Kong Hans Kaelder [ZdR]
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Kael Q. Baker-Arnolth
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Kong Hans Kaelder [ZdR]
Este restaurante de una estrella Michelín afirma estar ubicado en el edificio más antiguo de Copenhague. Los entrantes incluyen foie gras y vieiras salteadas con champiñones silvestres, mientas que entre los platos principales destacan el rodaballo y otros mariscos frescos, así como un postre exclusivo de soufflé de chocolate. La comida se sirve en platos metálicos, en un encantador enclave histórico con un aire medieval gracias a sus arcos góticos de 500 años de antigüedad y sus suelos de madera.
Master- The Emperator
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Se sentía perfectamente luego de la noche que había vivido hace unas horas con Ellah. Le había quitado aquel absurdo miedo y ya no tendrían "inconvenientes en su relación". Llevaba bajo su brazo un par de libretas y su estómago rugía cada vez que daba un paso, hasta que encontró un local en donde podría tragar como le diera la gana.
El local se veía elegante, y el nombre le sonaba. Kong Hans Kaelder. Ahí era donde de vez en cuando llevaba a Ellah a comer y cuando tenía reuniones fastidiosas de trabajo. Se sube a la acera, abriendo con sumo cuidado la puerta y percibiendo el olor a comida danesa que invadía el aire. Eso lo que causó fue que su estómago rugiera más. Avanza hasta un mesero con cara de nazi que no puede con él y le pide una mesa. Luego de encontrar una a unos pasos atrás de él, se va sin decir gracias ni nada, sentándose tranquilamente y poniendo los cuadernos sobre la mesa.
El local se veía elegante, y el nombre le sonaba. Kong Hans Kaelder. Ahí era donde de vez en cuando llevaba a Ellah a comer y cuando tenía reuniones fastidiosas de trabajo. Se sube a la acera, abriendo con sumo cuidado la puerta y percibiendo el olor a comida danesa que invadía el aire. Eso lo que causó fue que su estómago rugiera más. Avanza hasta un mesero con cara de nazi que no puede con él y le pide una mesa. Luego de encontrar una a unos pasos atrás de él, se va sin decir gracias ni nada, sentándose tranquilamente y poniendo los cuadernos sobre la mesa.
Última edición por Joshua A. O'Keefe el Jue Mayo 13, 2010 2:03 am, editado 1 vez
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Menta, limón, coco, kiwi, melocotón...Sí. Por hoy estaría bien el de melón. Los recien estrenados hacen que el sonido a su paso se haga todo menos desapercibido. El brillo resbalo sobre sus labios en una rápida línea, intentando que no queden restos por fuera de la delineación de estos. Quizás se había pasado con el melón. Demasiado dulce. Echa el brazo hacia atrás en un rápido movimiento y el pequeño botecito de contenido transparente resbala entre sus dedos para impulsarse hacia atrás. Lo más posible es que le diera a alguien, por lo que rápidamente se introduce en el local donde había acordado su reunión.
Notaba como las cabezas se giraban a su paso. Era fácil no reconocerla. Esa melena rubia y ese aura natural que desprendía, tampoco pasaban desapercibidas, como sus zapatos, fíjate Sonrisa al camarero mientras se coloca las gafas para que sirvan de diadema. Y con un simple pestañeo ya tiene al camarero - jovencito la verdad, tenía un polvo porque no decirlo - comiendo de su mano. Esté la conduce a una de las mesas más escondidas. Vaya, parece que aún no ha llegado su motivo para estar allí. En fen. Le tocaría esperar. De momento un Vodka con limón no vendría nada mal.
Notaba como las cabezas se giraban a su paso. Era fácil no reconocerla. Esa melena rubia y ese aura natural que desprendía, tampoco pasaban desapercibidas, como sus zapatos, fíjate Sonrisa al camarero mientras se coloca las gafas para que sirvan de diadema. Y con un simple pestañeo ya tiene al camarero - jovencito la verdad, tenía un polvo porque no decirlo - comiendo de su mano. Esté la conduce a una de las mesas más escondidas. Vaya, parece que aún no ha llegado su motivo para estar allí. En fen. Le tocaría esperar. De momento un Vodka con limón no vendría nada mal.
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Comienza a escribir en un cuaderno vacío, llenándolo de sus pensamientos. Estaba concentrado, pero se detuvo al oír la voz del mimso mesonero que le recomendó la mesa. Traía una especie de hoja de cartón que lo más seguro es que fuera el menú. Sigue con la mirada fija en su cuaderno, mirándole de reojo y aceptando finalmente el menú. Mira concentrado los distintos platillos que tenía delante, y finalmente se decide a ordenar...
- Solamente quiero un Gravlax -pide, dirigiendo ahora su mirada hacia la zona de bebidas-. Y una cerveza. -Al ver que el mesonero termina de anotar todo, le devuelve el menú, volviéndose a concentrar en lo que escribía. Pero una joven rubia que hablaba, hace que su mirada vaya dirigida hacia ella. No era humana, de eso estaba seguro.
- Solamente quiero un Gravlax -pide, dirigiendo ahora su mirada hacia la zona de bebidas-. Y una cerveza. -Al ver que el mesonero termina de anotar todo, le devuelve el menú, volviéndose a concentrar en lo que escribía. Pero una joven rubia que hablaba, hace que su mirada vaya dirigida hacia ella. No era humana, de eso estaba seguro.
