Re: Studenterhuset [ZdR]

por **John A. Miller** Sáb Jun 12, 2010 2:24 pm

Una sonrisa inocente pero de satisfacción por dentro se pintó en su cara cuando la chica buscó a otros tíos a los que dar esperanzas vanas y no los encontró. Já, se habrían ido a mearse en los pantalones y a que su mami se lo limpiara, porque en ese local lo único que había eran niñatos adolescentes en plena edad de desarrollo mental. Y no es que él tuviera muchos más años que ellos -es más, tenía los mismos- pero su estilo de vida había sido tan diferente que ya pensaba como alguien mucho mayor. A su manera, pero como alguien más grande. Le dio otro trago a la bebida, esperando a que Kallendra desistiera en su búsqueda. Si él hubiera sido uno de esos muchachos, habría tomado la mirada por una invitación a acercarse y a ligar con la tía, pero bueno. Éso se debía a lo que le gustaba tocar las pelotas cuando el aire nocturno le trastornaba un poco y/o no tenía que fingir ser alguien que no era. Hizo en gesto en plan 'me has pillado' y después volvió a beber un poco, dejando el vaso a la mitad. No era muy de beber alcohol, y menos de forma rápida.
-Creo que con éso podría apañármelas -bromeó, estirando un poco los brazos y haciendo crujir sus manos unos momentos. Con un suspiro de fingida resignación, como si no quisiera hacerlo, se dejó guiar a la pista. Aprovechando un poco, como si no quisiera perderse entre la masa de cuerpos, puso la mano libre en la cintura de Kallendra.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 12, 2010 2:45 pm

Esperó impaciente a que el rubio se terminara el vaso de alcohol, el chico a diferencia de ella, se tomaba su tiempo. Bajó un par de centímetros la minifalda, puso en su sitio el top que cubría sus protuberancias femeninas y por último, se pasó una de sus delicadas manos por el cabello, peinándoselo.
Más miradas de asco y envidia fueron lanzadas a su persona, pero lo único que causaron en ella fue indiferencia. Realmente no estaba para seguirles el juego a todas las niñatas que se encontraban cerca de ellos dos.

Por fin Erik aceptó el ir a bailar a la pista y, con una sonrisita que no presagiaba nada bueno, tiró de su mano para que se levantara y echara a andar tras de ella. Dejó que el rubiales le agarrase de la cintura, y ella para no quedarse atrás, pasó uno de sus delgados brazos por la cadera de él hasta dejarla descansar en el bolsillo derecho trasero de los vaqueros del chico. Cómo le gustaba aprovecharse de todo tipo de situaciones.
Como no podía ser de otra manera, condujo al más alto hasta el centro de la pista, deshaciendo el agarre del chico de su cintura. La canción que sonaba en esos instantes, no podía ser más que perfecta. Subió sus manos, en una suave caricia por ambos brazos del rubio; hasta depositarlas en la nuca de él, moviendo las caderas al ritmo de la música, apenas rozándose con su acompañante.

por **John A. Miller** Sáb Jun 12, 2010 3:02 pm

Pobres hombres los que seguían mirando a Kallendra con gestos que debían ser para ellos sexys, intentando captar la atención de la chica. Seguramente la morena les rompería el corazón al poner su mano... bueno, donde la espalda comienza a abultar un poquito más. Erik, como buen capullo que era, les dirigió la más ancha de las sonrisas mientras seguía caminando entre la gente para llegar hasta donde quisiera la morena. Cuando la chica se paró, él hizo lo propio, dándose cuenta de que lo había llevado al mismísimo centro de la maldita sala. No solía bailar amenudo y, aunque sus amigos le dijeran que no lo hacía mal, le daba cierto noséqué moverse delante de tanta gente. Al menos, pensó, no podía hacerlo tan mal como uno que había por allí, cuyos movimientos se asemejaban a los de un pato. Sonrió al notar las manos de Kallendra subiendo hasta colocarse en su nuca y, sin perder ni un segundo, puso las suyas en sus caderas. ¡Já! ¿Cómo reaccionarían los borrachos colados por ella?
-Si sigo así me matarán en poco -bromeó alzando la voz por encima del chundachunda de la música, sin dejar de moverse como mejor sabía pero de una forma más masculina que la de Kallendra.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 12, 2010 3:18 pm

