Re: Kaffe Pequeno Sød [ZdR]

por **Kyla** Dom Jun 13, 2010 2:06 am

Sabia perfectamente que esta chica acabaría sacando poco a poco su verdadero yo, solo había que darle lo que quería y eso implicaba hacer que no pensase en sus miedos, generarle algo para que ocupe el lugar de esos miedos y acabe soltándose el animal que oculta.

- Ese tonito no me ha gustado nada -Dije clavando completamente las cejas en mi rostro y cambiando completamente la expresión de mi cara, pero me di cuenta que me había subido por algo tan simple, algo que no iba con mala intención, al fin y al cabo lo había provocado yo, así que volví a poner la cara de felicidad - Tienes toda la razón del mundo, no tienes porque decirme nada, es mas, si te he ofendido o te sientes incomoda aquí, te invito a que te vayas en cualquier momento, total, no soy nadie para impedírtelo. Precisamente una orden no es lo que traigo, yo me río delante de los que traen ordenes, se creen que porque tengan un papel van a poder hacer lo que quieran, JA!
Mmm... Vaya, no creía que tuviese un aspecto tan patético como para compararme con esas ratas de cloaca... pues no, no soy quien esperabas, lo siento. -cuando dije la ultima vocal deje caer una sonrisa que podría provocar escalofríos -Así que quieres jugar, eh? Mmm... Me parece bien esto de que me pidas algo a cambio, entrare en tu juego. Tomare como que has empezado tu primera, con lo que me has dicho de "atracar".
Bueno pues yo soy una simple electrónica que hace lo que puede para salir del apuro, soy agradable, fácil de sacarme de mis casillas y tengo pensado meter en el mercado negro una de mis nuevos juguetitos.
Espero que ya sepas lo que querías y de que lado estoy, sino, creo que me tendrás que dar algo a cambio.

Volvió a dejar caer otra de sus sonrisas penetrantes y, sabiendo como es, le parecía imposible que llevasen mas de diez minutos hablando y la chica no hubiera salido malherida o con mas de una voz pegada, pero todavía nada. Que tenia esta chica que la calmaba.

por **Ce-L** Dom Jun 13, 2010 4:06 pm

La gótica escuchó todo atentamente sin pronunciar palabra. Ya se había imaginado que su acompañante no era de la policía o de lo contrario nunca habría empezado aquella conversación. Ce-L se los conocía a todos y sabía quien de sus adversarios sabía de electrónica y quien no. Sólo el informático George Andersen era lo suficiente bueno como para parar sus ataques y esa chica no se le parecía mucho que dijéramos.

Con un suspiro, se dejó caer sobre el respaldo de la silla y miró a Kyla con seriedad.

—¿Conoces el virus GHYER? —le preguntó.

FdR: Caca-post, el próximo ya me lo curraré más >.<, era sólo para hacerte la pregunta xD
Aclaración: El virus GHYER es inventado, se supone que lo hizo Ce-L y es muy conocido.

por **Kyla** Dom Jun 13, 2010 5:10 pm

La pelirroja se había llenado de pura ira incontrolable al haber escuchado ese nombre. El virus GHYER había hecho mucho daño en ella.

-¿Que has dicho? ¿GHY-ER? ¿Has dicho GHYER? -sus ojos empezaron a brillarle con gran intensidad, su vena del cuello se empezó a hinchar y sus uñas se clavaron en sus manos debido a la gran rabia que tenia- ¡¡¡YA NO AGUANTO MAS!!! -grito con fuerza, haciendo que todo el personal del bar se quedase mirando un instante para retomar de nuevo la marcha ya que no le daban importancia porque no era la primera vez que hacia de las suyas.
- Juro que como encuentre a quien me metió ese virus va a tragar plomo de mi RED 9 -dijo muy cabreada mientras sacaba del bolsillo de su abrigo una RED 9 que estampo con gran fuerza contra la mesa -Ese virus me hizo mucho daño, destrozo lo que fue el trabajo de mi vida, un misil Patriot de IEM que consiguió darme mi padre antes de que se fuera, lo llegue a armar con seguimiento por láser, térmico e incluso por objetivo fijo, además de armarle con medidas antibalísticas por si intentaban destruirlo y todo se fue a la nada por un virus, un maldito virus.