Última edición por Joshua A. O'Keefe el Jue Mayo 13, 2010 2:04 am, editado 1 vez
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Algo comoooo, sí, las vieiras por hoy estarían bien. Por lo menos mientras esperaba. Que a saber porque no había llegado nadie aún y ella estaba allí justo a la hora acordada. Hmmm...Quizás hubiera pasado algo. No, no sería eso, posiblemente se hubiera retrasado o quizás. No. Definitivamente, no. Piensa en positivo, Lux. No puede haberle pasado nada. Rasgó la superficie lisa del mantel de color crudo que intentaba proteger la mesa. Hasta que tuvo que esbozar otra brillante sonrisa al notar como el camarero estaba a un palmo de narices con el estúpido del camarero y su bebida. Le mantuvo la mirada durante un segundo y despues volvio a girarla hacia algo que le había llamado la atención.
Alguien la miraba. Y de una manera muy distinta a la normal. Sus sentidos se despiertan cuando sus ojos se azules se encuentran los del hombre en particular. Mierda. Es uno de ellos. Todos los poros de su cuerpo se cierran de repente. Mierda, posiblemente la habían seguido. Pero tampoco era posible, además ¿Nadie lo sabía, no? Era sumamente confidencial, incluso más de uno de los suyos no habían sido informados.
- Perdone. Me firma un autógrafo.- una niña de cabellos rojizos y con dos alegres coletitas se plantó frente a Lux esbozando una de sus mejores sonrisas.
- ¡Oh! ¡Claro, pequeña! ¿Cómo te llamas? -dulce, tierna, como debía aparentar, y una de sus creíbles sonrisas aparecen en su rostro. Estúpida niñata que le dificultaba la vista panoramica. Ya decía ella que en un sitio tan público no se debía quedar. No era correcto. Pero no.
Alguien la miraba. Y de una manera muy distinta a la normal. Sus sentidos se despiertan cuando sus ojos se azules se encuentran los del hombre en particular. Mierda. Es uno de ellos. Todos los poros de su cuerpo se cierran de repente. Mierda, posiblemente la habían seguido. Pero tampoco era posible, además ¿Nadie lo sabía, no? Era sumamente confidencial, incluso más de uno de los suyos no habían sido informados.
- Perdone. Me firma un autógrafo.- una niña de cabellos rojizos y con dos alegres coletitas se plantó frente a Lux esbozando una de sus mejores sonrisas.
- ¡Oh! ¡Claro, pequeña! ¿Cómo te llamas? -dulce, tierna, como debía aparentar, y una de sus creíbles sonrisas aparecen en su rostro. Estúpida niñata que le dificultaba la vista panoramica. Ya decía ella que en un sitio tan público no se debía quedar. No era correcto. Pero no.
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Comportamiento misterioso. Nada bueno. Se queda ahí, observando a la dulce niña que se le acercaba para pedirle un... ¿Autógrafo? ¡Vamos! ¿Es que tenía delante a la mismísima Reina de Inglaterra? Resopla, indignado por tal comportamiento de condesa que obviamente no tenía. Se queda observando aún a la rubia, sin articular una sola palabra, esperando a que hiciera algo malo. No debía entrometerse, pero su curiosidad era algo que no sabía controlar. Se inclina hacia delante, apoyando sus dos brazos en la mesa, e intentando descubrir algo en la mente de la rubia. Cerrada totalmente, ve tú a saber cómo lo hizo ¬______________________¬
Al observar que segundos después, la niña se va, procede a levantarse, dirigiéndose hacia la mesa en la que se encontraba la rubia misteriosa. Já, ni que fuera Catwoman para que la llamase así.
- ¿Comportamiento sospechoso, rubia? -Pregunta cual polizón, sentándose del otro lado de la mesa- Pocas veces se ve. ¿Qué has hecho? -Impertinente hasta decir basta. ¿Pero acaso importaba?
Al observar que segundos después, la niña se va, procede a levantarse, dirigiéndose hacia la mesa en la que se encontraba la rubia misteriosa. Já, ni que fuera Catwoman para que la llamase así.
- ¿Comportamiento sospechoso, rubia? -Pregunta cual polizón, sentándose del otro lado de la mesa- Pocas veces se ve. ¿Qué has hecho? -Impertinente hasta decir basta. ¿Pero acaso importaba?
Última edición por Joshua A. O'Keefe el Jue Mayo 13, 2010 2:04 am, editado 1 vez
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
- Anna. Me llamo Anna. - sonrisa mostrando todos sus horribles dientes, o más bien los pocos que quedan. Esto de la infancia. La niña lanza chirivitas de los ojos al estar frente a una de esas personas que salen tantas veces en la tele. Sí supiera delante de quien está posiblemente el brillo de sus ojos se debiera a algo parecido al terror o el miedo.
Sin borrar su pequeña sonrisa, y observando como el camarero le ha acercado el plato con las vieiras sigue firmando en la pequeña libretita forrada de estrellitas de la niña. La cierra en cuanto ha acabado y le alborota el pelo a la chiquilla graciosamente mientras observa como se marcha y vuelve a fijar su vista en un punto que parece que se ha trasladado. Perfecto. Abortemos la operación. Ágilmente, saca su móvil del bolsillo de su chaqueta de cuero y con tocar a unos simples botones bajo la mesa todos los planes para hoy se han cancelado y se han convertido en una velada solitaria. Posiblemente en busca de un relax que desde luego no había encontrado.
- A ti que diantres te importa, estú...Digo tú. ¿Alguien te ha dado permiso para sentarse aquí, o te crees el rey del mundo por ser un...? - recuerda, Luciella, recuerdalo. No lo desveles en ningún momento. Esboza una mueca de repugnancia mientras pincha una de las setas del plato. - Venir a un restaurante donde hay indeseables como tú. Eso he hecho. ¡Camarero!