Sus avispados ojos no perdieron detalle de como les miraban muchos y muchas en aquel momento; los muchachos destilando veneno hacia el rubio y las muchachas dirigiéndole todo tipo de pensamientos asesinos a ella. La envidia era mala consejera. Su sonrisa se ensanchó ante ese hecho, así a una le entraban más ganas de bailar pegada al más alto.
Le lanzó una coqueta mirada al chico cuando éste colocó aquel par de fuertes manos en sus caderas y siguió con ese candente ritmo que estaba tomando el baile.

-Yo no dejaría que te tocaran ni un pelo .-bromeó, jugueteando con los mechones rebeldes que crecían al comienzo de su nuca y olvidándose por completo de todos los maromos y largartas que se encontraban en aquel local. En ese mismo momento sólo tenía en mente disfrutar del rubio. Pegó su cuerpo un poco más al del mayor, con la excusa de que apenas se podía mover entre tanta gente.

por **John A. Miller** Sáb Jun 12, 2010 4:44 pm

Con cada movimiento era inevitable que rozara a alguien por ahí y alguien por allá, si no fuera porque estaba más pendiente de Kallendra que de ese hecho ya se habría agobiado de tanta gente y se habría ido del local. Bueno, en realidad nada más poner un pie allí quiso marcharse, pero entonces la reconoció y, claro, dejarla sola con tanto alcohólico y vestida así podía considerarse delito. Además, no se lo habría estado pasando tan bien en un bar tranquilo sentado solo a una mesa. Soltó unas carcajadas al escuchar lo que dijo la morena, sin molestarle que se pegara más a él. Es más, le pareció estupendo. Como estaba harto de tener que forzar la voz para hacerse oír, se inclinó un poco para hablarle cerca del oído. Cualquiera que los viera pensaría que eran pareja o algo así.
-No creo que fueran muy buenos rivales, pero seguro que a una chica tan guapa sí que no se atreven a hacerle nada -consiguió decir a un volumen normal y audible. Evidentemente, al inclinarse se pegó más a ella. Volviendo a erguirse, bajó apenas unos centímetros las manos. Vaya que sí, buen comienzo del culo.

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 12, 2010 5:12 pm

Con toda la mala intención que poseía, pisoteó varios pares de pies de las personas que había a los lados y detrás suya, clavando el tacón de aguja hasta que escuchaba el quejido que anunciaba que había tocado ya carne. Así evitaba estar como sardinas en lata; aunque por otra parte, si había tanta gente a su alrededor, podría aprovechar y pegarse aún más al cuerpo masculino del otro.

-Oh, pues sería una verdadera pena que no intentaran hacerme nada, últimamente no he tenido mucha...diversión .-él sabría a lo que se refería. Al estar ambos tan juntos, ya no era necesario hablar a gritos, con acercar su boca al oído ajeno era más que suficiente.
Las manos del rubio bajaron un pco más, hasta situarse donde la espalda perdía su nombre y ya era terreno más privado. Pero lejos de quejarse, tan sólo sonrió y coló los dedos por el cuello de la camiseta, rozando la piel de esa zona. Todo de manera inocentemente falsa.