La chica empezó a llorar como nunca lo había hecho, ese virus había hecho mucho daño en ella y a pesar de todo el tiempo que había pasado desde entonces, estaba claro que no había conseguido superarlo. Pero algo hizo que dejase de llorar de golpe. Empezó a pensar y se le pasó por la cabeza en el último momento que si le ha sacado el tema y había dicho que quería robar a las empresas mediante tecnología, es que posiblemente fuese la inventora de dicho virus.

por **Ce-L** Dom Jun 13, 2010 6:22 pm

Ante todo el espectáculo que había organizado su acompañante, Ce-L ni siquiera se había inmutado y seguía tan tranquila como siempre, dándole el último trago a su botella de agua mientras la miraba por encima. Ni siquiera le sorprendió aquella reacción, ya que hacía rato que sospechaba que Kyla podía llegar a ser bastante agresiva.

De repente, la electrónica se echó a llorar y eso provocó que Ce-L se bloqueara, como a veces sucede con los ordenadores, puesto que no supo que hacer. Sin saber que decir, la hacker simplemente se quedó mirándola con cara de póker. Y con la misma rapidez con que había empezado el llanto, paró.

—¿Ya estas mejor? —le preguntó la gótica. Apoyó los codos sobre la mesa, observó el arma que descasaba delante de ella y la señaló con la cabeza— Guarda eso antes de que lo vea alguien o podríamos meternos en un bueno lío…

—Por lo que has dicho —continuó diciendo—, parece que no sabes quien hizo ese virus… Bueno, pues yo estoy enterada de estas cosas y sé quien lo hizo, aunque… tras esa amenaza… quizás debería callármelo, no me gustaría que realizaras tu venganza ¿sabes?

por **Kyla** Dom Jun 13, 2010 11:01 pm

Ya no tenia mas dudas, ya sabía quien era el creador del virus. Lo que le hizo dejar de llorar de golpe fue que se acordó de la firma que dejo el virus al destruirle su creación: Ce-L. Al fin recordó de que le sonaba ese nombre.

-Si… ya me encuentro mucho mejor –dijo dejando caer otra de sus sonrisas penetrantes – ¡Ja! ¿De verdad crees que voy con una pistola por ahí y no tengo un plan por si me la detectan o la uso? Pues creo que te equivocas, se que si me cogen, en 24 horas estoy de nuevo en la calle, pero por lo que has dicho creo que tu no, así que por ti la guardare.
-Tienes razón, no se quien hizo ese virus, pero tengo sospechas de alguien que si lo ha podido hacer, sospechas casi probables debido a un fallo critico que ha cometido su creador, un fallo que si no lo hubiese cometido ahora no sospecharía de esta persona.
-Y no, no voy a matar a esta persona, a pesar del daño que me ha hecho… no de momento. Todavía tiene mucho camino que recorrer y mucho mas daño por hacer, eso si, ami no creo que me lo vuelva ha hacer. Que le perdone la vida no quita que me haya olvidado del daño que me hizo, solo, digamos que es un tratado de paz. Si algo no soy, es una mentirosa y cuando doy mi palabra la cumplo quiera o no. Así que tienes mi palabra que esta persona podrá vivir en paz, hasta nueva orden. Dicho esto creo que tenias algo que decirme, ¿no? – añadió ella mientras le tocaba el brazo.

Por primera vez, sintió lastima por la chica y no podía hacerle nada, a pesar de todo el daño que le hizo en su momento. Aunque fuese la inventora, eso no quiere decir que ella me sabotease.

por **Ce-L** Lun Jun 14, 2010 1:33 pm

Ce-L cruzó las piernas y se puso en una posición más relajada tras escuchar sus últimas palabras. Se mantuvo unos segundos en silencio, cansada de hablar, y fijó su mirada en la ventana empañada por donde resalaban las últimas gotas de la mañana. Se vio a sí misma reflejada, con el cabello revuelto y el rímel corrido que parecía que estuviera llorando y se pasó una mano por debajo de los ojos para limpiarlo. Sin apartar la vista del cristal, contestó a Kyla con voz monótona.