Sin borrar su pequeña sonrisa, y observando como el camarero le ha acercado el plato con las vieiras sigue firmando en la pequeña libretita forrada de estrellitas de la niña. La cierra en cuanto ha acabado y le alborota el pelo a la chiquilla graciosamente mientras observa como se marcha y vuelve a fijar su vista en un punto que parece que se ha trasladado. Perfecto. Abortemos la operación. Ágilmente, saca su móvil del bolsillo de su chaqueta de cuero y con tocar a unos simples botones bajo la mesa todos los planes para hoy se han cancelado y se han convertido en una velada solitaria. Posiblemente en busca de un relax que desde luego no había encontrado.
- A ti que diantres te importa, estú...Digo tú. ¿Alguien te ha dado permiso para sentarse aquí, o te crees el rey del mundo por ser un...? - recuerda, Luciella, recuerdalo. No lo desveles en ningún momento. Esboza una mueca de repugnancia mientras pincha una de las setas del plato. - Venir a un restaurante donde hay indeseables como tú. Eso he hecho. ¡Camarero!
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Mira extrañado a la niña que sonreía y mostraba unos... Sus ojos no volverían a ser los mismos. Deja de mirarla, centrándose en lo que Catwoman (llamémosla así por los momentos). Vamos, que la tía tenía aires de grandeza que no pueden con ella. Desvía su mirada a su mesa, observando al desconcertado camarero que le llevaba su Gravlax. Mira cómo el torpe se va de nuevo a las cocinas, dejándole sin comer. Ya se encargaría de él más tarde. Escucha el casi "estúpido" que la rubia iba a decir hasta que le vio sentado al otro extremo de la mesa. ¿Y a ésta que le pasaba? Comprende la situación cuando casi le dice que era un Nyrace. Eso lo sabía, no hacía falta que se lo dijera.
- Nadie me ha dado permiso -reconoce, pintando una sonrisa en su joven cara-, pero si yo quiero me siento acá. ¿Qué te parece? -Responde en un tono de voz tajante; no se veía del todo simpática, y por mucho que quisiera leerle la mente no podía. Vuelve a desviar su mirada hacia su mesa. Nadie cerca. Tendría sanas y salvas sus cosas cuando volviera- ¿Que me creo un rey por ser un Laesnid? No, rubia, te equivocas -¿Indeseables? Es que esta era descarada y la palabra le quedaba corta- ¿Y por qué indeseable, cariño?
- Nadie me ha dado permiso -reconoce, pintando una sonrisa en su joven cara-, pero si yo quiero me siento acá. ¿Qué te parece? -Responde en un tono de voz tajante; no se veía del todo simpática, y por mucho que quisiera leerle la mente no podía. Vuelve a desviar su mirada hacia su mesa. Nadie cerca. Tendría sanas y salvas sus cosas cuando volviera- ¿Que me creo un rey por ser un Laesnid? No, rubia, te equivocas -¿Indeseables? Es que esta era descarada y la palabra le quedaba corta- ¿Y por qué indeseable, cariño?
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Perfecto. Había ido a topar con el puñetero Naytiri más imbécil que había en 25 km a la redonda. Toma aire pausadamente y lo deja salir de nuevo por la boca intentando calmarse así un poco, porque como salgan los sentimientos que estaba experimentando ahora mismo, se le iba a caer el pelo y ella no era de ese tipo de personas que llegaban a extremos tremendos. No. Ella sabía controlarse, había conseguido aprender a hacerlo.
- Bonitos modales te enseñaron en tu casa entonces - agarra el tenedor y pincha una de las setas llevandosela lentamente a la boca intentando saborear cada uno de los distintos aliños que lleva. Limón, sal, perejil y quiezá una pizca de tomillo. Excelente desde luego. - Pues si no te crees un rey por ser un estúpido Laesind, me dejas comer tranquila y tenemos la fiesta en paz querido. - vuelve a pinchar sobre su plato agarrando otra seta. - Un simple indeseable porque no eres hijo de Gaia. Otro sobre natural más en el mundo. A saber si a la gente le gustaría saber que te introduces en sus secretos más oscuros.
- Bonitos modales te enseñaron en tu casa entonces - agarra el tenedor y pincha una de las setas llevandosela lentamente a la boca intentando saborear cada uno de los distintos aliños que lleva. Limón, sal, perejil y quiezá una pizca de tomillo. Excelente desde luego. - Pues si no te crees un rey por ser un estúpido Laesind, me dejas comer tranquila y tenemos la fiesta en paz querido. - vuelve a pinchar sobre su plato agarrando otra seta. - Un simple indeseable porque no eres hijo de Gaia. Otro sobre natural más en el mundo. A saber si a la gente le gustaría saber que te introduces en sus secretos más oscuros.
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
- Qué maja Catwoman -piensa divertido, oyendo los débiles insultos que la rubia le daba. ¿Es que creía que esos simples insultos le harían molestarse? ¡Al contrario! Si molestarla en esos momentos -y por haber insultado a los de su raza- era lo que más quería en esos momentos. Mira el tenedor que tiene en la mano la rubia, jurando que le iba a clavar el utensilio en una de sus manos. Está atento por si a las, pero cuando observa que incrusta el tenedor en una seta, baja la guardia.
- Sí, de las mejores -responde tajante-. No te voy a dejar en paz, cariño, es que creo que ocultas algo y como, lamentablemente no puedo leerte la mente, tengo que buscar otros modos de entrometerme . Quien sabe si eres terrorista y planeas algo malo. ¡No, no, no! Es mejor tenerte vigilada -¿Terrorista? Sí, claro, sobretodo sería una terrorista la rubia tonta. Mira directamente a la cara de la mujer, ¿la conocía por televishón? Ah, que era esta tía de pop que pasaba MTV todos los días .__. Y que tan mal le caía, por cierto.