por **John A. Miller** Sáb Jun 12, 2010 5:27 pm

Una sonrisa de diversión curvó sus labios llenos cuando vio cómo pisaba a otras personas, que se quejaban con gemidos, grititos o insultos. Cuando una tía se acercó a Kallendra con intenciones de, seguramente, decirle que mirara lo que hacía con semejantes armas de destrucción de pies y cara de enfado, Erik le dirigió la más encantadora de las sonrisas a modo de disculpa y, parpadeando varias veces, o bien se olvidó del asunto o bien decidió dejarlo pasar. Aganchándose un poco para que no tuviera que alzarse sobre sus tacones, Erik esuchó lo que le decía y soltó unas carcajadas bajas. Tras enganchar los dedos pulgares en los huecos vacíos para el cinturón, le tocó a él inclinarse para que pudiera oírlo.
-¿De verdad querrías... diversión con alguno de éstos? -preguntó, alzando ambas cejas en gesto inocente, al igual que ella, y notando los dedos de la chica en su cuello, rozándole suavemente de forma que le hacía cosquillas y se le puso la piel de gallina-. A estas alturas ya deberías estar un poco acostumbrada al celibato temporal, aunque éso no lo hace más agradable, claro.

por **Kallendra E. Di Salvo** Dom Jun 13, 2010 3:11 pm

Después de semejantes pisotones prodigados por sus considerables tacones, dudó que alguna o alguno se volvieran a acercar a ellos; ya fuera de manera inconsciente a causa de toda la multitud que se concentraba como ellos en la pista de baile, o porque quisieran tocar de más de uno de los dos cuerpos.
La canción se había vuelto más lenta, sensual y provocativa si podía; y como no podía ser de otra forma, la castaña acompasó el ritmo a la perfección. No por nada, bailar era uno de sus pocos pasatiempos. Soltó una risita al escuchar al rubio entre el gentío, no sí razón tenía, pero ella sólo quería a esos tipos para reirse de ellos, nada de que le pusieran un sólo debo en su bronceada piel.

-¿Por qué no? Siempre es bueno probar...cosas nuevas .-su tono de voz había perdido todo rastro de diversión, como si estuviera hablando completamente enserio; aunque a los minutos, estalló en una carcajada.-En verdad, creía poder encontrar por aquí alguien que valiera la pena, pero el único decente aquí eres tú .-comentó como si alguien hablara del tiempo.-Y dime Erik, ¿cómo llevas tú el celibato temporal?

por **John A. Miller** Dom Jun 13, 2010 4:58 pm

El cambio musical vino acompañado de una misteriosa burbuja formada a su alrededor que ningún otro se atrevía a traspasar. Por él no había problemas con éso, con Kallendra le bastaba y le sobraba; y dudaba que ninguna de las tías fuera igual de divertida que ella. Además, en su compañía no tenía por qué mostrarse ni dulce ni amable, podía ser él mismo. Al ver que la canción se había vuelto más lenta, atrajo un poco más a la chica hacia sí con las manos, colocadas donde estaban. Con la cabeza ligeramente agachada para poder mirar a Kallendra a los ojos, alzó una ceja al escuchar lo que dijo. No podía ir en serio. Y sus pensamientos se corroboraron cuando la chica estalló en carcajadas, acompañada rápidamente por las de él, más bajas y graves en comparación. Ante el cumplido le dirigió una ancha sonrisa, poniendo más tarde cara de niño bueno al que Dios no podrá castigar por ningún acto perverso o pecado cometido.
-A veces es duro, pero resisto -respondió, cambiando la expresión inocente por una sonrisa pícara y mordiéndose el labio inferior para no reír de nuevo.

por **Kallendra E. Di Salvo** Dom Jun 13, 2010 9:53 pm

Y ahí, justo en ese mismo momento, fue cuando el alcohol comenzó a subírsele; no por nada, se había bebido casi de golpe dos vasos hasta el tope de Vozka con Limón. Una sonrisa sensual bailó en sus gruesos labios pintados de rojo carmesí y, sin dejar un segundo de contonearse con una gracilidad y sensualidad innatas, depositó un único beso en el cuello del más alto; en la yugular.