—No creo que haga falta decir que fui yo quien hizo ese virus —giró la cabeza para mirar a su acompañante a los ojos— y he de confesar que me siento muy orgullosa de ello. Efectivamente, tal y como te habrás imaginado, fuera de mi horario laboral en la tienda de informática me dedico a robar datos, introducirme en ordenadores de empresas y buscar información a cualquier precio. Y cuando tengo tiempo libre a veces hago pequeñas travesuras como crear virus, troyanos, gusanos y demás, es realmente divertido.

Al acabar en su rostro se formó la primera media sonrisa del día, a pesar de que no era demasiado alegre. No sabía porqué aquella chica le inspiraba confianza y por primera vez en mucho tiempo se estaba dejando llevar, diciendo la verdad después de muchos años de mentiras.

Consultó su reloj, alarmada vio que habían pasado dos horas desde que había entrado al bar.

—Perdona, pero se me está haciendo tarde... —le dijo. Luego buscó en el bolsillo de su gabardina una tarjeta con la dirección de su casa y una frase que rezaba "Si te caes siete veces, levántate ocho". Se la tendió— Toma. Si alguna vez necesitas ayuda o simplemente estás aburrida, puedes pasarte por aquí. Sobre todo, no la pierdas, no sería bueno que mi dirección rondara por ahí, puede acabar en malas manos.

Dicho esto, se levantó y le tendió la mano. Tras despedirse, salió por la puerta.

por **Kyla** Mar Jun 15, 2010 2:37 am

—Por supuesto —contestó la joven y, le tendió la mano para cojer la tarjeta y despedirse.

Kyla siguió con la mirada a Ce-L hasta que salió por la puerta y entonces sonrió.

«Realmente divertido» pensó.

Dejé 37 coronas danesas sobre la mesa, cojí mi abrigo y así, la chica salió del imponente bar.

por **Mei Zhuo** Jue Jun 24, 2010 10:22 pm

Pasos, rápidos, seguros, incluso determinados resonaban entre las calles.
La noche se había cernido sobre la ciudad, las farolas iluminaban trechos de las aceras, los coches pasaban veloces con zumbidos que se alejaban segundos más tarde.
Copenhague se sumía en un sueño poco duradero, quedaban ya escasas horas para que el astro rey despuntara entre los edificios más altos del este, y la ciudad enmudecía para acompañar los ciudadanos dormidos.
Zhuo avanzaba sin vacilar, los ojos atentos, la barbilla erguida y las manos en los bolsillos. Desde fuera, cualquier espectador podría juzgar ese comportamiento como tensión, pero ella estaba incluso tranquila, tanto como podría llegar a esperarse de un militar.

Miró a su alrededor con discreción antes de golpear varias veces la puerta de la cafetería cerrada. Esperó impaciente, brazos cruzados sobre su pecho, vestida ya con el uniforme de la milicia, a que el sonido metálico anunciara la apertura del pequeño local.
Haciendo rodar los ojos, saludó con un escueto gesto al muchacho que acababa de asomar su cabeza por el hueco abierto de la puerta y, sin preguntar, se introdujo en el café, acomodándose en una de las mesas mientras el chico terminaba de abrir a los escasos, por no decir nulos, futuros clientes nocturnos.

Cada vez que Zhuo marchaba muy por la madrugada, acudía a aquel pequeño lugar. Conociendo a la dueña, no tenía muchos problemas para ese... desajuste de horarios, como solía llamarlo.
- Un café, como siempre- ordenó seca, tamborileando los dedos en la mesa. Se aburría, y eso no era bueno. Además odiaba levantarse a esas horas para dichas nimiedades.

por **Kienne Saint-Lewis** Jue Jun 24, 2010 10:38 pm

Frío, soledad, desesperanza y más frío. No sólo el de una noche de Copenhague. Si no ese tipo de frío que sienten en ciertos momentos las personas, algo que va más allá de la temperatura externa, algo que no se puede quitar con un simple abrigo y una bufanda.