- Ya decía yo que tu cara me sonaba -ya no hacía falta que le preguntara su nombre-. Eres la tal Luciella Von Gobski. Te he visto varias veces en la televisión. -Y que lamentaba con toda su alma- ¿Me odias por no ser un hijo de Gaia? Bah, tonterías. Esos son ustedes que no tienen nada mejor que hacer -espeta con toda la molestia del mundo. Sabía que la religión de ellos era venerar a una sola cosa: y era a la Naturaleza. A Gaia-. Yo no me meto en la mente de las personas... la mayoría de las veces... así que me parece muy mal que pienses que me entrometo en la vida de los demás. -Le molestaba que le dijeran eso. Y en verdad le molestaba mucho.
- Sí, de las mejores -responde tajante-. No te voy a dejar en paz, cariño, es que creo que ocultas algo y como, lamentablemente no puedo leerte la mente, tengo que buscar otros modos de entrometerme . Quien sabe si eres terrorista y planeas algo malo. ¡No, no, no! Es mejor tenerte vigilada -¿Terrorista? Sí, claro, sobretodo sería una terrorista la rubia tonta. Mira directamente a la cara de la mujer, ¿la conocía por televishón? Ah, que era esta tía de pop que pasaba MTV todos los días .__. Y que tan mal le caía, por cierto.
- Ya decía yo que tu cara me sonaba -ya no hacía falta que le preguntara su nombre-. Eres la tal Luciella Von Gobski. Te he visto varias veces en la televisión. -Y que lamentaba con toda su alma- ¿Me odias por no ser un hijo de Gaia? Bah, tonterías. Esos son ustedes que no tienen nada mejor que hacer -espeta con toda la molestia del mundo. Sabía que la religión de ellos era venerar a una sola cosa: y era a la Naturaleza. A Gaia-. Yo no me meto en la mente de las personas... la mayoría de las veces... así que me parece muy mal que pienses que me entrometo en la vida de los demás. -Le molestaba que le dijeran eso. Y en verdad le molestaba mucho.
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Oh. Maravilloso, hoy no iba a comer sola. En fin. No iba a poder echar al estúpido de turno asi que lo mejor iba a ser hacerse a la idea y no joderla de una a otra. La cosa iba a estar díficil, pero tampoco es que fuera imposible. Se encoge de hombros ante la idea de que haya ido alli algo malo y esboza una de sus más angelicales sonrisas. Esas que tan bien ensayadas tenía. ¿Ella? ¿Algo malo? ¿Un atentado? Por favor. Sí tramaba algo, lo tramaba peor, no un simple atentado. ¿Por quien la tomabamos?
- Omps. Bueno. Pues vigilame. Aunque dudo que puedas ver algo más de como me como las otras. Por cierto. ¿Quieres? Prometo que estas no estan envenenadas - eso, eso. Ganatelo y luego cuando menos se lo espere. ¡Pim! Tenedor en el ojo. No puede evitar otra sonrisa de superioridad cuando el chavalote le dice que la conoce. Para no conocerla, vaya. Los estúpidos esos de los canales músicales la tenían enchufada todas las santas horas.
- La misma. ¿Si te doy un autógrafo para tu novia te piras? A lo mejor a la muchacha le hace ilusión y todo. - pero el buen carácter que había intentado tener se había ido al garete en cuanto escuchó la mención a su razón de vida. Notó como comenzaba a morderse el labio inferior y como sus puños se cerraban un poco más fuerte. - Sí esta noche quieres volver a tu casa, te aconsejo que ni se te ocurra volver a hablar de nosotros. - y con estas palabras, y dando por una simple estupidez las ultimas que el estúpido había dicho se introdujo otra seta en la boca.
- Omps. Bueno. Pues vigilame. Aunque dudo que puedas ver algo más de como me como las otras. Por cierto. ¿Quieres? Prometo que estas no estan envenenadas - eso, eso. Ganatelo y luego cuando menos se lo espere. ¡Pim! Tenedor en el ojo. No puede evitar otra sonrisa de superioridad cuando el chavalote le dice que la conoce. Para no conocerla, vaya. Los estúpidos esos de los canales músicales la tenían enchufada todas las santas horas.
- La misma. ¿Si te doy un autógrafo para tu novia te piras? A lo mejor a la muchacha le hace ilusión y todo. - pero el buen carácter que había intentado tener se había ido al garete en cuanto escuchó la mención a su razón de vida. Notó como comenzaba a morderse el labio inferior y como sus puños se cerraban un poco más fuerte. - Sí esta noche quieres volver a tu casa, te aconsejo que ni se te ocurra volver a hablar de nosotros. - y con estas palabras, y dando por una simple estupidez las ultimas que el estúpido había dicho se introdujo otra seta en la boca.
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Mira con una ceja arqueada a Luciella. Era mejor mirarla desde el televisor, ya que en persona... ¬¬" La mira detenidamente, oyendo sin poder creerse la sarta de tonterías que decia. Pobrecita, no debió comer mucha turcha cuando era pequeña. Vuelve a intentar meterse en la mente de la chica, esperando que a la final le sirviera su cochino poder cotilla. Y al observar que las puertas de metal (sí, porque eso parecía la mente de pescado que tiene ¬¬) de Luciella se abren, goza de gran cantidad de pensamientos impuros e_e
- No, gracias. No me gustan -espeta, en un tono seco, oyendo las otras tonterías que soltaba-. A Ellah no le gustas. Es más: te odia -le había dado en la parte baja e_______e- Dime, rubia de bote. ¿Por qué tan sospechosa? ¿Has matado a alguien en el camino? Por cierto; Joshua O'Keefe. Pero O'Keefe para ti.
- No, gracias. No me gustan -espeta, en un tono seco, oyendo las otras tonterías que soltaba-. A Ellah no le gustas. Es más: te odia -le había dado en la parte baja e_______e- Dime, rubia de bote. ¿Por qué tan sospechosa? ¿Has matado a alguien en el camino? Por cierto; Joshua O'Keefe. Pero O'Keefe para ti.