-¿Hasta dónde eres capaz de resistir? .-[b]inquirió, sin alzar apenas la voz y con un brillo en la mirada que no presagiaba nada bueno.
Quizás, si se daba la ocasión, no le importaría compartir cama con el rubio que la tenía entre sus brazos, pero por el momento se contentaba con tenerlo así; en aquel juego de tira y afloja en donde los dos participaba por igual manera.

por **John A. Miller** Lun Jun 14, 2010 4:07 pm

Alzó una ceja al notar el cálido contacto de los labios de Kallendra sobre la piel de su cuello. Como si lo viera. Ahora llevaría ahí la marca roja del pintalabios, aunque tampoco es que le importara mucho. Echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y soltando unas sonoras carcajadas. La pregunta le había pillado con la guardia baja, a pesar de que llevaban toda la noche haciendo 'bromas' de aquel estilo. Desenganchó una mano de la tira para el cinturón que estaba vacía y se la llevó a la oreja, rascándosela suavemente de una forma que le daba un aire inocente que estaba en claro contraste con el brillo malicioso de los ojos de la chica. Después pasó la yema del dedo índice por la mandíbula de Kallendra, volviendo, acabada la tarea de seguir la línea de la barbilla, a colocarla en el sitio de antes. Ahí, sin duda, estaba mucho mejor.
-¿Por qué quieres saberlo, monada? -inquirió a su vez, arqueando, de nuevo, una ceja. ¿Cuántas veces lo había hecho ya en toda la noche? Ni idea, pero si seguía así acabaría siendo un vicio. Uno que, por cierto, le daba un toque la mar de sensual acompañado de aquellas palabras.

por **Kallendra E. Di Salvo** Mar Jun 15, 2010 9:12 pm

Observó satisfecha como la marca de su pintalabios se quedó grabada en la tersa piel del chico; el rojo de sus labios contrastaba sobre el pálido cuello. Mordisqueó su labio inferior y pasó un dedo bordeando la forma de la marca. Al menos en lo que quedaba de noche las féminas del lugar verían que tenía "dueña". Sus ojos azulados brillaban de impaciencia a la espera de que le respondiera la pregunta; ¿le era la morena indiferente al rubio? ¿O no? De mientras, sus traviesos dedos jugaron con el cuello de la camiseta del chico, colándolos y sacándolos de la prenda; rozaba su piel de forma tan súmamente delicadada que haría estremecerse a cualquiera.
Levantó ligeramente la barbilla cuando el fino dedo índice del chico se paseó por aquella zona de su cuerpo, provocándole cosquillas que logró disimular.

-Porque quiero comprobarlo .-musitó con tranquilidad, como quien hablaba del tiempo. Volvió a conducir sus labios al lechoso cuello del rubio y comenzó un reguero de besos desde detrás de la oreja hasta la base de éste; sin dejar de bailar aquel baile tan sensual.

por **John A. Miller** Mar Jun 15, 2010 10:08 pm

Un ligero estremecimiento recorrió su espalda cuando notó su dedo, delicado, rozar la zona en la que anteriormente había depositado un beso. La tía estaba jugando con él, y éso no estaba bien, porque era él el que lo hacía con las chicas. Así que, mientras ella se entretenía con su cuello y la piel que quedaba debajo de sus clavículas, él subió una mano lentamente por su cintura, en camino ascendente, a lo largo de todo su cuerpo. Llegada al inicio de las curvas de sus partes femeninas y regreso hasta el principio de lo que todos tenemos para sentarnos. Una sonrisilla que no podía llegar a ser más en esos momentos asomó por sus labios tímidamente, y Erik dejó una mano en el cuello de Kallendra mientras ésta se ocupada de llenar el suyo de carmín.
-Llegan unos momentos en los que a uno le es difícil, cielo -respondió sin alterarse, separando el rostro de Kallendra de su cuello suavemente para que le diera un respiro a la pobre piel, que parecía haber sido pintada de rojo. Con el pulgar de la mano que tenía sobre su cuello, acarició la mejilla de la chica con círculos mientras, como si sólo fuera a volver a inclinarse para hablarle, depositaba un beso apenas perceptible en sus labios llenos.