Podemos pensar que Ninette está loca tales cuales eran sus ropas en pleno Junio. Pero eso es porque desconocemos que ella ignora lo dicho anteriormente. Ella todavía se piensa que ese tipo de frío que se siente a veces se puede curar con un par de capas más en su atuendo. Igualmente, eso no es de importancia, pues tan rápido como consiguió pasar al Kaffe, tras de una persona a la que ni se molestó en mirar dos veces, se quitó un abrigo, un chaleco y un jersey, pareciendo ser familiar de alguna cebolla o alimento semejante recubierto de capas. Tampoco se molestó en ordenar nada, lo dejó todo por donde pudo, como pudo y tan rápido como pudo. Hoy era el día del verbo poder. Del verbo poder con un "no" delante. Pues así se sentía. Que hoy el mundo se el venía encima, que no podía con nada. Solía tener un día así por semana, no era raro. Ya sabía que tocaba. Un café, una noche en vela leyendo un guión falso y volvería a tener la misma sonrisa de siempre. La misma falsa sonrisa de actriz que no se quitaba al salir del trabajo. Pues su papel seguía fuera, en casa, con la familia, con los amigos. Siempre fingía ser quién no era. Y lo que empezó como un juego en su adolescencia, acababa por convertirse en su pequeña tortura diaria. Pero qué se le iba a hacer. Había cosas más importantes que ella, cosas que merecían trabajar 24 horas al día.

Pero volviendo al presente, al aquí y ahora. Saludó con un "Buenas" en general para quien fuese que prestara atención. Pidió un café y, sin darse cuenta, empezó a mirar con ojos clínicos a la chica que antes no se había molestado en mirar. Ni idea de quién era. Pero le impresionó la manera de pedir su café. Y más que impresión, causó admiración. Quien sabe, pero quizá el mundo no estaba tan lleno de idiotas que pretendían fingir 365 días al año como ella.

por **Mei Zhuo** Jue Jun 24, 2010 10:52 pm

Pero Zhuo sí vio entrar a la muchacha, vestida como si estuviesen en pleno invierno, con abrigos y abrigos que no se molestaba en ordenar siquiera. No, esa chica tenía dinero, influencia y poder. Se olía en su comportamiento, en su seguridad y en el temblor de la frustración que la carcomía por dentro.
Entrecerró ligeramente los ojos, ya de por sí rasgados, para analizar a su nueva acompañante. No le pondría más edad que ella misma, incluso apuntaría menos, no por mucho. Pero quizás sí debía darle a esa chiquilla cierta credibilidad en cuanto a experiencia. Iba sola, de noche, segura y se permitía el lujo de estar enfadada. Sí, podía ser un hermoso entretenimiento con el cual zanjar su más que conocido mal humor matutino. O vespertino, puesto a que no pasaban de las cuatro aún.

No dulcificó su rostro, no como hubiese hecho con otra adolescente cualquiera, no fingió esta vez, al menos no del todo: siendo realistas, Zhuo fingía hasta durmiendo.
Se limitó a agachar la cabeza, saludo oriental dirigido a la muchacha, con cierta media sonrisa despuntando en las comisuras de sus redondeados labios.
Lanzó una mirada impaciente al camarero, tras la cual se apresuró en servir el café que había pedido, solo, sin azúcar ni leche y con hielo.

Soltando el aire de sus pulmones, la muchacha oriental hizo tintinear la cucharilla antes de introducirla en su bebida, haciéndola girar varias ocasiones de forma lenta, casi hipnótica.
- Buenas noches- respondió finalmente al saludo. Su voz sonó moldeada, suave, casi peligrosa de no ser por el brillo de calma que lucían sus ojos carbón, resonó en el lugar. Una finísima arruga, apenas visible, apareció unos instantes en su frente ante tal silencio, pero se alisó antes de poder ser notable.