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Tsk. No quería setas. Pues todas para ella, ya ves tú que problema. Se espolsa la falda intentando quitarse de nuevo el posible polvo que tuviera - no iba a permitirse mancharse en estos momentos- y observa como en su plato queda ya mas bien poco. Mmm...Y tampoco le apetecian mucho las vieiras. Digamos que no le gustaba comer nada que hubiera tenido vida propia anteriormente. A no ser que le sirvieran unos cuantos Naytiri con un poco de salsa de yogur. Seguro que no estaban del todo malos. Rico en proteinas, vamos que sí.
- De bote nada. Natural como la vida misma, querido. - sonríe ante el comentario de que a una tal Ellah no le gustaba. Mpf. Pues bueno. Ella en ningun momento había pedido gustarle a nadie. Pero un enemiga más para la lista tampoco venía de todo mal. Ellah. Sí. Sería un medio fácil de volver a localizar al tipejo indeseable por si...¿Quién sabe? No habían descubierto nada nuevo desde hacia mucho por lo que un sujeto con él que experimentar no venia nada mal. - Y no. No he matado a nadie...Todavía. Porque parece que me están dejando en bandeja una víctima fácil. ¡Camarero! El segundo por favor - con un simple pestañeo ya tenía al camarero de nuevo chocandose contra todos los obstacúlos posibles.- ¿Acaso ya no puede venir una chica normal a comer?
- De bote nada. Natural como la vida misma, querido. - sonríe ante el comentario de que a una tal Ellah no le gustaba. Mpf. Pues bueno. Ella en ningun momento había pedido gustarle a nadie. Pero un enemiga más para la lista tampoco venía de todo mal. Ellah. Sí. Sería un medio fácil de volver a localizar al tipejo indeseable por si...¿Quién sabe? No habían descubierto nada nuevo desde hacia mucho por lo que un sujeto con él que experimentar no venia nada mal. - Y no. No he matado a nadie...Todavía. Porque parece que me están dejando en bandeja una víctima fácil. ¡Camarero! El segundo por favor - con un simple pestañeo ya tenía al camarero de nuevo chocandose contra todos los obstacúlos posibles.- ¿Acaso ya no puede venir una chica normal a comer?
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
- Sólo bromeaba -Musita, apoyando ambas manos en la mesa. A Luciella poco le importaba lo que Ellah pensara de ella, y eso le hacía ver que la cantante era de todo menos fácil de molestar. Sonríe satisfecho, bebiendo de un vaso de agua que estaba en aquella mesa por arte de magia-. Me parece admirable que no te molestes por eso -exclama, ensanchando más su sonrisa. Pero inmediatamente la borra, oyendo lo de asesinar a alguien. Vale, que la tía estaba loca-. Muy graciosa, Von Gobski -dice, con las palabras vacías de sentimiento-. Disculpe -llama al camarero, con un tono de voz formal-, ¿me podría traer un jugo de mora? -Ja, si supiera la pobre tía que iba a pagar la cuenta de él también.
Kael Q. Baker-Arnolth- Grand
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Chasqueó la lengua dejando obviar su aguante. La habían educado para se lo más paciente posible. Aunque su carácter hiciera que esto reduciera más de una vez. Y ahora mismo estaba contandola con cuentagotas. Bien. Una ensalada de pasta con caviar. Sería perfecto para calmarse un poco. Pincho un trozo de zanahoria y se lo llevó a la boca masticandolo con delicadeza. Como si le fuera la vida en ello, vamos.
- ¿Piensas quedarte aquí todo el día? Ya has visto que no voy a hacer nada, así que creo que te puedes marchar tranquilo. - juraría que no había podido entrar por completo en su mente. Sería muy díficil que hubiera conseguido encontrar ese pensamiento que era el que le había hecho llegar a este ese lugar para comer con ese "alguien" en especial. Duros entrenamientos para intentar imunizarte al poder de los Laesind.
- ¿Piensas quedarte aquí todo el día? Ya has visto que no voy a hacer nada, así que creo que te puedes marchar tranquilo. - juraría que no había podido entrar por completo en su mente. Sería muy díficil que hubiera conseguido encontrar ese pensamiento que era el que le había hecho llegar a este ese lugar para comer con ese "alguien" en especial. Duros entrenamientos para intentar imunizarte al poder de los Laesind.
Luciella M. Von Gobski- Soldado
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Aquella vez no estaba allí por capricho, ni descanso, ni nada parecido. Estaba esperando a uno de sus contactos para que le pasara información sobre su próximo trabajillo, y no podía haber escogido un sitio más finolis el tío. Por ello, Erik había tenido que cambiar su habitual ropa cómoda y su chupa de cuero por traje de etiqueta de color negro que, todo hay que decirlo, le quedaba divinamente bien. Esperó en la puerta como buen chico a que le indicaran la mesa en la que tenía que sentarse, revolviéndose un poco el pelo aún húmedo por la ducha que había tomado con una mano. Cuando se sentó en su silla se acomodó lo más confortable y a la vez pijamente que supo, pero él no era muy de guardar las apariencias en esos momentos. Sin embargo, consiguió parecer medianamente decente.
John A. Miller- Teniente
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Las puertas del lujoso restaurante se abrieron y una mujer entró por ellas ataviada con un vestido blanco ajustado, unos tacones de escándalo y una pamela del mismo color que le cubría medio rostro. Su cabello estaba hábilmente recogido con un tocado discreto y sus labios brillaron en un tono carmesí cuando se movieron para pedir mesa. Caminaba moviendo las caderas de un lado para otro y mantenía las manos en alto como si no quisiera mancharse con nada. Realmente daba el pego.