por **Kallendra E. Di Salvo** Mar Jun 15, 2010 10:30 pm

Aquel juego incesante entre ambos, estaba siendo dirigido en mayor medida por ella; aunque lejos de molestarle ese hecho, le agradaba en sobremanera. Con los críos y los sin cerebro era siempre igual, pero había esperado que Erik fuera más duro, más orgulloso y que la intentera doblegar. Pero no pasaba nada, así también le gustaba . No dejó ningún hueco de la piel del cuello sin besar, marcando todo éste con su carmín. El chico daría el cante fuera donde fuera si no se quitaba todas las manchas de los labios de ella. Sonrió gatunamente con la boca pegada a aquella piel coloreada momentáneamente de rojo, sobre todo cuando el rubio enredó una de sus fuertes manos en el cuello de ella.

-¿Y éste es uno de esos momentos? .-inquirió cuando el mismo rubio separó el rostro de ella de su piel castigada por los labios de la castaña. Parpadeó algo sorprendida ante la sutil caricia del pulgar del más alto sobre su mejilla. Vaya, podía llegar a ser dulce y todo; fuera de verdad o una simple fachada. Un fugaz beso fue depositado en sus labios y, sin más, los volvió a unir, encajando ambas bocas pero sin hacer movimiento alguno con éstos.

por **John A. Miller** Miér Jun 16, 2010 8:56 pm

Con tan sólo girar un poco la cabeza y bajar la mirada ya vio un rastro rojo en su hombro que seguramente recorrería todo su cuello, como si fuesen hormiguitas. Ahora llevaría un cartel de neón que decía claramente 'OCUPADO' y ninguna tía se le acercaría en toda la noche. Aunque, por otra parte, tampoco le importaba demasiado en esos momentos. Por él que se fueran todos los del bar, que no se enteraba. El reencuentro estaba siendo muy... interesante. No creía que fueran los únicos en el local que estuvieran de esa guisa, pero éso no quitaba que quizás fuera mejor irse a otra parte o dejar espacio a los que sí estaban aprovechando la pista de baile. Al menos, éso habría pensado alguien normal y corriente con un poquito de vergüenza. A Erik le importaba un pimiento, y además dudaba que nadie les estuviera prestando atención -quitando cada respectivo grupo de admiradores, que mataban a uno u a otro con la mirada-.
-Um... -justo cuando iba a contestar, sus labios volvieron a estar ocupados por los ajenos. Hablando contra estos en voz baja y pausada, continuó-: No sé, ¿lo es para tí?

por **Kallendra E. Di Salvo** Sáb Jun 19, 2010 11:08 pm

Después de dejarse de tanto coqueteo -que si caricia por aquí, que si beso en el cuello, que tal- había dado paso a un mejor momento; el tema por el que estaba tomando rumbo las cosas claramente le gustaba muchísimo más. Lo que menos le importaba en esos momentos era las miradas de asco y rencor de las tipas que querían beneficiarse al rubio, o los intentos absurdos de llamar la atención de los maromos a los que no daba bola; ella sólo estaba interesada en esos momentos en el rubio que tenía delante.

El casto beso dado por ella se rompió en el momento en que el rubio habló, pero no le interrumpió, ya después volvería a saborear la boca ajena con más pausa y detenimiento.
-Que no te quepa duda .-susurró, despacito y haciendo que el aliento de ambos chocase, al igual que sus labios al hablar. Deslizó sus manos por los costados del chico, serpenteando por encima de su camisa hasta posarlas en el firme pecho del que hacía gala el rubio. Y sin más, volvió a juntar ambas bocas; primero en un beso casto -como el dado antes- tomando su tiempo en degustar los labios de él y seguidamente abriendo los suyos propios para dejar salir su lengua y buscar la del chico.