por **Kienne Saint-Lewis** Jue Jun 24, 2010 11:05 pm

Sirvieron su café casi al instante de pedirlo. O mucha eficiencia, o poca clientela. Y viendo las mesas y sillas vacías, la segunda opción era la correcta. La chica respondió al saludo. Buena educación, más bien la mínima porque ella no esperaba menos siendo cual era su familia, o quizá algo más. Algo más que se traducía en un vete tú a saber qué. Quizá lo mismo que le había despertado interés a ella. No, poco probable, esa chica era totalmente diferente a Ninette. Y lo más probable es que eso fuese lo que en verdad le llamaba la atención de la chica. Que no era como ella. Para nada.
Sonrió amablemente, ocultando todos esos pensamientos de su mirada. Otra vez en su papel de buena chica. Café en mano se acercó, con parsimonia, a la mesa donde estaba la chica - Mm... - parecía no estar segura. Cosa extraña. Algo que no debía haber hecho. Pues si algo era Ninette Hëss, era segura. Era orgullosa. Era más que nadie. O eso se suponía que tenía que ser y demostrar. Eso era lo que en realidad no era ni deseaba parecer. Pero cosas de la vida, cosas que se nos escapan o simplemente, estupidez, le impedían mostrarse como era. Y menos aún con una desconocida y con apariencia de sí tener las cosas claras- ¿Puedo? - preguntó. Y en un intento vano de recuperar esa fachada de seguridad en lo que hacía y decía, cogió la silla haciendo además, pero sólo eso, ademán pues tampoco quería resultar descortés, de sentarse.

fdr. loo sieento, mee echan! >.< otro día seguimos (:

por **Mei Zhuo** Vie Jun 25, 2010 12:02 am

fdr. sí, mejor seguir otro día, se me borró mi post u.u nas noches

por **Mei Zhuo** Vie Jun 25, 2010 1:06 pm

Levantó la mano, haciendo un gesto para que se acercara sin temor. Su otra mano seguía, casi de forma automática, dándole vueltas a la ya de por sí fría bebida. La poca espuma que quedaba en la superficie se arremolinaba alrededor de la vara de metal, creando un círculo que poco a poco desaparecía entre el café.
Dejó caer el brazo sobre la mesa a la par que la chica hacía lo propio en su silla. No tardó en levantar sus ojos para atrapar con ellos la mirada de la muchacha. El silencio volvió a envolver a la pareja, roto solo por el sonido de la asiática al dejar de lado la cucharilla con un tintineo y llevarse la taza, de forma lenta y casi exasperante, a los labios, dando un pequeño sorbo, aún con su mirada fijada en cada movimiento de ella.
Al dejar la taza sobre su plato, colocó los codos sobre la mesa, sirviéndose como apoyo para su barbilla, que descansaba acomodada en sus manos entrelazadas.
- Un poco...- pronto- tarde para que esté dando vueltas por la ciudad, ¿algún motivo en especial?- de nuevo esa voz, casi armónica, con una suavidad que haría erizarse el vello a cualquiera de sus subordinados. Sí, la calma solía preceder la tormenta. Pero hoy no sería así, tal y como indicaba la media sonrisa que curvaba las comisuras de sus labios en un gesto casi tranquilo. Una finísima arruga se formó en su frente durante el breve instante que escuchó el eco de su voz, después se alisó sin que ningún gesto recordara de su existencia. Dio otro trago de café, y aún otro más antes de alargar el brazo para darse la mano.

- Mei Zhuo- se presentó finalmente, no sin cierto atisbo de un brillo de diversión en la negrura de sus ojos

por **Kienne Saint-Lewis** Vie Jun 25, 2010 1:58 pm

La chica mostraba tanta calma y tranquilidad que parecía casi obligada a ponerse nerviosa para guardar cierto equilibrio. Pero ya sabemos que ella es de dar órdenes, no de acatarlas y por tanto, pudo guardar calma. O aparentarlo. Llega un momento en que finges tan bien que ni te das cuenta de si de verdad estás tranquila o si es sólo uno más de tus papeles. No quiso jugarse la calma mirando a los ojos de la chica, y perdió los suyos en el café que apenas había tocado y al que se apresuró a darle un pequeño sorbo, imitando a su acompañante. Atendió a sus palabras, las analizó, como si más que una simple pregunta y una presentación se tratase de un acertijo. Si lo era, no había encontrado la respuesta. Se tomó su tiempo pensando la respuesta, tiempo que camufló entreteniéndose con su café y dejándolo a medias. Sonrío con lentitud, no tenía prisa - Hay días que no puedo ni quiero dormir. Y viene bien para esos días distraerse con paseos a horas extrañas - respondió. No era una respuesta lógica, pero sí sincera. Y creyó que no se podía pedir más de ella. Estrechó la mano cuando se presentó -. Ninette Hëss - no temió en decir el nombre por el que le conocía más de la mitad de la población mundial. Pues en más de la mitad no creyó que se incluyera Mei Zhuo. No. No tenía pinta de ser de esas chicas que veían el tipo de películas a las que se dedicaba Ninette. Comedias románticas, romances que acaban en tragedia... Decididamente, ni le pegaba a Zhuo verla ni a ella hacerlas-, encantada - sentenció con una bonita sonrisa que pretendía ser educada.
Esta vez, recordando el prestigio de su familia y todas esas pamplinas que le habían metido en la cabeza desde que era una niña, se atrevió a mirarla a los ojos, sin miedo.