Pero la realidad estaba mucho más lejos que lo que aparentaba pues tras esa fachada de señora adinerada se escondía la desordenada y dejada Ce-L. Entonces ¿Qué hacía allí vestida de aquella manera? Bien, la respuesta era de lo más sencilla. La joven supuestamente trabajaba media jornada en una tienda de informática, vivía en un barrio de mala muerte y apenas tenía para invitar a alguien a una copa. Al menos hipotéticamente, pues en realidad tenía mucho más dinero de lo que parecía, fruto de todos sus engaños y robos. Así pues tenía que disfrazarse cuando iba a lugares así, impidiendo de esta forma ser reconocida por alguien.
Cuando el maître le señaló su mesa, se sentó con delicadeza y abrió el menú delante de ella mientras hacía ver que elegía algo, ya que poco le importaba la comida.
Pero la realidad estaba mucho más lejos que lo que aparentaba pues tras esa fachada de señora adinerada se escondía la desordenada y dejada Ce-L. Entonces ¿Qué hacía allí vestida de aquella manera? Bien, la respuesta era de lo más sencilla. La joven supuestamente trabajaba media jornada en una tienda de informática, vivía en un barrio de mala muerte y apenas tenía para invitar a alguien a una copa. Al menos hipotéticamente, pues en realidad tenía mucho más dinero de lo que parecía, fruto de todos sus engaños y robos. Así pues tenía que disfrazarse cuando iba a lugares así, impidiendo de esta forma ser reconocida por alguien.
Cuando el maître le señaló su mesa, se sentó con delicadeza y abrió el menú delante de ella mientras hacía ver que elegía algo, ya que poco le importaba la comida.
Ce-L- Chapardeur
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Cada segundo que pasaba se le hacía eterno y cada poco miraba el reloj, esperando ver que las manecillas se acercaban a la hora escogida. Pero no lo hacían. Avanzaban de forma tan perezosa que Erik podría morirse allí mismo y no habría llegado el momento. Si para algunas cosas era el hombre más paciente sobre la faz de la Tierra, para otras era incapaz de aguantar. Y las reuniones eran unas de esas cosas que lo ponían impaciente. Pero, además, lo que más le fastidiaba era lo poco puntual que era la gente. ¿No podía el tío llegar a su hora? No, tenía que mandarle un maldito mensaje para decirle que llegaría un rato más tarde. Y Erik llevaba media hora esperando.
Con una mano sobre la mesa, comenzó a tamborilear con los dedos de cortas uñas, girando la cabeza para ver si el corpulento hombre entraba de una vez por todas en el lujoso local. Una vibración en su bolsillo que no presagiaba nada bueno hizo que el chico diera un respingo, pues se había quedado algo embobado mirando los dibujos del tablero de madera. Con una mano sacó el móvil, pero, antes de mirarlo, cerró los ojos y respiró profundamente. Mejor prepararse o podría montar la de Dios.
<<No puedo ir>>.
Ahí estaban, las palabras que había estado esperando. Ya podía haberle avisado antes el muy imbécil. Encajando la mandíbula, volvió a guardar el aparato e intentó contenerse. Sin éxito.
-¡Maldito seas! -exclamó a medio volumen, de manera que sólo le oyeron los que estaban sentados cerca suya. La mayoría de las personas lo miraron con sorpresa, otros con escándalo. Erik les dirigió una mirada envenenada y volvieron a lo suyo.
Con una mano sobre la mesa, comenzó a tamborilear con los dedos de cortas uñas, girando la cabeza para ver si el corpulento hombre entraba de una vez por todas en el lujoso local. Una vibración en su bolsillo que no presagiaba nada bueno hizo que el chico diera un respingo, pues se había quedado algo embobado mirando los dibujos del tablero de madera. Con una mano sacó el móvil, pero, antes de mirarlo, cerró los ojos y respiró profundamente. Mejor prepararse o podría montar la de Dios.
<<No puedo ir>>.
Ahí estaban, las palabras que había estado esperando. Ya podía haberle avisado antes el muy imbécil. Encajando la mandíbula, volvió a guardar el aparato e intentó contenerse. Sin éxito.
-¡Maldito seas! -exclamó a medio volumen, de manera que sólo le oyeron los que estaban sentados cerca suya. La mayoría de las personas lo miraron con sorpresa, otros con escándalo. Erik les dirigió una mirada envenenada y volvieron a lo suyo.
John A. Miller- Teniente
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Detrás de la carta del menú, sus ojos viajaban por el restaurante evaluándolo. Era muy lujoso, techo bajo con arcos, blanco, mesas redondas elegantemente decoradas y camareros vestidos de pingüino que se paseaban por la sala con la bandeja en alto haciendo malabares. En resumidas cuentas, un lugar al que nunca iría Ce-L . Pero en cambio, allí se encontraba, y no paraba de preguntarse porque narices había ido. Acabo por diciéndose a sí misma que por probar no pasaba nada.
De repente, a su izquierda, un muchacho bastante atractivo exclamó algo en voz alta que llamó la atención de la hacker. Su mirada se cruzó con la de él cuando se giró para asegurarse si le había oído alguien. De inmediato quiso jugar a adivinar lo que le había ocurrido y su mente empezó a trabajar con rapidez como si se tratara de una máquina. Definitivamente, estaba claro que alguien le había dicho que no podía ir. El muchacho estaba en una mesa para dos y todavía no le habían servido, por lo que supuso que les había dicho que esperaran a que llegara su acompañante. Además, llevaba un rato ojeando el reloj y repiqueteando en la mesa con los dedos impacientemente.
Ce-L quiso comprobar sus deducciones.
—Yo también odio que me dejen plantada —le dijo girándose hacia él con una mirada seria.