por **John A. Miller** Dom Jun 20, 2010 3:34 pm

Desde el momento en el que empezó el tonteo estaba claro que iban a acabar así, por poco que les gustara a los pobres desgraciados que bien podrían haberse quedado en la barriga de su madre para ahorrarle al mundo el tener que ver su careto. Y ya era hora de que se notara que él no era un adolescente que vivía de morrearse y meter mano. Que vale, que éso estaba muy bien y tal, pero los hombres necesitan algo más llegados a este punto.
Una sonrisa picarona curvo una única comisura de los labios de Erik, dándole un aspecto bastante atrayente, cuando la chica habló. Y como las palabras se las lleva el viento, el chico decidió que dejaría que su cuerpo hablara por él. Estremeciéndose cuando las manos ajenas recorrieron su cuerpo, fue a besar a Kallendra en el mismo instante en el que ella lo hacía, siguiéndole el juego de beso dulce hasta que decidió pasar a mayores con sus sin-hueso. Sus manos, mientras tanto, se entretuvieron en la cintura de la morena, atrayéndola hacia sí para pegar ambos cuerpos.

por **Kallendra E. Di Salvo** Dom Jun 20, 2010 3:55 pm

Y sonrió internamente cuando los labios del rubio se movieron sobre los suyos, correspondiendo así a su tierno beso. Pero éste duró bien poco pues pasaron a cosas "mayores", jugueteando en la boca ajena con las lenguas de ambos. Aquello que había empezado como un simple juego, se estaba tornando en lo más entretenido. Recordó su encontronazo con aquel par de rubios que la habían forzado a acostarse con ella -porque la castaña no pensaba admitir que lo había hecho al final por voluntad propia- y definitivamente estar con el rubio que tenía enfrente era mucho mejor.
Deslizó sus pequeñas manos hasta colocarlas en el cabello del más alto, haciendo que así el beso se tornase más profundo. Cuando notó que ya le iba faltando el aire a sus pulmones, separó ambas bocas, mordisqueándole labio inferior al chico y seguidamente dándole un beso en la mandíbula, con una sonrisita coqueta.

por **John A. Miller** Lun Jun 21, 2010 4:48 pm

Todos sabemos lo que en esos momentos tenían ganas de hacer ambos, no hay que ser un lumbreras. Así que mientras continuaba besando a la chica, pasando a morder con suavidad un poco su oreja cuando la chica se separó en busca de aire, él comenzó a arrastrarla un poco hacia atrás. Cuando vio que aquello no tenía futuro, pues podían matarse en cualquier momento, la cogió de la mano y la guió fuera del local con una sonrisa pícara y un guiño de ojos. Por suerte, su piso no quedaba demasiado lejos

por **Beca I. Kana-Basinas** Miér Jul 07, 2010 1:07 am

Al parecer no había escogido el lugar adecuado para venir a beber una copa acompañada de cientos de estudiantes desconocidos que le hicieran pasar una noche de risas y rpesentaciones entre aceitunas, cacahuetes y cervezas, aquel bar estaba más vacío que... no sé, no se lme ocurre ninguna comparación en este momento, pero digamos que no está lo que se dice especialmente concurrido, un par de pequeños grupillos de personas en las esquinas y dos jóvenes en la barra charlando sobre fútbol. Típico, ninguno es diferente.

- Una rubia, por favor -claro está que se refería a la cerveza, aunque al aprecer el camarero no debió entenderla demasiado bien ya que se quedó mirándola con aire confundido. Pero como Beca no era una chica especialmente detallista ni nada por el estilo, como ya podéis imaginar, no se percató de este hecho y plantó su trasero en uno de los solitarios taburetes de la barra mirando al techo, a la puerta... a cualquier sitio menos al camarero, el cuál seguía delante suya con una expresión algo desencajada ¿porqué venía una chica a pedir una rubia a este bar? ¿No sabe que para eso están los puticlubs?