por **Mei Zhuo** Vie Jun 25, 2010 2:17 pm

El hielo rozó los labios de la china la siguiente vez que dio un sorbo, poco café quedaba ya en esa taza, pero no importaba mucho a la chica. Aún le quedaba un tiempo, escaso, pero presente, antes de tener que marcharse, y su rápida cabecita le decía, sin probabilidad de fallos, que acababa de encontrar un personaje, no solo peculiar, si no además entretenido.
Tardó en responder, no un tiempo de duda, si no de análisis. En la imaginaria lista de Mei Zhuo, la chica ganó un punto.
Miró a su alrededor; gesto innecesario puesto a que se conocía cada rincón de memoria, con los ojos cerrados hubiese sido capaz de andar sin chocarse contra ningún obstáculo y sin perderse. Pero ella no miraba para cerciorarse de nada, solo para encontrar qué distraería a su acompañante para aliviar su mente. No encontró nada que a ella misma pudiera distraerla más que la soledad, por lo que, esta vez con más interés, aceptó la mano de la chica, escuchando su nombre. Nombres y rostros, ninguno desaparecía jamás de la mente de Zhuo, era indispensable, tanto para su carrera como su posición. Solo había olvidado un nombre y una cara en su vida, y lograría volver a recordarlos.
- Así que la pequeña Hëss, la novena hija- una fugaz sonrisa cruzó el rostro de la asiática a la par que asentía. No, no miraría sus películas, pero sí conocía su nombre. Una actriz, mundialmente conocida, en un bar a las cuatro de la madrugada- Supongo que sí- se respondió a sí misma, tomándose su tiempo- encantada también

Con un último trago, ya solo quedó el cubo helado dentro de la taza. El camarero no osaba acercarse, no con la pareja en mitad de una charla que tenía más miradas que palabras. Y allí estaba lo que Zhuo buscaba, sus ojos.
Se quedó unos instantes mirándolos, callada, con esa sonrisa que nada bueno auguraba en sus labios, con esa posición aparentemente distraída y sus manos quietas en la taza vacía.
- Estás segura, tienes determinación, eso está bien- musitó antes de romper el contacto visual, aparatando su silla de la mesa para poder cruzarse de piernas

