penetrantes ojos azules claros, como el cielo despejado; sabía, de alguna forma, que me intentaba intimidar para sacarme la respuesta lo antes posible. Una estrategia digna para lerdos. Y a mí, no me funcionaba.
Pasé el dedo pulgar por una de las gotas que tenía en el ojo, que la impedía ver. También podría haberse interpretado como una caricia.

por **Melanie R. Sanders** Dom Jun 06, 2010 7:53 pm

La lluvia seguía mojando los cuerpos de ambos jóvenes, haciendo que sus ropas se pegaran al cuerpo de ambos y, en el caso del chico, haciendo que la ropa dejara ver sus músculos. Un rápido vistazo hacia abajo le hizo darse cuenta de que no era el único al que la tela lo traicionaba, pues en el jersey habían aparecido dos manchas oscuras correspondientes a su sujetador. Que se le veía toda la ropa interior, vamos. Pero éso no parecía importarle. Siguió mirando a los ojos oscuros del chico, ladeando un poco la cabeza con una sonrisa pícara al escuchar su pregunta. Nunca decía nada sobre sí misma, y tampoco lo haría aquella vez. Lo mostraría. Su sonrisa se ensanchó al notar el dedo de Eehl bajo su ojo y alzó la mano para cogerlo con los suyos, más pálidos y finos en comparación. Bajó el brazo y se alejó del chico, dándole la espalda. Cerró los ojos, y entonces su contorno se difuminó un poco, como si fuera una imagen de mala calidad. Segundos después en el lugar de la chica había un lince de pelaje suave pero empapado y chorreante. El animal se dio la vuelta, y su morro estaba curvado, como si estuviera sonriendo de forma burlona. Con pasos elegantes, caminó de vuelta hacia Eehl, mirándolo con unos ojos azules que no eran los propios de los de su raza. Era los de Melanie.

Lo siento, no me ha dado tiempo a nada mejor porque me tengo que ir T-T

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Sáb Jun 12, 2010 2:01 pm

Kael avanzaba lenta y gracilmente por cada una de las tumbas que ocupaban aquél enorme cementerio de la ciudad de Copenhague. Sus cicatrices ya prácticamente no se notaban, pero de cerca eran visiblemente notables. No sabía qué Demonios estaba haciendo ahí, o tal vez quería ir y reírse frente a la tumba de Joshua. No sonaba tan mala esa idea. Llevaba unos jeans azules, casi pegados a su cuerpo, una chaqueta de cuero y unas zapatillas deportivas. Todo guapo él para visitar a los muertos ¬¬
Sigue caminando, tranquilo, como si estuviera en el mercado. No le afectaba en nada estar en aquél triste y melancólico cementerio a esas horas, un sábado, desierto y con el clima de aquél modo tan triste. El clima estaba deplorable, ni un solo rayo de sol se asomaba en lo más alto del cielo.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 12, 2010 2:21 pm

¿Qué le podía traer a ella el cementerio para que estuviera allí? Si Caleb se eneraba que había ido al cementerio a visitar la tumba de aquel hombre, le caería la del siglo. Pero no podía evitar visitar la tumba de aquel que les había traicionado, porque, por mucho que hubiera roto su pacto, había sido como un padre para ella.
Vestida con unos sencillos shorts grises y una camiseta de tirantes blanca, se acercó a la tumba que tan sólo rezaba en letras sencillas nombrey apellidos del hombre, junto con la fecha de nacimiento y de defunción. La lápida sucia, sin una mísera flor, denotaba las pocas visitas que recibía.

Se sentó gracilmente sobre la tumba de él, limpiando con la mano la zona del nombre y las fechas, la cual estaba cubierta de polvo. Al menos así se leería mejor el nombre a quien pertenecía aquella solitaria lápida. Depositó seguidamente el ramo de flores que había comprado en su camino al cementerio; le había costado un ojo de la cara, pero por una vez no le importó gastarse en esa ocasión el dinero que fuera.

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Sáb Jun 12, 2010 3:30 pm

Finalmente, después de rebuscar entre tantas tumbas, encontró la de Joshua. Que rezaba lo siguiente: "Descansa en paz, Joshua. De tus amigos: Cailin, Billie, Melanie, Elizabeth y Ellah." Qué lindo, piensa, era tan lindo que le daban ganas de vomitar. Bufa como gato al leer las sandeces que leía, quedándose cada vez más atónito por lo que decía. Si supieran cómo era el bastardo de Joshua, se retractarían e irían a escupirle en la tumba. Sus azules ojos vagaban sin rumbo entre las plantas y lo demás que cubrían el lugar de descanso de su clon. Riéndose por lo bajo, listo para volverse a ir.
E iba a irse, salvo por la presencia de una chica que estaba un par de metros lejos de él. La chica no estaba nada, nada mal, por lo que pudo observar. Sí, a esta la tendría hoy mismo, ya que pinta de zorra tenía de sobra. Sus pálidas manos son introducidas en cada uno de los bolsillos de su chaqueta, mientras que sus ojos seguían fijos en la espalda de la chica. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué no se acercaba? Era fácil: quería que la chica se diera cuenta de su presencia, que no estaba sola -y sola no estaría en un par de horas, en su casa y en su cama (/)-.

- Familiar tuyo, supongo -decide hablar, arrastrando cada una de las palabras.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 12, 2010 3:43 pm

No supo cuanto tiempo estuvo ahí sentada, observando la grisácea tumba del hombre que la había criado desde que la castaña puso un pie en aquella ciudad. Después de limpiarla un poco y dejar el ramo de flores que había comprado para aquel día, poco le quedaba por hacer allí, pero no le apetecía volver a su apartamento. Para ver a la mitad de los suyos resacosos por culpa de las cantidades exorbitantes de alcohol que habían ingerido, prefería quedarse en el cementerio rodeada de muertos.

Sentía la sensación de sentirse observada, ¿el cementerio le estaba causando ya efectos negativos como en las típicas películas de terror o de verdad alguien tenía sus ojos fijos en ella? No le hizo falta esperar mucho, ni girarse para comprobarlo, ya que una masculina voz que arrastraba las palabras, hizo acto en escena.

-No creo que te importe .-respondió, con un tono seco y borde. Se levantó sin prisa alguna y se giró, encarando al chico. Sus ojos, rápidos, vagaron por la figura de joven. Vaya otro chulito.-¿Querías algo en especial o estabas tan sólo y aburrido que has tenido que venir a importunarme?

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