FdR: esto de disculparme por mi tardanza está empezando a ser algo corriente y no me gusta nada... Lo siento mucho >.< Intentaré responder con más frecuencia... pero ya sabes, en verano se pasa poco por casa...
De repente, a su izquierda, un muchacho bastante atractivo exclamó algo en voz alta que llamó la atención de la hacker. Su mirada se cruzó con la de él cuando se giró para asegurarse si le había oído alguien. De inmediato quiso jugar a adivinar lo que le había ocurrido y su mente empezó a trabajar con rapidez como si se tratara de una máquina. Definitivamente, estaba claro que alguien le había dicho que no podía ir. El muchacho estaba en una mesa para dos y todavía no le habían servido, por lo que supuso que les había dicho que esperaran a que llegara su acompañante. Además, llevaba un rato ojeando el reloj y repiqueteando en la mesa con los dedos impacientemente.
Ce-L quiso comprobar sus deducciones.
—Yo también odio que me dejen plantada —le dijo girándose hacia él con una mirada seria.
FdR: esto de disculparme por mi tardanza está empezando a ser algo corriente y no me gusta nada... Lo siento mucho >.< Intentaré responder con más frecuencia... pero ya sabes, en verano se pasa poco por casa...
Última edición por Ce-L el Miér Jun 23, 2010 4:06 pm, editado 1 vez
Ce-L- Chapardeur
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Apretó los dientes, evitando así soltar más improperios y que lo echaran del lugar. La próxima vez que se encontrara con el hombre más le valía tener una buena excusa, porque la posición de Erik le permitía ciertos lujos como, por ejemplo, amenazarlo con echarlo a la calle o con darle una paliza. Que no lo haría, porque tampoco era para tanto, pero odiaba que lo dejaran en la estacada. Era de muy mala educación. Además, ¿a quién se le ocurría hacérselo a él, que con una simple llamada lo echaba del grupo? Sí, el tipo lo había pillado de mal humor, ¿algún problema? Esperaba que no, porque en la vieja escuela le había enseñado a solucionarlos a golpes. Aunque Erik solía ser más pacífico.
Echándose hacia atrás en el asiento, se repatingó todo lo posible. Que le dijeran algo si querían, no le importaba, pero ya conocía al jefe del local y esperaba que se acordara de su cara para evitar malentendidos. Una voz femenina se dirigió a él, y Erik giró la cabeza para ver quién narices osaba molestarlo ahora. Sí, cuando se cabreaba tenía el ego muy subidito y se creía intocable.
-¿Te doy un pin? -preguntó, con sus ojos verdes brillando con malicia y rabia. Tras una última mirada a la chica pija que le había hablado -seguramente quería algo con él y por éso lo hacía-, miró a la mesa de madera y esperó a que se dignaran a traerle la carta o a atenderlo. Porque estaba de tan mal humor que no vio que la tenía delante.
No pasa nada ^-^
Echándose hacia atrás en el asiento, se repatingó todo lo posible. Que le dijeran algo si querían, no le importaba, pero ya conocía al jefe del local y esperaba que se acordara de su cara para evitar malentendidos. Una voz femenina se dirigió a él, y Erik giró la cabeza para ver quién narices osaba molestarlo ahora. Sí, cuando se cabreaba tenía el ego muy subidito y se creía intocable.
-¿Te doy un pin? -preguntó, con sus ojos verdes brillando con malicia y rabia. Tras una última mirada a la chica pija que le había hablado -seguramente quería algo con él y por éso lo hacía-, miró a la mesa de madera y esperó a que se dignaran a traerle la carta o a atenderlo. Porque estaba de tan mal humor que no vio que la tenía delante.
No pasa nada ^-^
John A. Miller- Teniente
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
La respuesta del chico le desconcertó, no sólo porque nunca nadie le había dicho eso, si no porque le hizo ver que le acababa de hablar a un completo desconocido, cosa que jamás hacía. Se preguntó si Copenhague le estaba cambiando haciéndola más social. Por otra parte, sabía también que iba vestida de una manera totalmente diferente a su estilo pero en aquel lugar no destacaba en absoluto, así que no entendía como podía alguien dirigirse a ella de esa manera ¿Acaso esa persona no frecuentaba esos lugares y no conocía el protocolo?
—¿Perdona? —le contestó ella poniendo un acento refinado que le había oído decir a algunas pijas mientras levantaba una ceja, representando su papel lo mejor que podía. Acabó rematándolo con un movimiento de cabeza para desviar la mirada del chico— ¡Oh! Lo que hay que ver…
Se dijo, preocupada, que quizás lo había exagerado. Pero tampoco pasaba nada, había algunas que eran peor que ella. De reojo, siguió observándolo, algo no cuadraba en todo aquello.
—¿Perdona? —le contestó ella poniendo un acento refinado que le había oído decir a algunas pijas mientras levantaba una ceja, representando su papel lo mejor que podía. Acabó rematándolo con un movimiento de cabeza para desviar la mirada del chico— ¡Oh! Lo que hay que ver…
Se dijo, preocupada, que quizás lo había exagerado. Pero tampoco pasaba nada, había algunas que eran peor que ella. De reojo, siguió observándolo, algo no cuadraba en todo aquello.
Ce-L- Chapardeur
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Rodó los ojos cuando escuchó la pregunta. Odiaba el dichoso acento de los que se creían mejores por tener pasta. Él la tenía, y no por ello marcaba tanto las palabras de esa forma tan horrible. Cuando decidió ver que tenía la carta frente a sus narices, la cogió de modo brusco y malhumorado, abriéndola y poniéndose delante de la cara para evitar así tener que mirar a la chica y que ésta lo viera. No le daría ese gusto. Menudos nombres le ponían a la comida. Ininteligibles. Tras suspirar de cansancio y rabia mal contenida, dejó el papel plastificado contra la mesa y se giró hacia la muchacha.