por **Kienne Saint-Lewis** Vie Jun 25, 2010 2:39 pm

Ninette comenzabaa dudar de si había sido una buena o mala decisión sentarse a acompañar a aquella chica e iniciar una conversación. Cada pocos segundos cambiaba de opinión, pero de lo que estaba segura era de que, para bien o para mal, aquella chica, aquella charla, y aquel café a altas horas de la madrugada, eran interesantes. No dejó ver su sorpresa en cuanto al comentario de "la novena hija". La gente solía saber su nombre, solía saber que era actriz, solían saber su edad, su nacionalidad e incluso los cientos de chicos con los que se la había emparejado erróneamente. Pero las personas normales no tenían en cuenta ni se interesaban en que fuese la novena Hëss. Quizá había cometido un error al decir su apellido, o quizá no. Cruzó los brazos tras otro sorbo a su café, que le ayudó a pensar con una mayor rapidez y eficacia. Y entre esos pensamientos rápidos, fugaces, sacó en claro una cosa: no debía tener miedo de ninguna de las maneras. Estaba protegida por su apellido. O eso se pensaba ella, porque claro. La gente normal se haría a un lado con una Hëss, pero la gente normal no pasea por las ciudades ni entra a un bar a las cuatro de la madrugada a tomarse un café. No. Ese tipo de gente, se ríen de los apellidos. Y eso era algo que Ninette ignoraba, aún siendo ella una de esas personas. Pero le venía bien esa dosis de seguridad. No fingía. Se podía permitir el lujo de relajarse y acomodarse como si en vez de tratar con una desconocida, hablase con su mejor amiga de la infancia. Sonrió con suficiencia al comentario final - No veo el porqué de no estarlo - repuso con lentitud, creyéndose sus palabras. Después abordó el tema. El tema de que aquella chica supiese sobre ella. Le parecía interesante -. Veo que conoces mi apellido. Aunque, conociéndolo yo, no entiendo bien el porqué - conociéndose ella, sabía que o se había aprendido su biografía de memoria siendo una fanática de las comedias románticas, lo cual era poco probable, o sabía de ella gracias a la ganada reputación de los Hëss dentro de aquellos que creen y aman a Gaia. Y lo mejor que se le ocurrió para acabar de despejar sus dudas sobre la chica, era dejando caer esa frase.

por **Mei Zhuo** Vie Jun 25, 2010 3:12 pm

La muchacha se había ido relajando, eso no podía ser bueno. Ahora destilaba seguridad y tranquilidad, incluso habiendo desvelado su identidad, siendo ahora sujeto de más peligro, estando con una desconocida sin más testigo que un cobarde camarero.
Pero ese era un rasgo típico de las personas adineradas, aunque las veces que había coincidido con sus padres, se notaba más desconfianza en sus gestos.
- No me conoces- dijo modulando su tono- ¿Y si yo ahora te atacara? ¿Quién podría hacer algo?- miró de reojo al camarero e hizo un gesto - ¿Él?

Sacudió lentamente la cabeza, cayendo su pelo en mechones por su rostro, mechones que, de un rápido ademán, se retiró con una mano. No había amenaza en su voz, ni siquiera había ninguna acción que pudiese interpretarse como peligrosa, pero el negro de sus ojos no dejaba lugar a dudas: podría haberlo hecho, y nada podría haberlo impedido.
- Conozco ese apellido desde hace muchos años- empujando hacia atrás la silla, se puso en pie, con elegancia felina, y avanzó con determinación dejando el dinero sobre la barra del bar.

Giró después sobre sus talones, mirando de nuevo a la chica.
- Si necesita algo, avíseme, en las agendas de sus padres encontrará mi número

La puerta de la cafetería tintineó a su marcha, perdiéndose entre la oscuridad de la noche la figura de la militar asiática, quien subió a lomos de una moto antes de desaparecer en las carreteras de Copenhague.

por **Kienne Saint-Lewis** Vie Jun 25, 2010 3:33 pm

Pero ella no tenía miedo. No. Incluso rió ante la posibilidad de que la atacase. Porque había demostrado ser inteligente, y alguien inteligente nunca atacaría a una Hëss sin tener en cuenta las consecuencias. Ya podría huir, ya podría esconderse, pero Hëss era un apellido demasiado influyente como para atacar a uno de ellos sin represalias. Acabó su café con tranquilidad, sin miedo, sin prisa. La chica había resultado ser interesante, conocía a sus padres. Y hubiera estado encantada de llamar a su madre y preguntar de qué, pero lamentablemente no hay línea telefónica con el más allá. La vio marchar dejando nada más que una taza vacía y una mal recuerdo de vuelta en la mente de Ninette. No le gustaba que le mencionasen a sus padres, no después de todo lo sucedido. Suspiró, pagó lo que debía, se volvió a colocar la ropa con la que había salido a la calle, aún notando el frío con el que había llegado y abandonó también el lugar.
Quizá ahora podía y quería conciliar el sueño.

por **Eileen Agger** Miér Jul 28, 2010 11:15 pm

Tres y media de la tarde y un sábado como cualquier otro. Eran exactamente esos los factores que me condicionaban para decidir cómo aprovechar mi día, ni uno más, ni uno menos. Bueno, es cierto, quizá miento. Puede, de hecho, que me haya dejado uno de los condicionantes más relevantes; qué grado de interés quería yo que tuviera la, aparentemente sencilla y coloquial jornada.