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jul 07, 2010 1:16 am

Raro era que en aquellos momentos tuviera frío, y lo más asombroso, es que a pesar de estar "enfermo", por decirlo así, había decidido salir a beber. Había acompañado a Melanie hasta su casa después de que hubiesen estado en la suya y de soldar cuentas con Kallendra. Coño, dos el mismo día, estaba grave. Comenzaba a lloviznar, pero a Kael no le importó, sencillamente se colocó la capucha de su azabache suéter en la cabeza y avanzó hasta quedarse en frente de la puerta de dicho local juvenil. Suspiró varias veces y alzó la mano para colocarla en el pomo de la puerta. Y decidido, la abrió.

El típico local de críos estúpidos, ¿quién le había mandado a ir a ese estúpido local? Puso cara de desaprobación al observar a los camareros y camareras y cerró la puerta bruscamente, captando algunas miradas indscritetas. Se acercó hasta la barra, y se sentó tranquilamente en un taburete, quitándose el suéter, dejando ver una camisa de mangas cortas.

- Un vodka.

por **Beca I. Kana-Basinas** Miér Jul 07, 2010 1:33 am

Una pequeña brisa llegó hasta sus riñones, medio descubiertos por la pequeña camiseta que vestía, cuando la puerta del local juvenil se abrió dejando paso a una leve llovizna, de esas que no mojan pero molestan cuando quieres dar un pequeño pasoe y te he es imposible por la cantidad de gente estúpida que pobla la ciudad de paraguas... por dos pequeñas gotillas, tsk. Beca vestía uno de sus petos vaqueros, de azul desgastado, que dejaba ligeramente a la vista la camiseta rosa que unicamente cubría hasta su ombligo. Era una artista, su estilo no era de lo más moderno.

Cuando volvió a posar su vista en el interior de la barra esperando no encontrar nada que no fuera su vaso bien fresco y espumoso de un líquido amarillento llamado cerveza, se llevó una decepción. El camarero seguía mirándola interrogante. Tras tocarse un par de veces las mejillas, los párpados y la nariz para asegurarse de que no llevaba nada colgando que pudiera causar tal expectación, ladeó la cabeza.

- ¿Qué? ¿Tan extraño es pedir cerveza con limón? Pues que modernos sois por aqui... disculpa, pero si sólo servís cócteles a lo Cosmopolitan habéis perdido un cliente -toda afligida ella, cruzó los brazos bajo el pecho hablándo al camarero con la total confianza con la que se le habla a un amigo de toda la vida con el que compartías bañera de pequeña, no, de mayor no,e sas cosas son íntimas y personales. El camarero resopló al comprender que la pobre chica había confundido Rubia con Clara, por lo que ignorando su reproche atendió al chico que se encontraba sentado un par de taburetes al lado- Pe-pe... -anda, que ella no servía para echar broncas. Pues ahora se pensaba quedar alli toda la noche, sentada en el local ¡y sin consumir nada, já!

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jul 07, 2010 1:50 am

No se había percatado de la presencia de una chica con ropa más o menos extravagante que le reprochaba algo a la muchacha (que a pesar de todo, no tenía mal cuerpo, jéh). Se centró un momento en la chica, observándola como un predador; incluso la miró de arriba a abajo. Pues bien, hoy podría tener un tercero sin ningún tipo de problemas. Apoyó su espalda al taburete, viendo a la chica toda enfurruñada cuando le atendieron a él y la ignoraron a ella. Eso era comportamiento de crío de preescolar, no de un adulto. A pesar de todo, parecían ser ellos los únicos clientes adultos, los demás eran una panda de críos estúpidos.