-¡Pues no mires! -le replicó, poniendo los ojos en blanco y volviendo a lo suyo. Cuando llegó el camarero le dijo que le trajera lo que le viniera en gana, que no pillaba -ni quería- la maldita carta. Cuando éste se fue, indignado pero servicial, Erik volvió a escurrirse en la silla hasta quedar en una posición más cómoda.
-¡Pues no mires! -le replicó, poniendo los ojos en blanco y volviendo a lo suyo. Cuando llegó el camarero le dijo que le trajera lo que le viniera en gana, que no pillaba -ni quería- la maldita carta. Cuando éste se fue, indignado pero servicial, Erik volvió a escurrirse en la silla hasta quedar en una posición más cómoda.
John A. Miller- Teniente
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Aquello ya la irritó de verdad y estuvo a punto de cometer una imprudencia como levantarse y quitarse toda aquella ropa horrible o tirarle el agua de su vaso. Pero, por supuesto, su razón se interpuso ante sus instintos y se detuvo chasqueando los dedos para llamar al camarero y pedir ella también lo primero que vio en el menú. Menudo carácter tenía el señorito.
Empezaba a sentirse muy incómoda, encerrada en aquel vestido apretado que se le subía cada dos por tres y esos tacones que deseaba quitarse. Ojeó a su alrededor y no vio a nadie que pareciese estar en su misma posición, todos estaban comiendo en parejas silenciosamente, intercambiando falsas sonrisas y sirviendo vino a sus acompañantes en un intento de ser educados. Nada comparado a ella o al muchacho que se sentaba a su lado.
De repente, su angustia fue tal, que no pudo aguantarlo más y se quitó los zapatos con los pies para coger unos de recambio que tenía en el bolso y ponérselos. Éstos ya eran de su estilo, planos, negros y, sobre todo, sencillos. También se quitó la pamela y se deshizo el recogido que le estaba apretando la cabeza para dejar que le cayeran los mechones como una cascada.
Empezaba a sentirse muy incómoda, encerrada en aquel vestido apretado que se le subía cada dos por tres y esos tacones que deseaba quitarse. Ojeó a su alrededor y no vio a nadie que pareciese estar en su misma posición, todos estaban comiendo en parejas silenciosamente, intercambiando falsas sonrisas y sirviendo vino a sus acompañantes en un intento de ser educados. Nada comparado a ella o al muchacho que se sentaba a su lado.
De repente, su angustia fue tal, que no pudo aguantarlo más y se quitó los zapatos con los pies para coger unos de recambio que tenía en el bolso y ponérselos. Éstos ya eran de su estilo, planos, negros y, sobre todo, sencillos. También se quitó la pamela y se deshizo el recogido que le estaba apretando la cabeza para dejar que le cayeran los mechones como una cascada.
Ce-L- Chapardeur
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Mientras Erik esperaba a que le trajeran la dichosa comida, siguió lanzándole miradas por el rabillo del ojo a la chica. Maldita fuera, ahora no podría quitarse el mal humor de encima en unas cuantas horas. Así que se dijo, de una manera un tanto retorcida, que por qué no tocar un poco más las narices. Ella lo cabreaba más de lo que estaba, él la incordiaba. Le parecía un intercambio justo. Así que sin más, mientras la muchacha se quitaba la pamela tan cantosa que llevaba y los tacones, él se dejó caer en la silla de en frente. Una de sus cejas rubias se alzó, como incitándola a que lo echara. Pobre de ella si lo hacía, a Erik todavía le quedaba mucho genio que sacar.
Sin dirigirle una sóla palabra, agitó la mano en dirección a su altanero camarero para que le sirviera en su nuevo sitio. Ahí estaba la comida típica del Homo Finolis. Plato enorme, escasa comida y precio telescópico. Sin muchas ganas, cogió el tenedor y le probó la comida. Pasable.
Caca post >.<
Sin dirigirle una sóla palabra, agitó la mano en dirección a su altanero camarero para que le sirviera en su nuevo sitio. Ahí estaba la comida típica del Homo Finolis. Plato enorme, escasa comida y precio telescópico. Sin muchas ganas, cogió el tenedor y le probó la comida. Pasable.
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John A. Miller- Teniente
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Re: Kong Hans Kaelder [ZdR]
Cuando el chico se sentó delante de ella, se quedaron ambos en silencio por unos segundos, evaluándose mutuamente. El gesto había pasado totalmente desapercibido para la hacker, quien se quedó bastante sorprendida mirándolo de hito en hito. Menudo joven más imprevisible. Seguramente se trataba de uno de esos alocados inmaduros que se iban con la cabeza tan alta que las cervicales se les resistían durante años, creyéndose el mejor y más guay del barrio. Le dio tanto hastío que no pudo evitar poner cara de repulsión, lo que le marcó más su faceta de ricachona.
—¿Se puede saber qué haces? —le preguntó haciendo una mueca con el labio— Creía que no querías que te hablara.
Puso el codo sobre la mesa y apoyó la barbilla en el reverso de su mano, muy refinada, hasta que el camarero le sirvió la comida. Observó la diminuta comida servida en un plato cuadrado enorme y se preguntó qué narices era aquello y dónde estaban los raviolis que creía haber pedido.
—¿Se puede saber qué haces? —le preguntó haciendo una mueca con el labio— Creía que no querías que te hablara.
Puso el codo sobre la mesa y apoyó la barbilla en el reverso de su mano, muy refinada, hasta que el camarero le sirvió la comida. Observó la diminuta comida servida en un plato cuadrado enorme y se preguntó qué narices era aquello y dónde estaban los raviolis que creía haber pedido.
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