¿Y cuánto interés pretendía que tuviera, os preguntaréis?
Pues... para ser lo más sincera posible, bastante más de lo que una sencilla y coloquial jornada podría ofrecer.
Era por todo aquéllo lo que rondaba mi mente al tiempo que yo, sentada sobre una de las sillas acordes con el general aspecto retro del local y con prácticamente la espalda entera apoyada en el ventanal de mi derecha, dejaba que mi mirada se entretuviese con cada minúsculo recoveco de la que era desde hace un tiempo mi cafetería favorita.

Como era habitual, un servicial joven camarero no tardó en acercarse a mi mesa. Reconocí su expresión casi al instante, ya le había visto en otras ocasiones, y, por otro lado, difícilmente olvidaba yo una cara.
Creo que él por el contrario difería de mí en ese aspecto, pues no pareció hacer ningún movimiento ni alusión con sus palabras que indicara que me había reconocido. Mejor así, no es que desentonar fuese mi pasatiempo favorito, y por lo que pude apreciar en su mente, el muchacho estaba hoy de algo de mal humor. Sin embargo, aquéllo no le impidió en absoluto mostrarme una encantadora sonrisa y formularme la pregunta que ya todos los camareros del mundo entero debían tener grabada a fuego en su mente, es decir, qué me apetecía tomar. Dudé unos instantes, para al final decantarme por pedir un cortado y un croisant. Sí, vale, ya sé que es lo que pido cada vez que vengo a este lugar, y también que hoy pretendía improvisar, pero me encanta el café de este sitio, y con sólo ver la foto del croisant se me hace la boca agua. ¿Qué esperabais?

Así que, volviendo al tema anterior, ahora tocaba planear el cómo de darle interés a un día que quería que fuera de todo menos corriente. ¿El por qué? Sencillo; lo normal termina por ser aburridísimo.

por **Catherine O'Connor** Jue Jul 29, 2010 5:01 pm

Desde hacía un par de días Cath había estado de lo más cortante y borde con todo el mundo, incluso con aquellos a quien más apreciaba, pero no podía evitarlo, cada vez que alguien abría la boca para hablar con ella la inundaba las imágenes de la última noche en el cementerio con Erik. Había intentado hacer como si nunca le hubiera conocido, no quería que éso influyera en su vida cotidiana, pero no podía evitarlo, el muy cabrón la había dejao pillada y ahora no podía apartarlo de su mente. Cada pequeño detalle le recordaba a él, cualquier cosa, cada lugar, cada situación, cada película... y como consecuencia de ello se ponía de un humor de perros. Todavía no alcanzaba a entender como había sido capaz de jugar así con ella, pero reconocía que en parte había sido culpa suya, porque si la primera vez que su instinto le dijo que el chico no era bueno para ella, se hubiera alejado, la vida le iría mejor ahora. Era la primera vez que no había escuchado sus propias advertencias y la cosa había acabado desastrosamente mal. Al menos para ella.

Intentando huir de la gente que la conocía y de su rutinaria y aburrida vida, decidió ir a algún lugar en el que no había estado antes para que nada le resultara familiar y poder relajarse totalmente sola, necesitaba un día de paz y tranquilidad. Estaba sentada en una mesa para dos con la espalda apoyada en la pared. Se situaba al fondo del local y casi nadie se daría cuenta de que estaba allí. Así podría pensar a sus anchas sin que nadie fuera a tocarle las narices con cualquier chorrada.

Cuando el movil sonó la tercera vez optó por apagarlo, sabía que tenía ensallo, pero por un día que faltara no se iban a morir. Además, sabía que en el fondo todos le agradecerían tener un día libre por el morro. Como ya sabía, un camarero fue a preguntarle que le apetecía, con una sonrisa algo forzada ocupando su rostro. ¡Vaya!, no era ella la única que tenía un mal día. Pidió un café solo y muy cargado con apenas un susurro y volvió a hundirse en sus pensamientos con la esperanza de que por un día se la tragara la Tierra.

por **Master II** Vie Ene 07, 2011 10:32 pm

ROLES ANTIGUOS

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