- Me parece descortés que no le cumplas los deseos a la joven -dijo en tono frío, apoyando ambos codos en la barra, con la mirada fija en el barman-. ¿No te enseñaron en tu casa a ser buena persona con la gente, y más, con las damas? -Qué majada él- Pero... pero... -balbuceó el barman, mientras Kael alzaba la mirada, furiosa- ¡TE DIJE... -Comenzó la frase, en un grito amenazador, volviendo a relajarse-... Que te trajeras la bebida a la joven! Hazlo, y de paso me traes el vodka a mí, a ver si sirves de algo. -Concluyó la frase, tajante, volviendo para girarse a la joven, mostrando una encandiladora sonrisa- La casa invita -dijo, mirando de reojo cómo el barman se volvía a asustado a buscar las bebidas.

por **Beca I. Kana-Basinas** Miér Jul 07, 2010 2:10 am

No, ella tampoco se había percatado demasiado de la presencia del chico al que había atendido el camarero en su lugar. Al menos no hasta que la defendió en su derecho de querer una simple cerveza en su turno y momento justo. Con la boca entreabierta del asombro que le produjo que un desconocido hiciera algo asi por ella se quedó observando y escuchando como el jóven alzaba la voz, la relajaba y taladraba al barman con la mirada, todo para rematar con una sonrisa escandiladora ne su dirección.
- Me tenía que haber traido las gafas de sol, madre -ella no era de las típicas chicas que se callaban y esocndían los pensamientos, por lo que ese comentario burlón no iba a ser una excepción. Aún algo sorprendida giró su taburete hacia el chico del sueter negro, con sus grandes y redondos ojos marrones miel fijados en los del chico, visión interrumpida cada tanto por los pestañeos de Beca. No se movió de su extraña postura hasta que el asustado camarero trajo las bebidas de ambos,y su único movimiento fue un lento movimiento de brazo y muñeca, lento movimiento que hizo que su boca se refescara instantáneamente cuando el líquido amarillento pasó a través de ella. Tratando de disimular el rono rojizo que se había instalado en sus mejillas se frotó un ojo ¿que porqué? Pues quien sabe, una manera de distraer la vista de la otra persona hacia un lugar diferente al que no quieres que vean, los mofletes en este caso
- Ehm... Gracias, supongo, ya era hora de que alguien pusiera a estos camareros en su sitio. Creen que por tener unas cuántas botellas de alcohol y el pdoer de hacer felices a muchos borrachos cuernudos pueden hacer lo que quieran. Chst, tontos todos, deberían pedir un mínimo de inteligencia para estos trabajos -con los mofletes levemente hinchados del cabreo, en un gesto bastante infantil, y la verguenza que le ocasionaba hablar con un desconocido, para colmo guapo por lo que había podido ver al girarse hacia él, volvió a darle otro trago a la cerveza. Que verguenza, que verguenza, la habían invitado a uan cerveza ¿ahora qué debía hacer?

por **Kael Q. Baker-Arnolth** Miér Jul 07, 2010 2:31 am

Su mirada seguía fija en el barman, que rápidamente trajo la cerveza de la chica y su vodka. Bien, al menos hacía algo bueno hasta ahora. Suspiró varias veces, dándole un corto trago a su vodka, saboreando el líquido transparente con cara de pocos amigos. Por el amor de Dios, esto es gasolina, pensó de mala gana, soltando el vodka y poniéndola en la barra, dirigiéndole una mirada de desaprobación al hombre que parecía entre molesto y asustado. ¿Lentes de sol? ¿Para qué? ¿Por sus dientes? Sí, el sabía que sus dientes molaban, no hacía falta que se lo recordaran.

- ¿Gafas de sol? -Preguntó, con la curiosidad a mil- No hay de qué, uno siempre tiene que ser así con las personas; y más con una dama. -Le dijo, mostrando la misma sonrisa de antes, sin tocar apenas su vodka- La inteligencia puede verse desde muchos ángulos y se aprecia de mil y un formas, no siempre tiene que ser ajuro una sola, que se muestre de un solo modo; hay más detrás de aquella palabra. -Comentó, cruzándose de brazos- Kael, un placer.

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